Capriles Radonsky no tardó mucho en anunciar su decisión de postularse a la gobernación de Miranda. Conoce muy bien su pozo y los caimanes que lo acompañan. Si se mantiene al margen, si deja de ejercer el poder político en cualquiera de sus ámbitos, si renuncia a disponer de una fuerte nómina y a la posibilidad de contar con una gran caja chica, su liderazgo mediático se va a desvanecer rápidamente. Así piensan ellos. Por eso, antes de convertirse en un ánima en pena, prefirió asumir el riesgo. Además de haber perdido el 7-O en la entidad federal que había gobernado, él sabe que todos los dirigentes de la MUD, en todo el país, incluyendo a sus compañeros de Primero Justicia, ansían verlo derrotado, lo que no se sabe es si harán lo necesario para que esto ocurra o si no harán lo necesario para que esto no ocurra. Tanto Julio Borges, como Antonio Ledezma, y no pare Ud. de contar, se han ido preparando para tomar su turno al bate presidencial. Y preguntan: ¿si ya se ponchó Capriles, porqué va a seguir bateando?. Sin embargo, el excandidato nacional apuesta a su reciente posicionamiento mediático y aspira a que el Chávez Portaviones, luego de su triunfo inobjetable, no lo vuelva a ponchar, ahora en su estado.
Por su parte, a Elías Jaua, al igual que a todos los candidatos a gobernadores que ha postulado Chávez, le corresponde tratar de cohesionar esa base social de apoyo con la cual cuenta el Presidente. Si lo logra tendrá amplias probabilidades de ganar, más si se toma en cuenta que la abstención va a incrementarse el 16-D (en relación al 7-O) y que el antichavismo (social) aun sufre la resaca de la tan reciente derrota.
Claro que Elías no solo es un candidato de Chávez. Ha sido su mano derecha durante algunos años. Para muchos, él ha sido una extensión del comandante, el encargado de atender las innumerables contingencias, de coordinar las acciones de los ministros en momentos de dificultades Su lealtad es un valor que para nosotros los venezolanos tiene mucho peso.
Para Jaua no debe ser complicado lograr que todos los factores revolucionarios, partidos y colectivos, lo acompañen. Él sabe que además de articular con los jerarcas de dichos factores, la clave está en profundizar y llegar hasta sus bases. A diferencia de Capriles, Elías no tiene enemigos internos que sean capaces de moverle el piso.
Ambos comandos deben estar organizando sus agendas de recorridos, actos, ruedas de prensa y, sobre todo, sacando cuentas. Ya habrán analizado nuevamente lo que ocurrió en 2004 y la factibilidad de que se repita: Chávez ganó en agosto de ese año el referendo con fines revocatorios con el 50,9% en Miranda. Tres meses más tarde, Diosdado Cabello ganó la gobernación con el 51,87%. En el R.R. la abstención alcanzó el 28,39% y en las regionales, 54,16%: se incrementó un 25,77%.
Dudamos que el nivel de abstencionistas se eleve tanto, porque los pisos de ambas tendencias polarizadas han ido subiendo y endureciéndose con los años. De lo que no dudamos es que el resultado de La Batalla de Miranda va a trascender el ámbito estadal y temporal: si gana Capriles se repotenciará, por ahora, su aspiración de ser líder nacional del antichavismo; pero, si gana el sociólogo mirandino, Elías Jaua, luego de su experiencia al frente de la República, desarrollará la acción del gobierno nacional en esta entidad federal, mientras que en el petit comité de la M.U.D., o su equivalente, se armará una sampablera extraordinaria y comenzará una extensa y cruenta lucha intestina para ver quién será su próximo bateador.
@luissalvadorfeo