Maracaibo es una ciudad caótica que parece acostumbrada a la suciedad y el desorden. Los secuestradores de la “zulianidad” la desgobiernan sin piedad. No existe sentido del municipio, no se nos consulta ni menos se nos escucha. El ayuntamiento es una ausencia escandalosa. Ni siquiera se sabe cuál es el modelo urbano que tienen en mente los inquilinos de la Alcaldía.
¿Es que acaso esta terrible cotidianidad nos mutilará el derecho a soñar una mejor ciudad?
Nosotros no renunciaremos a soñar una Maracaibo diferente.
Soñamos una ciudad hermanada al Lago, que se reencuentra con sus raíces originarias y se recrea desde el alma bondadosa de nuestro pueblo.
Soñamos a Maracaibo culta y humanizada, digna heredera de la sapiencia baraltiana que la hace ciudad universal.
No nos resignamos al desorden vial y al vergonzoso transporte “público” privatizado que ofende la humanidad de quienes lo padecemos.
Soñamos una movilidad ciudadana acorde con las tecnologías vigentes y el respeto por nuestra gente.
Esa ciudad limpia, ordenada, segura, productiva, ecológica, humanista, que soñamos, sólo será posible a partir de la participación consciente de la ciudadanía; no hay mesianismo politiquero que sustituya la fuerza transformadora del pueblo.
Por eso el esquema actual de gestión en la ciudad es el peor de todos, el de la demagogia populista, la mediocridad, la dilapidación del erario, la falta de ideas y creatividad para aportar soluciones serias al sin fin de problemas que enfrentamos.
El evento electoral que nos convoca a expresarnos en paz el próximo 8 de Diciembre -conquista genuina de la democracia bolivariana- es la oportunidad para comenzar un rescate de la Maracaibo que soñamos.
La conveniencia de darle a la ciudad un gobierno municipal alineado con la Gobernación y la Presidencia de la República nadie la discute; es un pregón que escucho por doquier, y que habla del profundo sentido común del pueblo maracaibero.
Pero aún más convincente es la noción de que un gobierno socialista en Maracaibo abrirá cauces amplios al desarrollo del autogobierno, al ejercicio pleno del Poder Popular, que es la verdadera participación ciudadana.
La tarea de abanderarnos ha sido entregada a un maracucho preocupado por la ciudad, con cultura general y formación académica, virtudes tan carentes en el adversario.
Creo que tenemos razones para seguir soñando la Maracaibo posible, con la esperanza del triunfo el 8D de Miguel Ángel Pérez Pirela y toda la grey que “ama y lucha, canta y ora”.
Con Chávez en ristre y venciendo, por la gloria vivida y las victorias por venir.