El Mini-Ensayo que hoy voy a narrarles, trata de la historia de una persona que vivió en un ambiente cultural adverso, pero que con tesón, empeño, sacrificio y esfuerzo logró desarrollar de manera insólita e inverosímil una extraordinaria capacidad mental e intelectual, atributos que lo hicieron brillar superando las condiciones sociales y culturales en las cuales transcurrió su vida.
La historia se refiere al campesino agricultor JUAN CONTRERAS, que nació en la segunda década del siglo pasado, en una Venezuela rural, aislada y en el caso de Juan, estaba aún más desconectado de los centros urbanos , pues nació en un pueblo pequeño, para entonces un caserío denominado ARAGUA DE MATURÍN, ubicado en el Estado Monagas.
En esa época, en Venezuela campeaba el analfabetismo, máxime en los pueblos alejados de las las ciudades, como el referido; no obstante había personas bondadosas que habían tenido la fortuna de captar las luces del alfabetismo y que fungían “ad honorem” y de buena fe como maestros, a manera de hacer un esfuerzo para romper las cadenas de la ignorancia en el pueblo; entre ellas se destacaba el Maestro Adolfo Sánchez Bueno, que se dedicaba a impartir clases por las noches; Juan llamado por las letras fue uno de sus alumnos más constantes y consecuentes, pues desde muy niño sintió el llamado de la fuente inagotable del saber, el conocimiento y la cultura.
Como hemos señalado, Juan siempre fue una persona muy inquieta desde el punto de vista intelectual, le encantaba leer y acopiaba toda la poca información que llegaba en periódicos y revistas a su pueblo, la cual devoraba, con gran ansiedad, pues era un gran alimento para su espíritu de superación.
En las noches y madrugadas en compañía de la luz mortesina de una vela, se dedicaba a la lectura de manera impenitente e incluso lo sorprendía la luz de la aurora cultivando su intelecto, ello cambió cuando del año 1.935 aprox., Don José Dolores Álvarez, fue entrenado por una empresa alemana para manejar la primera Planta Eléctrica del pueblo.
Don José, una persona muy inteligente y acuciosa, que con un entrenamiento muy somero , logró aprender todos los vericuetos para operar la Planta y garantizó al pueblo el suministro de tan extraordinario avance, como fue disponer de la luz eléctrica, en honor a él le dedicamos el Mini-Ensayo “Don José Dolores Álvarez una luz para un pueblo’’, publicado en el prestigioso portal venezolano: puebloalzao@aporrea.org, en fecha 24/12/24.
Como hemos indicado, Juan Contreras, era un consumado lector , todos sabemos que una de las condiciones fundamentales para expresarse correctamente de manera oral o escrita, es la lectura, ya que quien no lee, tendrá importantes limitaciones, en cualquier tipo de comunicación.
Nuestro protagonista, bien temprano en la mañana se iba para su conuco en su burrito, pero nunca olvidaba llevarse un libro, papel y lápiz y sus momentos de descanso en la faena, los aprovechaba para leer y escribir poemas, donde expresaba sentimientos que brotaban a borbotones de su alma de poeta.
Para el año de 1.930 aprox., mediante una revista extranjera, se enteró de que había un concurso de poemas en Panamá, que tenía como premio una “PLUMA DE ORO” para la persona que escribiese el mejor poema.
Emocionado e interesado en participar en el evento, de manera increíble, rápidamente construyó una ‘’MÁQUINA DE ESCRIBIR DE MADERA”, OÍGASE BIEN, UNA MÁQUINA DE ESCRIBIR… y se dedicó a componer un poema, el que transcribió con su máquina, al cual denominó “ODA A LA PRIMAVERA”, y de inmediato lo envió a Panamá, venciendo todos los obstáculos que se debían superar para remitir una comunicación a esas lejanas tierras, desde un pueblo alejado de Venezuela.
Pasado algún tiempo recibió una PLUMA DE ORO DESDE PANAMÁ, POR HABER SIDO EL GANADOR DEL CONCURSO DE POESÍAS , TAMBIÉN LE REMITIERON CINCO (5) BELLAS POSTALES DE UN LLAMATIVO COLORIDO.
El protagonista de estas reflexiones, después de este impresionante logro, en poco tiempo, fue sorprendido por la muerte, siendo aún muy joven , pero en el cielo Dios y su hijo Jesucristo, premiaron su empeño, esfuerzo y dedicación con una PLUMA DE ORO CELESTIAL.
Si las presentes reflexiones han sido de su agrado, mucho estimaría a mis dilectos lectores que por favor las distribuyesen entre sus allegados.
Finalmente, me despido de Uds., como siempre con mi lema de batalla:
“ARAR NUNCA ES MALO, AUNQUE SEA EN EL MAR”