El año 2015 ha comenzado con un desabastecimiento que alcanza niveles de extrema gravedad. Aquí en Maracaibo no existe papel sanitario, harina pan, arroz, aceite, pollo, carne de res, leche en polvo y líquida, jabón en polvo, champú, jabón de baño, desinfectante, cloro, y otros productos de primera necesidad, lo que se une a la escasez de repuestos automotrices, cauchos y baterías, además de los altos precios de los electrodomésticos y cualquier otro utensilio de uso cotidiano en el hogar. Me informan camaradas médicos que en los hospitales y ambulatorios del estado el desabastecimiento de materiales médico-quirúrgicos alcanza también niveles de extrema gravedad, que dificultan la atención a la ciudadanía.
Haciendo una revisión por medios de comunicación diversos, llegamos a la conclusión que lo que sucede aquí en Maracaibo se repite igualmente en las principales ciudades del país. Las redes de supermercados Bicentenario han quedado en el Zulia para uso exclusivo de los bachaqueros contrabandistas, los cuales hacen colas diurnas y nocturnas de lunes a domingo y arrasan con cualquier lote de productos de primera necesidad que vaya llegando. En las afueras de todos los grandes supermercados, públicos y privados, están siempre dos o tres centenares de bachaqueros, muchos de ellos colombianos, esperando adquirir masivamente todos los productos regulados que haya en existencia. Últimamente los tumultos más numerosos se producen para la compra de pañales y papel sanitario.
Igual existen las colas permanentes en las afueras de la Duncan y la Titán, para comprar baterías, Las colas en cualquier negocio donde se vendan electrodomésticos a precio regulado. En casi todos estos casos, la casi totalidad de los productos regulados son adquiridos por revendedores vinculados a redes de contrabando y especulación. Muy pocos ciudadanos son los que logran comprar algún producto que necesiten con urgencia.
Podemos decir que de nada le sirve al gobierno enviar al Zulia productos regulados, porque no llegan a manos de la gran mayoría de la población trabajadora. Para la gran mayoría de ciudadanos, la compra de alimentos y otros productos de primera necesidad pasa por pagar los precios especulativos de los revendedores y buhoneros que han hecho de esta actividad su nueva profesión.
La certeza que tenemos 99 de cada 100 personas aquí en Maracaibo es que el contrabando de gasolina y de alimentos hacia Colombia sigue vivito y coleando. Esto lo converso con todas las personas que me encuentro y me repiten el mismo parecer. Existe la sensación de que las redes contrabandistas dominan a las fuerzas militares que deberían custodiar la frontera. El bachaqueo de gasolina lo observamos diariamente en las bombas que abastecen combustible en la ciudad. Todo el mundo puede identificar con facilidad al tipo de vehículos que se dedican exclusivamente a comprar gasolina todos los días de la semana: camionetas Bronco, camiones Tritón y similares, Caprice, LTD y otros grandes carros de los setenta y ochenta. Es una escena cotidiana que nos recuerda la inexistencia de controles en la frontera con Colombia.
A todo lo anterior se une los llamados que vienen haciendo los sectores más extremos de la oposición. Han circulado por twitter y otros medios llamados a comenzar protestas con barricadas desde el pasado 5 de enero, las cuales por cierto no encontraron eco en la población, pero eso no significa que no se les preste especial atención. Escuálidos de Miami, como Orlando Urdaneta, amenazan con situaciones donde van a cortar la electricidad, el internet, y llaman a la ciudadanía a abastecerse de comida no perecedera.
Como ya tenemos la experiencia reciente de la Guarimba de 2014, habría que recordar el refrán de "guerra avisada no mata soldado". No estaría de más que los jefes de la revolución ordenaran una movilización de calle inmediata de los ciento y pico mil activistas de las llamadas UBCH, por lo menos unos diez mil en cada una de las principales ciudades del occidente, para contrarrestar con pueblo de carne y hueso la nueva intentona fascista que quiere aprovecharse de la grave crisis económica para ejecutar un nuevo intento por asaltar el poder.
La revolución solo puede salvarse si se radicaliza ante esta grave situación que se le está sirviendo en bandeja de plata al imperialismo para nuevas conspiraciones. Ya basta de quedarse engatillados. O se toman de una buena vez las medidas radicales que enfrenten la guerra económica, o esta guerra económica terminará derrocando al gobierno de Nicolás Maduro. Las medidas a tomar ya han sido propuestas una y otra vez por organizaciones como Marea Socialista o analistas como Manuel Sutherland, entre las cuales están:
- Reforma tributaria que aumente los impuestos al lucro de los grandes banqueros y empresarios privados, y disminuya el IVA que pagamos todos los trabajadores.
- Nacionalización progresiva de la banca privada, que corte de raíz uno de los sectores de especulación con los dólares de la nación.
- Cambio masivo y radical de todos los funcionarios vinculados hasta ahora a Cadivi, Sitme, Sicad, Cencoex y demás instituciones relacionadas con la entrega de dólares a empresas. Estos funcionarios deben ser sometidos a investigación por su presunta corresponsabilidad en la pérdida de más de 20 mil millones de dólares en Cadivi y de otros montos no precisados en Sitme y Cencoex.
- Embargo de propiedades y penas de cárcel a todos los empresarios culpables del desfalco que se ha cometido con los dólares preferenciales.
- Cierre momentáneo de la frontera, destitución de todos los militares a los cuales se les compruebe complicidad en el contrabando, cambio a otras responsabilidades del resto de funcionarios, y colocar nuevos responsables militares que impidan de manera absoluta el trasiego de contrabando hacia Colombia.
- Si el gobierno decide una devaluación para corregir el diferencial cambiario que facilita la especulación fronteriza, debe al mismo tiempo aprobar un aumento general de salarios que compense la pérdida de poder adquisitivo del salario de los trabajadores ante la alta inflación.
De manera general, el gobierno debería movilizar en la calle todas sus fuerzas sociales, PSUV, GPP, Central Bolivariana de Trabajadores, Comunas y consejos comunales, y demás estructuras organizadas que le permitan dar una respuesta contundente en la calle a las intenciones de la derecha proimperialista. Ya tenemos la experiencia de lo sucedido con la Guarimba aquí en el Zulia, cuando las fuerzas del gobierno regional se quedaron engatilladas a la espera de que tumbaran a Maduro (desde la Coordinadora de Movimientos Sociales realizamos numerosas asambleas en varias parroquias, además de tomas de la Plaza Bolívar y de la Basílica, sin contar para nada con el respaldo de la gobernación). Esperamos que ahora no vaya a pasar lo mismo, y que el gobierno se movilice con valentía para dar respuesta al fascismo que nuevamente enseña el rostro.
Recomiendo también una poda general de casi todos los ministros. Estoy perplejo de ver por televisión a numerosos ministros que niegan que existan colas de varios días para comprar productos de primera necesidad (pueden ver este video como ejemplo: https://www.youtube.com/watch?v=uovMQp4HzJg#t=81). Con gente tan bruta e incompetente como esos, ningún gobierno se sostiene en crisis tan graves como la que atravesamos.
En Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 6 de enero de 2015.