Los margariteños han dejado de adquirir carne de res y pollo considerando los precios exageradamente especulativos en los abastos, comercios chinos, carnecerías y hasta bodeguitas de los barrios. Un pollo congelado, por ejemplo, cuesta hasta 700 bolívares. La carne de res sobrepasa también los 400 bolívares el kilo. Esto se percibe fundamentalmente en los abastos y carnicerías de La Asunción y Pampatar. Por eso sorprendió la medida gubernamental de intervenir estos comercios para obligarlos a vender el pollo a precio regulado y la carne de res también. En Porlamar se remató la existencia de estos productos esenciales del consumo alimenticio sin mayores alharacas.
El pueblo lo celebró y oí decir a chavistas y opositores que por fin alguien le puso el cascabel al gato. Sin embargo, en Pampatar y La Asunción los propietarios de carnicerías decidieron cerrar sus negocios amparados en sendos avisos que justificaban el sonso pretexto de que cerraban por INVENTARIO. En la famosa esquina de Quince y Medio de La Asunción, por ejemplo, esta acción pareció una burla, una desfachatez, puesto que jamás el dueño de esa carnicería ha cerrado por inventario y tiene meses vendiendo el pollo a 700 bolívares además de ostentar una gran fortuna producto de esa práctica especulativa. De vendedor de hamburguesas en ese mismo sitio se hizo rico empresario de la venta de carnes. Con los precios por las nubes siempre, por supuesto.
La prensa local saca una declaración de los expendedores de carnes que solicitan la derogación de la medida fiscalizadora con una excusa a más falsa e inútil. Argumentan que el kilo de carne en canal les cuesta a ellos 230 bolívares, cuando en realidad el kilo e carne en canal está aproximadamente en 98 bolívares, tanto en Guárico como en Apure, Barinas o Monagas, Anzoátegui o Bolívar. La otra excusa del costo del transporte tampoco es creíble, puesto que un camión trae toneladas de carne y generalmente son unidades propias con un chofer pagado por sueldo y no por viajes. Por ello, no se justifica su demanda de poner en venta el kilo de carne en 400 bolívares ni un pollo beneficiado en 700 bolívares.
Señores fiscalizadores del Seniat, Guadia Nacional y el Sundda no se dejen manipular por esos carniceros peseteros y explotadores que se aprovechan de eso que ellos mismos llaman las necesidades del pueblo. Por suerte, tanto Mercal como Pdval han surtido perniles a precios accesibles (perniles de 10 kilos por 500 bolívares en Mercal y en 1.400 bolívares en Pdval) y atunes a precios regulados. Ojalá el Ministerio de Alimentación y demás órganos logren detener esas mafias de la isla de Margarita que se enriquecen flagrantemente burlándose de las autoridades, las leyes y el dolor y la pobreza de nuestro pueblo.
Isla de Margarita, marzo de 2015