Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Con sus más de 13.000 km2, el Lago de Maracaibo es el lago más extenso y más sucio de toda América del Sur. Dentro de su cuerpo de sabor dulce, hay un sinfín de amargas cochinadas domésticas e industriales que se vierten las 24 horas del día, lo cual poluciona, sedimenta y destruye el equilibrio ecológico de sus aguas, gracias a la eterna desidia ambiental protagonizada por los ignorantes del Saladillo.
Por desgracia, ellos jamás disfrutaron de los ojos azulados del legendario Lago de Maracaibo. Nuestra querida Madre Tierra se equivocó al obsequiarle a los zulianos, un manantial de sueños líquidos que resplandecía bajo la luz del Sol amado, pero que fue transformado en un caudal de lágrimas de sangre por la gran pesadilla del ecocidio. No hay duda, que la agresiva idiosincrasia de las tierras zulianas, demuestra la falta de conservacionismo de sus habitantes, y el facilismo de ir aniquilando los recursos naturales existentes.
La naturaleza siembra las rosas, y los zulianos clavan las espinas. Por eso, la gaita no ha podido generar respuestas positivas de cambio, pese a que los escoceses ya no tienen miedo de sonreírle a los fantasmas de Edimburgo. De hecho, el Lago de Maracaibo está condenado a morir en soledad, por la monumental indiferencia de su prójimo. Vemos que las borracheras con alcohol etílico, el desafinado acordeón del vallenato, el híper-consumismo en el Sambil, la colosal demanda del aire acondicionado, y los sicariatos cometidos por los zulianos, están incrementando el grado de salinidad del Lago de Maracaibo, que es uno de los mayores reservorios de agua dulce del planeta Tierra.
En el estado Zulia todos se jactan del extraordinario Relámpago del Catatumbo, pero ¿Por qué ya no vemos en vivo y directo al todopoderoso Relámpago del Catatumbo? Se jactan de las beisboleras Águilas del Zulia, pero ¿Por qué ya no vemos a una simple águila rebelarse sobre el cielo taciturno? Se jactan de la exuberante Sierra de Perijá, pero ¿Por qué comimos la malanga, el carbón y las cenizas que brotan de sus sabrosas hectáreas? Se jactan de la ancestral Laguna de Sinamaica, pero ¿Por qué no bebemos el agua tóxica del río Limón, y pasamos una noche en los palafitos de los valientes indígenas?
Una vez más, la Pachamama cometió el error de apaciguarle el camino a los piratas de altamar. Aunque los pueblos originarios supieron navegar y custodiar las riquezas verdes de los zulianos, no pudieron frenar el atroz proceso de embrutecimiento, transculturación e industrialización del siglo XX, que convirtió al estado Zulia en la zona franca para el libertinaje socio-ambiental.
Ahora en pleno siglo XXI, las casi extintas descargas eléctricas del señor Catatumbo, nublaron la visión del deforestado sistema montañoso de Perijá, y derrumbaron el vuelo del aguerrido Ave Fénix, quien cayó de cabeza en los cimientos del Lago de Maracaibo. En ese abismo costero de factura zuliana, el fosilizado Ave Fénix se encontró con animales mutantes desconocidos para la ciencia moderna, incluyendo a una cuadrilla de delfines bañados de petróleo enrojecido, con tres ojos asesinos de diesel molido, y una cola de plutonio aleteándose por el festín de cabillas oxidadas, que saciarán el hambre y la sed del cangrejo azul.
Es impresionante observar la vagabundería de la gente, al permitir que los altos niveles de contaminación profanen los ecosistemas lacustres, y carcoman la vida de la biodiversidad autóctona del Lago de Maracaibo. Los llamados "íconos de la zulianidad" que supuestamente afianzan el regionalismo en Cabimas, Lagunillas, San Francisco, La Cañada de Urdaneta, Santa Rita, y en los demás municipios de la entidad zuliana, jamás proveen armas de combate sostenibles y sustentables, para desinfectar los recursos hídricos locales que ostenta el Medio Ambiente, los cuales son necesarios para lograr el bienestar del entorno, y mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.
Los zulianos se quejan de la falta de acceso al agua potable, pero ¿Por qué no se zambullen en el lago, y se atragantan bebiendo litros de agua fresquita? Los zulianos se quejan de los cortes repentinos de electricidad, pero ¿Por qué no utilizan los rayos del astro rey para producir energía eléctrica, y nunca más vivir en estado de penumbra? Los zulianos se quejan de la rutina que merma sus miserables vidas, pero ¿Por qué no se lanzan del puente sobre el Lago, y le hacen un grandísimo favor a la Humanidad?
El pobre Lago de Maracaibo está saturado con tanta mugre, que se acumula en las uñas de sus peores verdugos. El gran ecocidio zuliano, abarca las botellas de plástico, latas de cervezas, cajas de pizza, tapitas de refrescos, periódicos, cartones de huevos, jeringas de hospitales, carburadores dañados, escombros de obras civiles, cauchos reventados, pañales desechables de niños con diarrea, cuernos de toros, colchones viejos, cadáveres humanos, láminas de poliestireno expandido, baterías de litio sulfatadas, zapatos rasgados, fetos, espejos rotos, condones de moteles, telas desteñidas, y demás mercancía de venta al mayor y detal.
Además, en el Lago de Maracaibo yacen los peligrosos químicos de las empresas petroleras, las aguas residuales de los maracuchos rajaos, y la asquerosa materia orgánica que generan los más de 4 millones de zulianos, que pulsan una y otra vez la palanca oscilante del retrete, para olvidarse del desastre ecológico creado por la ausencia de políticas ambientales, que viabilicen la óptima recolección y la disposición final de los desechos sólidos.
Como vimos, el Lago de Maracaibo terminó siendo el mejor basurero a cielo abierto de los zulianos. Es gratuito, práctico y de tamaño virtualmente infinito. No requiere de una millonaria inversión para su operatividad y mantenimiento. Goza de buena popularidad entre los habitantes, que no sienten culpa ni remordimiento por usarlo con vehemencia, durante los 365 días del año. Y por si fuera poco, recibe la ayuda filantrópica del cacique Mara, quien se encarga de mojar, ahogar y esconder las toneladas de basura en el fondo del lago.
¡Qué hipócritas son los zulianos! El lago fotogénico de las postales turísticas, el lago pegajoso de las canciones navideñas, el lago imponente en los libros de geografía, el lago rentable en las redes de los pescadores, el lago politizado de las campañas electorales, el lago homenajeado en los centros comerciales, el lago que encandila con sus "mechurrios", el lago que fortalece el comercio marítimo extranjero, y el lago religioso en la absurda tablita de la Chinita, acabó transformándose en el lago más contaminado de Latinoamérica, junto al Titicaca (Perú-Bolivia), al Cocibolca (Nicaragua) y al Chapala (México).
Por la génesis del Lago de Maracaibo, han reposado gigantescas manchas de hidrocarburos, derramadas por PDVSA y por las malditas transnacionales norteamericanas. Se han reproducido matorrales de la lenteja de agua, que enfatiza el mal olor de las comunidades zulianas. Se ha alterado la cadena alimenticia de las especies de fauna nativa. Se han vertido gran cantidad de efluentes, producto de la incesante actividad agrícola. Y hasta un espectacular meteorito, se dio el gusto de morir con dignidad en su cálido regazo.
Tampoco debemos olvidar que la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural), devenida por la intensa labor industrial en el estado Zulia, es un flagelo que aumenta la dispersión de los gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso), los cuales aparte de retenerse en la atmósfera y malograr las condiciones climáticas, van deteriorando el equilibrio ecológico del Lago de Maracaibo, por la absorción y posterior emisión de esos nocivos compuestos químicos.
Pero lo realmente peligroso, es que toda esa seguidilla de eventos negativos en el pasado y presente del Lago de Maracaibo, podría generar un irreversible proceso de erosión, sedimentación, salinización y finalmente la desecación de sus aguas, socavando al límite la capacidad regenerativa y autorreguladora del noble lago.
Dicen que el vapor de la tormenta salada del holocausto, se avecina con premura en el centro del Lago de Maracaibo, debido a los abusos ambientales que se cometen en las desembocaduras del orbe.
Basta con apreciar el terrible caso del Lago Saltón en California (EEUU), que pasó de ser un paraíso hollywoodense, a un verdadero infierno lleno de sal y sustancias cancerígenas en sus aguas. A su vez, el lago de Tota (Colombia), ha visto como los cultivos de cebolla y los acueductos, lo inundan de plaguicidas, fertilizantes y pesticidas. Mientras que el Mar de Aral (Kazajistán-Uzbekistán), que fue uno de los cuatro lagos más grandes del Mundo, desapareció porque la ambición soviética boicoteó y secó por completo su paisaje.
Todo tiene una fecha de expiración. El Universo, la Vida y la Humanidad. Nada es para siempre. No siempre hubo un Lago de Maracaibo, en el espacio y tiempo donde hoy se ubica el Lago de Maracaibo. ¡Recuérdalo! Si los recursos naturales no son preservados ante la amenaza latente del Homo Sapiens, tarde o temprano, desaparecerán por la sobreexplotación sucedida del crecimiento urbanístico, por la justicia divina que impera en el Cosmos, o por la contaminación que perturba al medio biofísico circundante.
Un Lago de Maracaibo muerto. Sin oleaje, sin brisa, sin vida. Agua que no siente, corazón que no vuelve. Una sequía extrema que superará con ahínco los 51 grados de sensación térmica. Un calor que perpetuará el sudor en la frente de los zulianos. Y una crisis sanitaria que enturbiará el alma de los más inocentes.
No lo llames pesimismo, no lo llames Apocalipsis, no lo llames exageración. Tan solo llámalo realidad, futuro y destino.
Ese trágico escenario de pronóstico reservado, ocurrirá por la falta de Educación Ambiental en los colegios, en las calles y en los hogares. No existe un sendero conservacionista en la razón de los zulianos, que les permita respetar la integridad lacustre del Lago de Maracaibo, y así conllevar un modo de vida favorable para la interacción del trinomio Hombre-Ambiente-Sociedad.
Nos preguntamos ¿Qué pasaría si el Relámpago del Catatumbo agarra sus maletas, y se olvida de aportar el 10% del ozono que protege a la Tierra? ¿Qué pasará si el fracking llega a perforar la cuenca del Lago de Maracaibo? ¿Qué pasaría si el río Catatumbo se cansa de compartir y endulzar el agua colombo-venezolana? ¿Qué pasaría si la meteorización de las rocas en la cuenca del Lago de Maracaibo, se deja seducir por las promesas de la erupción límnica?
Por otro lado, es triste visualizar toda la basura que se acumula en las playas del Lago de Maracaibo, sobre todo, en época de Carnaval, Semana Santa y vacaciones de Agosto. Las botellitas de vidrio y los empaques de las golosinas, se mezclan con la orina y con las heces fecales de los miles de temporadistas. Incluso, las familias zulianas deciden bañarse en playas que fueron prohibidas por los entes ambientales municipales, evidenciando la clásica estupidez que salpica a la gente.
En vez de comer zancudos, pastelitos y mangos, los zulianos deberían pensar un poquito en la agonía del Lago de Maracaibo. En vez de comer la pólvora de los estruendosos fuegos artificiales, los zulianos deberían reflexionar un poquito sobre el alérgico Lago de Maracaibo. En vez de embriagar al 18 de Noviembre, los zulianos deberían meditar un poquito sobre el agnóstico Lago de Maracaibo.
Desde nuestro cibermedio Ekologia.com.ve percibimos que NO hay voluntad y mancomunidad entre los organismos públicos, la empresa privada y la sociedad civil, para revertir el martirio que sufre el Lago de Maracaibo. Van y vienen más y más generaciones de zulianos. Matrimonios, divorcios y celibatos. Nacen, crecen y mueren. Pero la hojilla de la historia, siempre es del mismo filo. Una sociedad zuliana cruzada de brazos, con los pies encadenados y acostumbrada a santificar la contaminación del lago, para nunca pensar en voz alta y gritar con arrechera ¡BASTA!
Si bien el Lago de Maracaibo es un auténtico basurero marino con sello zuliano, es importante señalar que en las calles asfaltadas del estado Zulia, también se presentan montañas de desechos sólidos en sus suelos. Queda claro, que la problemática supera el ámbito ambiental, y se adentra en el plano socio-cultural. Al no existir Cultura de Reciclaje en el seno de la población zuliana, pues los desperdicios sacan a relucir la miseria espiritual de los delincuentes, y el fracaso de todos los gobiernos de izquierda y derecha, que no construyeron una infraestructura capaz de gestionar con éxito la basura.
Nos gustaría que se rompan los muros de contención, que las obedientes trombas marinas se conviertan en genocidas huracanes, que las tortuguitas de orejas naranjas derriben las plataformas petroleras, y que finalmente el milenario Lago de Maracaibo ejecute la venganza, por tanta injusticia ambiental cometida en el interior de sus aguas.
Sin embargo, la sabiduría de la Madre Tierra es tan pero tan grande, que perdonará a quienes le pidan perdón de rodillas.