Vaya penitencia más terrible que la oposición venezolana le ha
impuesto en esta Semana Santa a la isla de Margarita, de dejarla sin
turistas y da dolor y angustia ver sus playas íngrimas como si la MUD
hubiera anunciado un maremoto (político) para estos días y, la
situación se presenta con grados de quejas y de asombro al comprobarse
y aceptarse que la gente de dinero o con posibilidades económicas de
migrar hacia la isla de las perlas como siempre lo hacían por las
vacaciones de tan importante semana cristiana, hayan preferido esos
mismos ciudadanos al igual que sus familias esconder y no abrir las
maletas del disfrute de su capital económico que bien ganan, salir
mejor a marchar y a protestar por todas las áreas de Venezuela en
contra del gobierno del presidente Maduro que, razón le da a ellos
aferrarse a la consigna de presión política que un fulano en Aporrea
solicite de buenas intenciones que: "Maduro "debe" renunciar o el país
se llenará de sangre". ¡Vaya consejo!
Sin caer en provocación de insidia el pobre ñero margariteño que es el
primer afectado por tan drástica medida de ellos -come y vive del
turista-, los poderosos, que esta vez no quisieron venir como otras
veces a gozar gastando su dinero de lo mejor, como estaban
acostumbrados acudir por esta fecha y, dejar su lastres de desecho que
contamina nuestras playas a su placer y, que sin importarles la
causa-efecto de su contagio se van tranquilamente con la barriga llena
y el atoramiento cumplido de hacer de las suyas acosta de su dinero
que, para eso, primero lo obtienen y, después lo gastan en su
satisfacción de gozar un puyero en la isla.
Otros, que andan bien alterados y con toda la razón de su atribulada
rabia por pérdida económica, son los dueños de hoteles y posadas,
gente que invierte para ganar y, en esta semana, todo se le vino a
bajo por culpa de los marchistas y guarimberos que no quisieron comer
sol en las playas margariteñas a su satisfacción, sino en contra de
Maduro y como un apoyo a sus críos también tomaron calles y avenidas
y, con pancartas de alternancia de gobierno en manos, se dieron a
entender, no sabiendo que estaban perjudicando indirectamente por su
acción política de no turistear y, otras de corte vandálico desatada
de furia imperial-almagrista y que hinchaba de rabia a los
margariteños que apoyan también a la oposición, pero sino trabajan de
qué van a vivir y, esa es una forma de quebrar empresas turísticas que
entran en la lista de las tantos negocios en abandono total.
Si una cosa recopensa a la otra: ésta vez no fue así pues, toda esa
acción política en Semana Mayor nunca vista en el país con algunas
excepciones en siglos pasados y, con marejadas de altruismo tienen en
La Asunción de tapujo incierto a su obispo que sin saber qué hará el
Viernes Santo cuando, tenga que narrar las siete palabras, si
crucificar al gobierno de Maduro -lo más posible- o, a la oposición,
lo ahoga de tempestades dentro del mar de los sueños por realizarse,
pero que ciertamente las dirá, salga sapo o salga rana y a quién les
caiga que se aguante:
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" -¿el gobierno o, la
oposición o, ambos -pensará mucho-?, "Yo te aseguro: hoy estarás
conmigo en el Paraíso" -aquí tendrá dudas, ninguno de los dos -dirá,
ni de vainas se lo merecen- de estar ahí. "Mujer, ahí tienes a tu
hijo" -mucha duda del obispo, ambos son malos hijos, no se arriesgará
por ninguno-. "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?" -acá
con toda la razón de conciencia sobretodo, el obispo pensará y dirá y
se preguntará: -¿quién no?, si ambos son malos -y quién de ellos puede
tirar, la primera piedra -ninguno se responderá-. "Tengo sed" -ambos,
tienen mucha sed, pero de venganza -dudas por demás-. "Todo está
cumplido" -por parte de quién, dirá el obispo -si en el fiel de la
balanza la misma vaina da como resultado-. "Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu" -y quién no, dira el obispo, si los dos no han
hecho nada por el pueblo y han puesto la tortota al revés y al
derecho, coño y todavía ellos -gobierno y oposición, tendrán el
cinismo de encomendar su espíritu a quién -dirá el obispo
persignándose de angustia y sudando de dudas egoístas que lo
atormentan como cualquier cristiano.
Lo cierto es que despierto con ese malestar de incertidumbre y, me
pregunto que soñe carajo, si Margarita está a reventar de turistas,
gente por todas las playas que están como hervideros de hambrientos no
cabe un alma más a donde vayas, se bebe y se come como nunca y, estar
debajo de un toldo cuesta una fortuna y ahora lo alquilan hasta con el
servicio que quieras y se alquilan, los ferrys llegan full, en el
aeropuerto los pasajes copados, quien no haya reservado se quedó
barado y le sale las playas de La Guaira como castigo y lo peor que
por estos días el que no es cristiano se arrima y uno oye cuando, se
preguntan: y de dónde sale tanto dinero sí este país está quebrado, no
hay comida, no hay medicinas, pero los hoteles en Margarita llenos a
reventar de tanta gente y los que faltan por venir y de quién es la
dulpa y de quién va a ser pues, del gobierno de Maduro y, como decía
una pancarta que un ciudadano enseñaba en Cocheima- La Asunción leí:
"Se llevaron nuestro dinero no dejes que se lleven nuestra dignidad".
No, no dejen y, entonces quién va a venir a Margarita, acaso Roberto
Malavé si ése si es un limpio.