Sin duda que el gesto hacia Venezuela de "Francisco. El Papa de los Pobres" (6to Poder Libros. Caracas. 2015), para decirlo así con el título del libro que dedicara a Su Santidad el conocido periodista y experto en eclesiología, José Visconti (Caracas, 1948), al designar Cardenal a Monseñor Baltazar Enrique Porras Cardozo (Caracas, 1944), Arzobispo de Mérida; ha sido muy especial.
Figura eclesial de primer plano en los mass media (Decreto Intermirífcat, 1965, dixit) que a buena parte de la población cristiana católica agrada, seguramente. Pero que a otros llena de dudas y hasta combaten. Para comprobar esta afirmación bastaría con echar un vistazo a este portal (www.aporrea.org..., 09 de oct 2016); para no nombrar sino de pasada la actitud al parecer deleznable de un diputado en una sesión de la Asamblea Nacional, quien después ha dicho que en realidad es un humanista, discípulo directo del mismo comandante Chávez y que muere porque otros digan su palabra sin cortapisas, cual dijera cierto intelectual francés (Diputado Hugbel Roa responde públicamente a Monseñor, www.analitica.com/actualidad/actual..., 19 Oct 2016/ ; Diputado Hugbel Roa habla del mircrofonazo en la AN y le… www.laiguana.tv/articulos/38534-hugbel-... 15 Oct 2016).
¡Qué privilegiado! Pero al parecer ha sido un alumno muy poco aventajado, porque creemos que el mismo líder bolivariano hubiera celebrado que Porras sea designado "Príncipe de la Iglesia". Pero seguro estamos que hubiera preferido a Mons. Mario Moronta, un sacerdote eminente y teólogo de muy sana doctrina, que rinde homenaje a la comunión fraternal, en el marco de la diversidad eclesial, ya que su unidad no es necesariamente monolítica.
Principalmente las dudas sobre el nuevo Cardenal venezolano devienen porque en los confusos eventos del Golpe de Estado al comandante Chávez en el 2002, el eclesiástico Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) fungió como mediador. A petición del mismo presidente entonces defenestrado, quien en su proverbial habilidad, convocara a Fuerte Tiuna. Y, "Mala comparación", como antes se decía, el contenido de esa entrevista, similar a aquella de Bolívar y San Martín en Guayaquil, nadie conoce. Como no sean los involucrados. Ni el querido comandante Chávez soltó prenda al respecto ni el actual Purpurado tampoco ha dicho esta boca es mía.
Aunque otro testigo excepcional si no recordamos mal es otro obispo, entonces Secretario de la CEV, Monseñor José Luís Azuaje, quien para esas fechas aciagas era además Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Barquisimeto. He allí un gran tema para una crónica enjundiosa (www.aporrea.org/oposicion/n292799.html ); (también se puede revisar el semanario Quinto Día: Memorias de un cardenal o las confesiones de-Quinto Día…; quintodia.net/memorias-de-un-carden…).
Para algunos, ambos obispos son de obvia tendencia opositora al Socialismo del Siglo XXI, ello porque sus declaraciones, tanto personales como en exhortaciones de la CEV así lo sugieren, dicho esto sin mayor "Análisis del Discurso para Ciencias Sociales"; título este último de un libro cuyo autor es el Dr. José Padrón Guillén (www.entretemas.com ). Sin embargo, Porras y Azuaje fueron garantes indispensables a fin de que miembros del Alto Mando Militar alzados respetaran la vida del político barinés, opinan otros cronistas y articulistas de opinión.
"Ecclessia Semper reformanda est", solía repetir nuestro antiguo profesor en un curso de teología que siguiéramos tiempo ha; y si no hemos olvidado su hermenéutica, mutatis mutandis, cambiando lo que haya que cambiar a la luz de "Los signos de los tiempos" (Pablo VI, dixit); y con perdón por tantos latines. Pues no estemos en Misa preconciliar. La iglesia institucional suele tomar decisiones a tenor de sus objetivos estratégicos. Esto es, que garanticen su permanencia en el tiempo, guiado en el plano de la fe por el Espíritu, según el evangelio. Recordando en esto también al teólogo español-venezolano Pedro Trigo S.J.
En lo personal "conocemos" al Cardenal Porras a través de ciertas obras historiográficas salidas de su pluma. Primero cuando estudiábamos Historia en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto a mediados de la década de 1990, leímos con provecho "Los obispos y los problemas de Venezuela", su tesis doctoral en Teología Pastoral en la Universidad de Barcelona y, más recientemente, un libro colectivo sobre el Archivo Arquidiocesano de Mérida (Mons. Baltazar Porras Cardozo, Ana Hilda duque, Niria Rosa Suárez, Raquel Morales Soto: "El Patrimonio Eclesiástico Venezolano. Pasado y Futuro. UCAB et all. Caracas. 2006), además de una antología de sus crónicas periodísticas, uno de cuyos volúmenes guardamos en nuestra perfecta desordenada biblioteca y no tenemos a mano ahora para reseñar.
"La crónica menor" se llama la columna de Baltazar Porras que se puede leer con agrado y hasta no hace mucho tiempo (antes de la crisis del papel) reproducía el diario El Informador de Barquisimeto, pero luego algunas veces la hemos visto en el El Nuevo País y sólo por ese interés hemos comprado la publicación del inefable Rafael Poleo.
Estamos entonces en presencia de un eclesiástico que cultiva la crónica histórica, biográfica y de eventos menudos, escritos en buen castellano y "voluntad de estilo", como aprendió según cuenta en la antología antes señalada a mediados de 1960, que por demás comenta que la escritura es una actividad que exige disciplina intelectual y mesura. Así, aunque la historia no se escribe en subjuntivo (recordando en esto a un amigo suyo, el historiador y filósofo Dr. José Pascual Mora, 2007, El día de la resistencia Indígena) o del sí condicional. Cada cual es como es. Y los eventos sociohistóricos también. Por eso convendríamos en la necesidad de recordar la admonición de Peter Senge:
"La perspectiva sistémica nos dice que debemos buscar más allá de los errores individuales o la mala suerte para comprender los problemas importantes. Debemos mirar más allá de las personalidades y los acontecimientos. Debemos examinar las estructuras que modelan los actos individuales y crean las condiciones que posibilitan cierto tipo de acontecimientos" (Senge, P. 1992. La Quinta Disciplina. El arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje. Granica. Barcelona. p. 57).
Por otra parte, suponemos que la Asociación de Cronistas de Venezuela está de plácemes: uno de sus miembros más egregios es ahora un cronista Cardenal de la iglesia o un Cardenal cronista, que dado las estructuras sociales en que actúa, resulta natural que la muy Ilustre Universidad de los Andes de Mérida le confiera el Doctorado Honoris Causa o Doctorado a Causa de Honores (www.arquidiocesisdemerida.org.ve/ar...). Ad multus annus.
Finalmente y contrario a lo que muchos creían el Cardenal Porras Cardoso se había mostrado moderado en sus apreciaciones de la coyuntura actual. Sin repetir "asertos" como los de la académica de Harvard Ana Julia Jatar atinente a que en Venezuela hay una dictadura electa, sin espacio para otras ideologías. Porque la democracia implica separación de poderes y tolerancia a los partidos opositores (Andrés Oppenheimer: "Los Estados Unidos de Latinoamérica". Algaba ediciones. Madrid. 2009. P. 68).
Ha señalado, eso sí, que la salida a la crisis deberá ser electoral (www.fmcenternoticia.com.ve/baltazar-p...).
Pero como todo no podía ser de otra manera dada la postura que como ciudadano ha asumido el Cardenal y Arzobispo de Mérida, en una de sus últimas entregas de su Crónica menor ha vuelto por sus fueros y acusa a la Revolución Bolivariana de una tal siembra del odio, pero inmediatamente se declara partidario de los jóvenes que atizan la violencia con una pisca de odio y desenfreno, según acotara ayer la Diputada Tania Díaz, en un programa especial con Aristóbulo y en parte puede ser rastreado en el testo "El Nazareno" por Cardenal Baltazar Porras, Diario Frontera, 15 de abril de 2017 ( www.fronteradigital.com.ve>Home>Opinion).