(La descolonización de los planos ontológico, axiológico, antropológico, epistemológico y político)
Recurrimos las salas que ocuparon la II Bienal del Sur 2017-2018 en el Museo de Barquisimeto en compañía del pintor Valmore Álvarez, el maestro de "La Manchografía" del estado Lara y Venezuela toda por segunda vez, porque la primera fue el día de su inauguración cuando estuvieron autoridades como el alcalde del municipio Iribarren Luis Jonás Reyes y uno de los viceministros de cultura, Oscar Sotillo, el presidente de la Corporación de Cultura del Estado Lara Wilmer Peraza; la jovencita Pérez, Secretaria General de Gobierno, pero generalmente en eventos así de mucha concurrencia y protocolo uno no puede valorar si quiera medianamente la experiencia sensorial, visual y conceptual que proponen los artistas invitados, además de ser tan variadas las temáticas propuestas, por lo que nos propusimos volver personalmente y, al hacerlo, volvimos a coincidir con el maestro Álvarez; quien nos confesara que él como creador suele hacer dos, tres o más visitas a exposiciones plásticas. Una forma de dialogar, precisamente, con las obras de sus colegas, comprender sus trabajos y nutrirse él mismo en sus investigaciones.
Nos alegramos que así haya sido porque sus conversaciones son chispeantes y azas críticas, sobre todo del entorno actual venezolano, latinoamericano y mundial. Además de ser libre pensador y agnóstico o más bien panteísta. dado que para él la Madre Naturaleza lo es todo. Sin embargo, el hombre moderno y los líderes políticos, empresariales, sociales no protegen las biosfera sino que la agreden, dice; sólo algunos pensadores y artistas de alto talante espiritual, que aprecian verdaderamente a la humanidad, realizan crítica social y proponen la emergencia de un nuevo mundo; asimismo y como en nuestro concepto el amigo pintor Valmore Álvarez es un filólogo y/o lexicógrafo popular como al desgaire nos dice que esta II Bienal del Sur 2017-2018, "Pueblos en resistencia" viene a ser la puesta en escena del pensamiento visual, metáfora que humildemente nos parece excepcional muy al modo de la fenomenología hermenéutica de Hans George Gadamer, como él que es un gran autodidacta y nos consta que es un buen lector, comenta que ha sido algo que se le ha ocurrido ahí mismo, sin querer ser solemne ni profesoral, esto es, acartonado y como quien habla ex cátedra fijando dogmas.
Sobre la base de esa noción digamos "valvoreana" de la II Bienal del Sur como síntesis del pensamiento visual de los pueblos en resistencia, haciendo honor a la habilidad del maestro Álvarez de inventar palabras o frases ingeniosas, nos proponemos hacer una reseña breve de las variadas propuestas ofrecidas por creadores tan diversos de la descolonialidad y que cubren, si a ver vamos un amplio espectro de los problemas clásicos de la filosofía desplegados en determinados territorios, culturas y pueblos siempre bajo coordinadas políticas propias de la dominación y su par contrario, como es la emancipación; pero se advierte que de entrada lo que aquí se va expresar constituye una aproximación limitada del recorrido ante dicho y otros realizados individualmente en la perspectiva de un espectador común, sólo aficionado a la estética o la historia del arte, a la que nos aproximamos más recientemente con el recordado y apreciado profesor Dr. Francisco Zambrano en los seminarios del Diplomado en Filosofía de la UPEL-IPB en 2016, aunque conducidos formalmente por el joven historiador del arte Prof. René Pérez, egresado de la ULA-Mérida y docente la UCLA-Decanato de Artes y Humanidades.
Lo primero digno de resaltar de esta bienal ha sido el colorido, la investigación sobre la luz en el caribe y la exuberancia de la naturaleza e inmediatamente emerge el asunto de la ocupación humana y uso de esos espacios mediados por la tecnología, así como las relaciones de poder, los modos de vida de pueblos invisibilizados en el marco de la modernidad capitalista subyugante; por lo que los artistas muestran, cada cual a su modo, las heridas de los cuerpos, la explotación bárbara de los recursos naturales, la violencia que provoca la codicia bajo el manto de ciertos relatos grandilocuentes como civilización, la inversión de valores y, en fin, la ruptura de las estructuras fundamentales de la personalidad (irresponsabilidad y locura), alejamiento o pérdida de aquello que hace crecer la identidad personal, social e histórica hasta convertirnos en desechos en la rueda de la historia, una cosa horrenda que si no se reflexiona sobre ese aspecto seguimos así, tan campantes.
Por otra parte, conversando con un joven que fue cursante de la licenciatura en Artes Plásticas de la UCLA, Núcleo Humanidades, en la Plaza La Moneda o de Libros Usados, nos decía que del referido evento artístico le impresionó lo que dio en llamar la politización del arte, considerando ello un error; por su parte, un experto en museografía ahí mismo en ese espacio nos recomendó que fuéramos varias veces al observar esta II Bienal del Sur si queríamos apreciar las propuestas y personalmente no quiso emitir ningún juicio, sólo nos describió técnicamente que había muchas instalaciones audiovisuales, algunas muy originales, performativas y otras muy transgresoras, por ejemplo la del Dr. José Gregorio Hernández; igualmente, hay un testimonial sobre Siria cuyo cartel dice: "Las agresiones imperiales son heridas que permanecen en nuestra memoria y nos convocan a transformar este mundo desigual" (Tierra y Territorio/ Issan El Bahri/ Siria/ Resistencia I, II y III, 2014).
Finalmente, conviene reseñar otra nota simpática que es de agradecer, pues, al volver este sábado 8 de septiembre de 2018 con fines de recoger otras reflexiones para una nota posterior más extensa, previo a la clausura de ésta, nos encontramos que el Lic. César Araujo, (Docente en la UCLA, Decanato de Arte), ofrecía un taller breve pero muy motivador y polémico sobre descolonización del arte en la Capilla San Miguel del Museo Barquisimeto y nos ratificó que esta II Bienal del Sur representa un sacudimiento en los planos tradicionales del conocimiento en las que suele uno detenerse en los estudios avanzados como maestrías o doctorados; a saber, una concepción de la realidad más profunda de lo que somos, no fragmentaria sino integral; un cuestionamiento a la "ontología de lo actual" y de los valores en que se fundamenta el relacionamiento cotidiano, tanto con la naturaleza como con nuestros semejantes donde la violencia, el utilitarismo más ramplón y el aprovechamiento crematístico dominan, por lo que padecemos la desvalorización de la persona humana en su dignidad; tampoco se tiene apertura a legitimar otras formas de saber, sobre todo si provienen de los sectores subalternos (indígenas, negros, campesinos o mestizos que hoy somos prácticamente los pueblos del sur) si no que reconocemos como tal sólo a la ciencia normal, de métodos probados en Europa y Estados Unidos, muy eficientes para dominar la naturaleza como para destruirla al propio tiempo.
Su intervención nos hizo retrotraer algunas discusiones académicas de las que participamos en la escolaridad del Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña en la UPEL-IPB a las que siempre hay que volver para seguir profundizando, de tal suerte que creemos que actividades como ésta (bienal y taller) deberían ser más frecuentes, sobre todo en tiempos cuando en Venezuela la más elemental acción puede significar un acto de resistencia frente a pretensiones coloniales. Por cierto, entendemos que la UBV también ofrece por estos lares un Doctorado en Desarrollo Estratégico que antes que oponerse al primero y hasta mostrarse con una mayor pertinencia se deberían complementar con intercambios de experiencias académicas.
Se nos terminó el espacio y no dijimos todo lo que queríamos, pero tampoco será cuestión de fastidiar al posible lector, si es que lo hay como dijo alguna vez el Dr. Antonio Pérez Esclarín en el prólogo de ya añeja obrita Ateísmo y liberación, una de las primeras incursiones que hayamos leído a finales de la década de 1980 sobre todos estos asuntos tratados en esta nota.