El perro Pipo recorría el jardín de un lado a otro. Los gatos Rockyto y Rockyta, jugueteaban y, como siempre, sin saber qué pasaba en el mundo, se mostraban alegres y tranquilos. Mientras que las mariposas amarillas de la sequía, revoloteaban entre las mustias flores de las Ixoras.
El periodista Juancho Marcano, en el garaje y cerca de los helechos, leía un libro, al cual parecía que disfrutaba profundamente y por eso Pipo se le acercó y le preguntó si no iba a ir para el conuco.
- En verdad, Pipo, te digo que no, por dos motivos, primero: no provoca ir a ver la tristeza de las plantas que están siendo castigadas por esta sequía impía con que se vino noviembre; y segundo: estoy releyendo este libro de quien fuera mi amigo, David Guerra Morao: San Sebastián de Tacarigua (Pueblo, personas y algo más), que de verdad lo traslada a uno a tiempos pasados y a recordar a ciertos personajes que conoció, a quienes el autor los retrata con un lenguaje sencillo, fresco y espontáneo, pero al mismo tiempo profundo, donde deja plasmado todo el amor que sintió por su “San Sebastián querido/ pueblo donde nací…”, como bien lo dice el poeta Andrés Romero “El Pajarillo”.
El perro se quedó callado y sin entender mucho la exposición del periodista, luego interrogó:
- ¿Es importante Juancho para ustedes ese amor que se siente por su pueblo?
- Claro, Pipo. Pero hay que demostrarlo, y una muestra de esta querencia que sintió David Morao, es este libro, pues a través de sus personajes, bien sea músicos, poetas, intelectuales, cantantes, y otros más, va describiendo a través de éllos, como cada quien es importante para el terruño, pues los pueblos no crecen solos, todos de una u otra forma contribuyen para el engrandecimiento de los poblados, que han crecido a la orilla de nuestros naturales y bellos paisajes, como lo es el caso de San Sebastián, que está cobijado por la sábana del cerro la Palma Real.
El perro Pipo como no entendía mucho los argumentos del periodista Juancho Marcano, buscó un sitio donde echarse, mientras el reportero, una vez más se reía con las anécdotas que recoge el libro San Sebastián de Tacarigua (Pueblo, personas y algo más).