Crónicas de ayer del municipio Guasimos XVlll

Gonzalo Perdomo

Gonzalo Perdomo mantuvo por espacio de 30 años la festividad de los Reyes Magos. Varias generaciones desfilaron bajo su dirección por tan peculiar celebración. Perdomo no se separó de esta festividad ni cuando por razones de trabajo le tocó residenciarse en Caracas. Ya para el 2 de enero arribaba al pueblo y se montaba de una vez en los preparativos que todo el mundo colaboraba porque sabía el destino que le procuraba al dinero recaudado; que invertía en las piñatas, los dulces, la guarapita y la burriquita que nunca faltaba. No obstante a su carácter afable y comunicativo, algunas veces no dudaba en imprimirle alguna rigidez para imponer su liderazgo y la transparencia de los preparativos, recordemos que estaba lidiando con muchachos de 8 a 14 años a los que tenía que mantener en la raya para que no se les embochincharan y perdiera el respeto.

Don Gregorio Delgado:

Era uno de esos personajes que hacía del dominó su mejor pasatiempo y lo hacía con agudeza y sentido del humor; además de poseer dominio y conocimiento del juego; pero en oportunidades apelaba a los subterfugios para alertar a su compañero de la composición del juego. Cuando se refería a la claridad del día, ya le estaba diciendo que eran blancos; que las caraotas estaban caras o la noche oscura era que tenía un juego de seis. Pero poco a poco se fue descubriendo su estratagema. En oportunidades se daban torneos entre las figuras más destacadas, frente a jueces que ante cualquier desliz o quebrantamiento de las reglas estipuladas eran sancionados con rigurosidad. Recordemos que algunos de estos encuentros dominocistas se escenificaban en la casona ubicada en la carrera 3 entre calles 1 y 2.

Luis Chona

Luis Chona era un contumaz lector de las novelas de Marcial Lafuente Estefanía; que era una versión novelada de las películas de vaqueros. Era un librito pequeño que se podía doblar con facilidad y cargarlo como una cartera en el bolsillo de atrás. Tal era su apego a este estilo de novelas vaqueras del viejo oeste americano que sus ademanes, el vocabulario, y expresiones estaban salpicadas por la retórica utilizada por el autor de este tipo de lecturas. Cualquier llamado intempestivo llevaba la mano al cinto haciendo ademán como si fuese a desenfundar un revólver.



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Luís Roa

Licenciado en Administración de Empresas (ULA). Luchador social. Jubilado de CVG Alcasa

 Luisroa519@gmail.com

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