Cuento o razón

Cómo interpretar los sueños y ganar en los animalitos

Evaristo iba rumbo a su conuco y vio al periodista Juancho Marcano, regando las ixoras del jardín, detuvo su marcha para saludarlo y conversar un rato con él. Y así fue. Hablaron de la sequía y de como las lluvias no consiguen ni el avión ni el ferry que las conduzca a Margarita para beneplácito de los pocos agricultores que hay en los pueblos que no están en la orilla del mar. Igualmente, como a ambos les gusta las décimas, también hablaron de esta estrofa poética de diez versos octosílabos, en vista de que se habla de que se va a realizar un festival de décimas y lo cual es importante, porque de una u otra forma hay que conservar la espinela no sólo como canto, sino como medio para la gente expresarse y comunicarse, contando sus cotidianidades y otras historias para que queden grabadas no sólo en las redes sociales, sino en las mentes y se transmitan de generación en generación.

Una vez que terminaron la conversa y cada quien volvió a lo que iba a hacer, el perro Pipo, le quería preguntar a Juancho algo y ahí lo soltó. ¿Juancho, cómo es eso que la gente sueña y a través de eso gana en una lotería de animalitos?

El periodista, se rascó la cabeza y manifestó: "Mira, Pipo, la lotería es una serie de animalitos y cada uno, creo, tiene uno o tres números, y tú juegas un número de esos y si sale, te ganas un premio que será menor o mayor de acuerdo a la cantidad que compre el número. Pero hay gente que sueña con animales y otras cosas, y de acuerdo a eso, juegan la lotería. Por eso te voy a contar, que aquí en Tacarigua un Señor y una señora vivían interpretando sueños para ganar en dicho concurso; un día el señor soñó con una persona que llamaban Cheguaco y fue casa de la señora a analizar dicho sueño y ahí estuvieron y llegaron a la conclusión de jugar el numero 60 por la edad y que no me acuerdo a qué animal corresponde.

En la noche en el sorteo salió el número del perro y al otro día el señor llegó a reclamarle a la señora, que no era posible que Dios, lo pusiera a soñar para ganar y ella no fue capaz de interpretar ese sueño tan fácil. "¿Tan fácil, acaso Cheguaco es un perro?, dijo la señora "No, es un perro, pero se llama Cheguaco y ahí estaba la clave; fíjate, lee el nombre poco a poco, o sea, Che gua gua gua co; viste que en ese gua gua está la clave porque así ladra el perro".

El periodista sonrió, y Pipo lo vio extrañado y dejó que el hombre siguiera regando las ixoras del jardín.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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