Hoy es 13 de diciembre y todos en mi Barrio Santa Lucía andamos de carrerita, porque esta noche de casa en casa y de esquina a esquina la virgencita de los ojitos, saldrá de su Iglesia a compartir con su pueblo Empedraero.
"Santa Lucía.
Tu parroquia
Ha progresado.
Tus ojitos han logrado.
La dicha del alma mía.
Y es que llenan de alegría.
A mi Barrio El Empedrao".
Así arranca al son de Furro, Charrasca, Cuatro y Tambora nuestro gaitero mayor Nelson Romero, quien todos los años la recibe a su salida para dar inicio a la Procesión desde Federación hasta por todas las calles del Barrio.
De las conversas que a diario se dan en la esquina de la Pacheco, la otra vez me contó Leandro Zuleta, que, al principio, El Empedrado tenía la dificultad de ir a rezar a la Catedral, porque allí donde ahora está el Puente O’Leary había un Zanjón y la Cañada siempre venía cargada de agua, razón por la cual le hicieron un pequeño altar a Santa Lucía en el cerrito donde se encuentra.
Fue así como por iniciativa de los parroquianos, en una de sus casas, comenzaron a levantar un pequeño altar a la Mártir de Siracusa. Por órdenes del presidente del Estado, Venancio Pulgar, en 1867 se dio inicio a la construcción de la iglesia Santa Lucía, pero no sería sino hasta 1876 cuando quedó finalizada la obra.
La devoción tributada a Santa Lucía fue traída por españoles e italianos inmigrantes, que llegaron a la ciudad y resolvieron escoger al Empedrado como su terruño definitivo.
Los feligreses dicen que la virgen es la Patrona de los Milagros, para quienes viven aquejados de problemas de salud con los ojos y la garganta; y es por eso, qué todos los 13 de noviembre, salen con ella en Procesión por el Barrio, a pedirle un milagrito y si no a cumplirle la promesa pendiente.
Cántale Nelson:
"Aceme este milagrito.
Te lo pido arrodillado.
Cúramele los ojitos a mi hijo.
Que están desviados.
Nuevamente arrodillado.
Te doy salud y alegría.
Porque ayer Santa Lucia.
A mi hijo ha curado.
