Contra el poder

El codiciado voto indeciso y la guerra mediática

Las elecciones regionales tienen un alto nivel de abstención, por eso es tan codiciado el voto indeciso, el cual en su mayoría se encuentra en los jóvenes. La oposición ha enfilado sus baterías a los estudiantes y cada vez, es más común ver profesores universitarios haciendo proselitismo político en las aulas, además de rectores actuando como líderes de partidos políticos. Pero el voto indeciso va más allá de jóvenes apolíticos, que por su temprana edad desconocen el pasado político del país, en cambio tienen una referencia manipulada de los medios de comunicación privados. Sin embargo, el voto indeciso también está en las personas, que por la dinámica social globalizada, tienen poco acceso a la información real de los espacios de poder. Esto hace que dude, desconfíe y se deje llevar a última hora por el mensaje más convincente o simplemente se abstenga de participar porque no sabe. Y precisamente así responde cuando le preguntan su preferencia política, no sabe.

No sabe porque solo conoce su realidad inmediata, el pequeño mundo donde se desenvuelve. Un ejemplo de ello son los profesionales de clase media, con un trabajo estable en el sector público o privado que vive en el sector Alta Vista de Puerto Ordaz. Es un sector de la sociedad mayoritariamente de oposición porque no cree que existe Barrio Adentro, o por lo menos considera que funciona como los horribles hospitales públicos a los que está acostumbrado. Además de esa percepción limitada, la referencia de su mundo político se limita a compañeros de trabajos, algunas conversaciones de cafetines y uno que otro periódico regional dedicado a manipular la realidad. Ese voto indeciso se sorprende cuando gana Chávez cualquier contienda electoral, incluso se sorprende cuando gana Evo Morales un referendo en Bolivia. Se preguntan cómo es que su medio de comunicación de referencia se equivocó de manera tan radical. Estos indecisos tienden a tener un análisis limitado, basado en variables falsas, especulaciones sin fundamento y por supuesto en estrategias mediáticas alienantes, que por ser subliminales las desconocen.

No obstante, no son la realidad. Porque la realidad socio política es una dinámica permanente. Por eso la metodología de las encuestas en la oposición fue un disparate. El dilema de la oposición estaba entre unas primarias que demostraran su minoría o la lucha carnal entre candidatos que conocían el poco valor científico de las encuestas para definir candidaturas. Como siempre, el método de las encuestas fue un show y el único descubrimiento es que hay un porcentaje de venezolanos que no saben lo que sucede en el país, ni en el mundo.

Pero la única manera de ganarse el voto de los indecisos es darles a conocer la realidad, y ésta no es favorable para la oposición, por cuanto no tienen proyecto, no tienen líder, no tienen propuestas y lo que es peor sus representantes no tienen moral para seguir aspirando. La oposición necesita engañar al indeciso, manipularlo. Lo paradójico es que la condición de indeciso también es fruto del engaño y la desilusión.

La guerra mediática es por mantener a los indecisos tomando decisiones basadas en manipulaciones y cuando éstos descubran la mentira, volverlos a engañar. Un círculo vicioso por mantener ciudadanos TAM, es decir, tan tontos, tan aislados y tan miedosos que sean la mayor parte de los sondeos de opinión, para no asumir realidades que a su vez produzcan decisiones más racionales en el colectivo. Esta estrategia de miedos e ignorancia le funcionó a la Iglesia durante siglos y le está funcionando al capitalismo hasta la fecha. Si usted está indeciso, preocúpese por conocer otras realidades por sus propios medios y deje de creer todo lo que dicen los medios.


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David Javier Medina


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