¿Para qué sirve una institución legislativa de un estado que esté al servicio de adecos y copeyanos en su mayoría como lo es el de Nueva Esparta en La Asunción? Su presidente “Morelito”, hijo del gobernador Morel Rodríguez Avila, un desconocido mojigato del magisterio insular de malas costumbres y viejos vicios que repartiendo cada tres meses bolsas de comida de poco valor y baratijas escolares, lo ha llevado a aferrarse del poder regional bajo el disfraz de la sumisión para beneficio propio, de allegados y amigos más cercanos, bajo la intriga flotante de un conglomerado de ignaros antichavistas y rabiosos que lo respaldan al voleo y, es así, como Nueva Esparta navega sin rumbo ni orientación política posible que la haga más humana, más desarrollada para el nativo como para el turista que patea y visita sus rincones playeros.
La droga, la inseguridad y un considerable males intestinos carcomen diariamente la paciencia del margariteño que, padece en carne propia sus daños continuos de pueblos sin servicios públicos, desguarnecidos de cloacas, las vías hacia La península de Macanao en total destrucción que bañan de olas de abandono ingratamente su figura como Isla de atracción, entretenida de ilusiones pasajeras, entre atracos y robos que empañan su bondad acogedora de años.
Hoy, lastimosamente, estamos bien enredados con una suerte de políticos alcahuetes que en sacos de fiascos llegan a cargos de atención popular que a su suerte degeneran en el más contagioso rescoldo de desorden e impunidad que enlaza abiertamente a tantos desfigurados “Morelitos” que desafinan la orquesta de la dignidad que, con tanta pasión Patria nos hace falta en pleno siglo XXI, y más bien, somos atropellados por esos personajes que no lavan, pero, si prestan el jabón y la batea de la miseria en nuestro estado para recoger sus bajos frutos.
El hoy legislador del Consejo Legislativo llega a ese cargo de elección popular por una caterva de copartidarios adecocopeyanos con la misma ambición y el mismo fin, cinco de siete, lo llevan al podio del poder legislativo estatal, y con una habilidad imperceptible destroza en tres días de viernes a domingo 300000 bolívares fuertes en reparar y pintar la estructura legislativa, incluida la remodelación de su oficina para la insidia desproporcionada, y antes, no mas llegar, le quita al centenar de empleados de la misma un aumento del 30% dado a nivel nacional, aumento que hasta ahora se niega a cancelar.
¿Existe contralor que controle en ese Consejo? Eso está por verse y además, ¿dónde están los diputados a la Asamblea Nacional, por el Estado Nueva Esparta, entre estos: Rosario Pacheco, Régulo Hernández? Tan asiduos visitantes de la Isla en busca del disfrute en temporada vacacional, ¿cómo que se les olvidó que la morcilla de acá es negra?
Señores, la dinámica margariteña apura y, la corrupción si la hay, debe ser depurada con justicia para que los involucrados sean procesados con mano revolucionaria por la gran mayoría de los habitantes honestos de nuestro pueblo que no seguimos atajos, ni vendemos la Patria.
A investigar a quien compete que, en ese Consejo Legislativo, allí hay mucha tela que cortar y saco que remendar.
En días pasados se reunió el Consejo, quienes 5 a 2 aprobaron, la realización de una sesión solemne para el 13 de febrero, cuyo objetivo principal: celebrar el 50 aniversario de la juramentación del prócer del Pacto de Puntofijo don Rómulo Betancourt para salir del canibalismo político de aquella época entre ellos en Venezuela, es decir, este fulano es el primero y único padre –del cielo a la tierra- que ha tenido la democracia adeca venezolana, individuo que mandaba a disparar primero y averiguar después y, cuyo orador de orden para tal fin, fue seleccionado el auto juramentado presidente Pedro Carmona Estanga, que será traído de Colombia escoltado para tal acto.
Vaivénes de los moribundos que como aves agoreras rebuscan su pasado. ¡Cómo se destroza el tiempo en mi País en pendejadas!
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