Hace meses leí un artículo de Luis Brito García que me causó mucha gracia, a pesar de lo serio de la temática. Se refería el escritor a la burocracia y la ineptitud, dos de los más grandes enemigos de esta revolución. Y es que García erigido en una especie de quijote, no desiste de advertirnos sobre la necesidad de combatir a estos terribles gigantes e igual que el hidalgo de Cervantes emprende la cabalgata solitaria con la palabra de lanza.
Por inconveniencia o por comodidad muchos camaradas prefieren hacerse los locos ante el asunto o inferir que la insistencia en el mismo se debe a una falta de cordura del articulista, que como a toda la falta de juicio les da por un tema.
Lo cierto es en efecto, que Luis Brito, aunque tanta lectura y escritura le hayan secado la testa, no deja de tener razón. Estos males enquistados en muchas instituciones son más peligrosos que la misma oposición, por eso Brito se refiere a ellos como “Los Mata Voto”. Entiendo su preocupación porque he vivido ese viacrucis, el peloteo, la indiferencia, el venga mañana, más tarde, dentro de uno, dos o tres meses, el funcionario está de reposo y no hay quien lo remplace, los documentos se extraviaron o vaya a la otra oficina.
En Ciudad Bolívar la realidad no es muy diferente. Para solicitar unas notas certificadas de estudio del ME, una constancia de trabajo o una planilla 14100 de cualquier entidad pública usted tiene que pasar por la tortura burocrática y esperar a riesgo de perder la oportunidad de su vida. He escuchado cada relato que pondría a renegar a cualquiera.
Con los servicios es igual. El más vital que es el servicio de agua es de lo más precario y eso no tiene que ver con el bajo nivel del Guri, porque eso no es coyuntural es permanente, a pesar de que vivimos a la orilla del sexto río más grande del mundo y el primero de Venezuela. Unos colegas cubanos que visitaron la ciudad se mostraron asombrados de la precariedad del vital líquido ¿pero cómo es posible?, preguntaron después de un recorrido por el Paseo Orinoco. En la urbanización Los Próceres una gente que trabaja para la hidrológica realizó un censo de varias viviendas para iniciar la recaudación. Los recibos llegaron con los nombres de otras personas que ni se conocen y nuevamente tuvieron que comenzar porque según hubo una falla técnica que alteró los datos. Preocupa este hecho porque que tal otra falla de estas y el resultado sea la facturación equivocada y los vecinos tengamos que pagar lo poco que consumimos a precio de oro. El agua llega cada tres días, a veces de madrugada, dura una hora o dos pero lo que más indigna son los embustes publicitarios que sostienen que la empresa ha resuelto el problema, como si no viviéramos en Bolívar.
Y si se trata de la eficiencia de los cuerpos de seguridad, tampoco estamos a salvos. Si usted por desgracia es víctima de un acto vandálico, de seguro tiene que pasar por otro trauma mayor si decide poner la denuncia. El funcionario le saldrá con miles de excusas: no hay patrullas, vaya a la otra delegación, en la otra delegación, vaya a la otra y así. Para muestra un botón: unos melandros lanzaron piedras a mí vivienda me fui a la delegación más cercana y me remitieron a otra y de ahí a otra, en la última no aguanté y exploté los amenacé con irme a todas las emisoras de radio, entonces la funcionaria por instrucción del oficial de guardia me tomó la denuncia a regañadientes.
Otra experiencia traumática fue la respuesta descarada a la denuncia que hicimos unos vecinos sobre la presencia de un sádico en las inmediaciones de una escuela: “Cásenlo, atrápenlo y después nos llaman” ¿Qué tal estos? Y después ellos a cobrar el sueldo.
Así señores es como se matan los votos y yo me uno a la cruzada de Luis Brito, no hay que callar ni seguir alcahueteando hay que exigir, en puertas tenemos una primera elección y tenemos dos opciones cambiar esta realidad o terminar en un funeral.
(*) Periodista
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