Venezuela, siguiendo los pasos de Brasil, ingresó al club de países que adoptan y promueven el software libre, en busca de ahorro de divisas, independencia tecnológica y de reforzar las alianzas entre países del Sur.
”Trabajamos un decreto para establecer en Venezuela, de manera oficial y obligatoria, el fomento y la adquisición del uso del software libre para la administración pública”, anunció el presidente de este país, Hugo Chávez, en un reciente foro sobre tecnología.
Sin esperar el decreto presidencial, las entidades estatales han comenzado a mudarse al sistema de programas de computación de uso abierto y generalmente gratuito, a diferencia del software propietario, a cuya cabeza se encuentran corporaciones como las estadounidenses Microsoft y Unisys.
”Sólo el centro de datos central del Ministerio de Educación se ha ahorrado 2,2 millones de dólares tras la adopción del software libre este año”, aseguró a IPS Carlos Joa, presidente de la Fundación Bolivariana de Informática y Telemática (Fundabit), brazo tecnológico del despacho educativo.
El plan 2002-2007 del Ministerio de Educación prevé instalar 380.000 computadoras en 10.000 centros que servirían a 23.000 escuelas, que congregan a unos ocho millones de alumnos.
A precios actuales ”se gastarán unos 400 millones de dólares en equipos (hardware) y, si para alimentarlos pagásemos licencias de software propietario, quizá gastaríamos una cantidad igual o mayor en los sistemas operativos, de escritorio y educativos”, dijo Joa.
Por licencias de software, el gobierno venezolano pagó 7,5 millones de dólares el último año y por procesamiento de datos otros 12,5 millones, informó, por su parte, el ex ministro de Planificación Felipe Pérez Martí.
Aún es incuantificable el ahorro en una economía como la de Venezuela, con 25 millones de habitantes y poco más de 100.000 millones de dólares de producto interno bruto (PIB).
Brasil, pionero regional en la adopción de software libre y con un PIB cinco veces el venezolano, puede gastar 4.000 millones de dólares anuales en software, dijo Antonio Albuquerque, de su Ministerio de Comunicaciones, en un foro en Caracas.
Para su ”movimiento de liberación informática”, el gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva invocó razones económicas, de búsqueda de autonomía tecnológica y de compartir el conocimiento, además de seguridad nacional, pues adujo que el gobierno y las Fuerza Armadas no pueden estar sujetos a códigos cerrados, sobre los cuales no tiene conocimiento ni control.
El software libre ”puede incentivar el desarrollo de tecnologías para compartir con Argentina, Chile, China, India y otras naciones del Sur, dando base tecnológica al comercio y a la cooperación Sur-Sur”, comentó Albuquerque a IPS.
”La tecnología es una herramienta para darle poder al pueblo”, dijo Pérez Martí, al frente hoy de la organización no gubernamental Conexión Libre.
”El software libre es una manera de producir y distribuir un bien público, que es el conocimiento”, sostuvo.
El trasfondo de todo el movimiento ”es que cualquier usuario de una computadora tiene el derecho de copiar y desarrollar los programas que use”, recordó en Caracas uno de los ”padres” del software libre y del sistema GNU/Linux, el estadounidense Richard Stallman.
”Los gobiernos comienzan a interesarse por los beneficios. El software libre puede ayudar a apartar a la sociedad del camino de la dependencia eterna tecnológica y ayudarle a liberarse”, subrayó Stallman a IPS.
Agregó que ”Estados Unidos quiere que eso sea ilegal y trata de que otros países tengan leyes parecidas. Tenemos por eso una deuda con Lula por rechazar este punto en el ALCA (la propuesta Area de Libre Comercio de las Américas)”.
Brasil también ha chocado con Estados Unidos por este tema del software libre en las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Desde que en mayo de 2003 Munich, la tercera urbe de Alemania, se convirtió en la primera administración de una gran ciudad en adoptar el software libre, avanzan en Europa las mudanzas hacia los sistemas de código abierto, como Linux (sistema operativo), OpenOffice (procesamiento de datos) y Mozilla (navegación en Internet).
Naturalmente, nada de esto agrada a las grandes corporaciones de software propietario. En un foro de líderes de gobiernos asiáticos en Singapur, el presidente ejecutivo de Microsoft, Steve Ballmer, advirtió días atrás que pueden encara una sucesión de pleitos si utilizan Linux en lugar de Windows, por ejemplo.
Linux ”viola cuando menos 228 patentes”, según Ballmer, y ”algún día los países que formen parte de la OMC podrán ser objeto de reclamaciones por los derechos de propiedad intelectual”.
Además, ”nuestro software es más seguro que el de código abierto, ya que estamos detrás de él y lo soportamos, porque lo hemos construido. En cambio, en el caso del software libre, nadie sabe quién puede estar detrás de él”, argumentó Ballmer.
Pero los estados que se abren al software libre manejan otros criterios. ”Además de la ventaja de costos, está la estandarización. Podemos crear software adaptado a nuestros requerimientos, sin matrimonio con una marca de tecnología, lo cual nos facilita ir a un proceso de licitación para adquirir software”, destacó Joa.
Por otra parte, ”los estados y demás usuarios pueden modificar los programas a su gusto. No necesitamos pedir permiso cada vez que queramos adaptarlo, y eso nos da ventaja para unificar nuestros sistemas y bases de datos en todo el país”, añadió el experto.
También Eduardo Samán, del estatal Servicio de Propiedad Intelectual de Venezuela, cree que ”el sistema de fuente abierta facilita la creación de más software, con más ingenieros produciendo y generando valor agregado. Es una democratización, frente al enriquecimiento de una sola firma con el software propietario”, según dijo a IPS.
Pérez Martí comentó que Conexión Libre, junto a parlamentarios oficialistas, propondrán para Venezuela una Ley de Tecnología de Información y Software Libre ”para fomentar la producción de software en la administración pública y en el sistema económico y social. Nuestra consigna es tanto software libre como sea posible y tanto software privativo como sea imprescindible”. (FIN/2004)
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