Desde siempre y aún más en la actualidad, el sector de la ciencia y tecnología ha sido el puntal del desarrollo de los diferentes países. En función de los descubrimientos, inventos e innovaciones que se generan, los países logran solucionar problemas y hacerse menos vulnerables en un mundo cada vez más globalizado y competitivo.
Los llamados países desarrollados cuentan con un poderoso sector de ciencia y tecnología, que les permite a sus sociedades tener elevados niveles de vida. Basta mencionar a Estados Unidos, Alemania, Japón y Corea del Sur, como ejemplos de ello. Pero también países como Irán y Corea del Norte, donde los científicos y tecnólogos son su recurso más preciado y cuidado, merecen ser mencionados.
En Venezuela, en estos tiempos presentes, el sector de ciencia y tecnología está cubierto por una nube de incertidumbre. Con seguridad no se puede decir cuál es el futuro que éste tiene. No se aprecia un ambiente de optimismo con relación a logros significativos que se pudieran obtener en los próximos años. Los centros de investigación de las diferentes universidades venezolanas han alertado sobre el progresivo deterioro de sus activos, tanto materiales como humanos. Muchos científicos y tecnólogos venezolanos están optando por posibilidades alternativas de hacer carrera en otros países.
Algo que llama mucho la atención es la actitud que hasta ahora ha mostrado el actual Ministro de Educación Universitaria y de Ciencia y Tecnología, Jorge Arreaza, quien se desempeña al mismo tiempo como Vicepresidente del Área Social. Arreaza todavía no ha mostrado el perfil de una política de ciencia y tecnología a ser desarrollada durante los próximos años. Por supuesto que se le reconoce la voluntad que tiene de ayudar a los más necesitados, pero eso de la ciencia y tecnología es algo que requiere de tiempo, dedicación y continuidad. Y sólo para citar un ejemplo: quien actualmente dirige el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina, Lino Barañao, es el mismo que lo hizo durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, a pesar de las diferencias que existen entre el proyecto kirchnerista y el proyecto de Mauricio Macri.