El ALBA como proceso integrador

Al finalizar la segunda guerra mundial, los EEUU producto de una trascendental decisión política asume a través del Plan Marshall la reconstrucción de los países devastados por la guerra comenzando por la misma Alemania, los recursos utilizados para tales fines que aparecieron como originarios de ese país y buena parte así lo fue, inclusive con la carta blanca del Congreso, provinieron en buena medida de las grandes empresas que se beneficiaron de la guerra, como es la costumbre estas últimas no otorgan absolutamente nada de manera gratuita o por patriotismo, si no hay nada a cambio, la división del mundo por los triunfadores de la guerra advino en la repartición inclusive territorial de grandes recursos naturales y la instalación de bases militares, se puede decir que a partir de ese momento comenzó la guerra fría, ya que la URSS al darse cuenta del movimiento geoestratégico, hizo lo propio en los países bajo su influencia. El Plan Marshall fue ante todo una oportuna decisión política basada en términos de dominación e imposición en materia económica, lo que sucedió después podemos resumirlo para no alargarnos, en el papel que la veloz tecnología comenzó a asumir.

El mundo se dispuso a tal dominación económica tecnológica en función de la llamada libertad occidental, anteponiéndose a lo que discurría en la órbita soviética más China, no es sorpresa para nadie el amplio poder alcanzado por la nación imperial del siglo XX, dominando a su antojo la economía, los tipos de cambio, los intercambios comerciales entre otros elementos , todo acompañado de una feroz campaña mediática que tocaba la cultura de muchos países arropados por el nuevo imperio, siendo que el petróleo y sus derivados se erigía como el principal producto de dominación económica e imperial, aunado a todo ello, el “sueño americano” fue utilizado como señuelo en la fase dominadora. Grandes empresas constructoras y elaboradoras de medios de producción (máquinas), vieron crecer sus exportaciones hacia Europa, Asia y América Latina, instalándose en muchos países como ensambladoras, el negocio de vehículos, aviones y maquinarias dominó el mercado de tal manera que los países fundamentalmente europeos comenzaron a reaccionar lo que originó la matriz original de lo que hoy es la Unión Europea. Esta última no nace con espíritu antinorteamericano pero sí con una clara intención proteccionista entre todos sus miembros, algo así como nosotros primero. Creemos entonces que amén de sus especificidades y alcances, la Unión Europea hasta ahora es un claro signo de integración, indudablemente que las grandes empresas motorizan e intervienen en esos mercados de manera determinante, inclusive filiales de empresas transnacionales de EEUU, Japón y China.

Las reflexiones anteriores que tienen que ver con el Alba y el proceso integrador en Latinoamérica y el Caribe, particularmente creemos que quizás en la metodología podría haber buenos aportes, en lo demás, consideramos a nuestra manera de ver que son dos procesos radicalmente distintos en su génesis y alcances, quizás sean obvias algunas explicaciones al respecto, no obstante, es bueno referirnos a otros elementos distintos al poblacional por ejemplo, no es desestimable la población en esta área del mundo, si lo es los recursos naturales y las asimetrías económicas y sociales, el ALBA surge por oposición al ALCA, hay un elemento político y otro geoestratégico inmersos en su creación y la necesidad de adelantarlo, es un factor anti dominación y por ello, sus alcances y consecuencias son de otro orden además del económico donde lo político y la independencia de cada país, juegan un papel de primer orden, es decir el ALBA surge como un canto a la soberanía de los países y sus gobiernos y al pulso de los pueblos, es una integración que toca fondo y representa el camino correcto para salir de la dependencia económica y tecnológica.

Es cierto que este proceso integrador tan útil y necesario es entre países desiguales y en situación de minusvalía competitiva con respecto al resto del mundo, esta es precisamente la utopía a vencer y esto sucederá cuando la convirtamos en paradigma realizable, donde cada uno de sus integrantes den lo mejor de sí, en aras de su propia superación y teniendo como norte no a un país rico con desigualdades, sino a un país rico porque su gente alcance una mejor calidad de vida y las economías sean complementarias y subyacentes entre si, es un gran mercado y los procesos integradores como El MERCOSUR coadyuvarán a que la integración Latinoamericana y Caribeña nos lleven a una mayor claridad de lo que podría significar el ALBA como proceso integrador de los pueblos, recordemos la integración no debe ser solo económica que es importante, la connotación política y cultural se convertirían en el sello a rubricar.


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Rafael Febles

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

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