El Seniat decomisó e incineró miles de discos “piratas” que algunos buhoneros vendían en Caracas, y la sonrisa en los labios de los narradores de Globovisión y de algunos empresarios del mundo discográfico, hicieron preguntarme cuáles intereses se defienden con medidas como ésa.
Las casas disqueras tienen derechos, nadie los discute; pero también tienen derecho al trabajo, a la vida y a la alimentación esos miles de venezolanos que se “rebuscan” vendiendo en las esquinas. Resolvamos primero el problema del desempleo y luego nos dedicamos a defender los derechos de las empresas, que resulten afectados por el comercio de los copiadores.
Si las autoridades de este gobierno actuaran como lo hizo en esta oportunidad Vielma Mora, habría que quemarle la mercancía a la inmensa mayoría de los buhoneros del país ¿o es que no se han dado cuenta que los Tomy, los Levis, las Adidas y otras marcas vendidas por ellos, son también imitaciones?
Los buhoneros en la calle representan un problema, pero hay que resolverlo respetando sus derechos y brindándoles la oportunidad de ejercer su oficio en condiciones dignas y con respeto al derecho de otros.
Mal pueden los funcionarios de este gobierno, alegando que los vendedores informales afectan los intereses de los comerciantes establecidos decomisarles la mercancía e incinerarla.
Hay en este país miles de problemas que resolver, para que le demos prioridad a la defensa del “Coppyright”. El problema de la buhonería no lo creo este gobierno y el de la piratería mucho menos, pero debe ser este gobierno el que los resuelva; para eso es una revolución.
Ahora, no es con medidas como las tomadas por Vielma Mora como se resuelve un problema como el aquí expuesto.
Justo es reconocer que el Seniat, bajo la conducción de Vielma Mora, ha realizado una extraordinaria labor; pero en esta oportunidad se pasó de la raya. ¿O es que acaso los grandes evasores y contrabandistas ya están bajo control?
Invitamos al Seniat a revisar su actuación y continuar trabajando en pro de la revolución y del crecimiento económico del país. Vamos a tener paciencia y a concentrarnos en los grandes males, para luego dedicarnos a curar el pellizquito que los copiadores le dan a las grandes disqueras y otras empresas internacionales.
