PRELIMINAR
Este es un email que no estaba dirigida al portal de aporrea org., sino a mí, a la sazón de autor del artículo https://www.aporrea.org/tecno/a310583.html, empeñado en prestar ayuda a la interpretación sobre la absurda, pueril y arbitraria “intervención” a la catedral de La Asunción Su publicación la he juzgado conveniente porque está enmarcada en eso que hemos llamado la pasión por la arquitectura.
No existe clara conciencia de lo que se le hizo la catedral de La Asunción. No obstante, lo que hice fue adherirme a la convergencia de acciones de @alexanderodriguez18. ¿He aquí el problema? No, porque la defensa de la catedral de La Asunción no puede limitarse a una respuesta absolutamente técnica. Creo, que lo que hizo falta fue dar fe de amor a la ciudad de la Asunción.
Pero las reflexiones contenidas en mi artículo anterior, si generó reacción. Alguien, se sintió, de alguna manera, aludido y decidió en un gesto que yo aprecio, responder. Quiero decirle que no creo que él tenga la mente nublada por la pasión. Ni es irremediable quedar entre estúpido o cómplice; lo que he pedido, a los que saben razonar, es que lo hagan, y no en una contienda por la razón, pues ella no es producto o bien que se posee, la razón es un instrumento para interpretar hechos, para llegar a conclusiones.
Esos hechos no son desnudos e imperturbables, cada uno de nosotros los ve de una cierta manera. Por eso amigo Laforja1@gmail.com, no se trata de que seamos lo suficientemente comprensibles, abiertos y generosos para que reconozcamos la razón en el otro.
De lo que se trata en realidad es de cumplir con nuestro deber como ciudadanos, y establezcamos el debate, esa discusión a la cual tú le asignas poderes salvadores, y que seamos racionales en el análisis y asumamos conductas coherentes con ellos, pero, también las consecuencias por nuestras acciones.
Sobre esto último me gustaría insistir, si es que pretendemos ser responsables, pues toda acción, por más lógica y placentera que sea, genera consecuencias. Más aún cuando se involucra a la sociedad en su conjunto, es decir, cuando participamos en politica.
Ella, así te disguste reconocerlo, es a su vez y de manera licita, un ejercicio de poder y de responsabilidad y, si bien compartimos que tal cosa no implica el uso de la guerra y la destrucción del contrario, no te engañes pensando que eso se evita con otro tipo de politica, la que tu podrías llamar culta. Esa no existe.
Supones que a los ciudadanos no se nos puede hablar con la crudeza de los hechos pues no estamos preparados. Pero, ¿Qué decir de la actitud de aquellos que señalando la anormalidad como excusa, se asocian, sin salpicaduras visibles, a una lucha por la destrucción del contrario, con catedral y todo?
Frente a estas manipulaciones de lado y lado reitero que la Isla de Margarita, y en particular, la ciudad de La Asunción, nos necesita abiertos a la discusión. Eso, al margen de nuestras pieles sensibles, es lo único que vale la pena rescatar.
BIENVENIDO A LA DISCUSIÓN
8mar2022, 16:46
Estimado Sr. Servando Marín Lista
Leo con frecuencia sus artículos. A veces disiento a veces no. Lo importante es que siempre aporta asuntos de interés. Pero hoy me tomo la libertad de replicar uno y podrá leer las razones.
He tomado estas dos frases de un artículo publicado por usted en Aporrea.org.:
“La restauración realizada a la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, debe llamar la atención al gentilicio margariteño y las autoridades del IPC, toda vez que quedó al descubierto la falta de conocimiento especializado y en general del descuido observado en el otorgamiento del estudio con que fue tratada la Catedral de la Asunción, convirtiéndose en el trasfondo de un irreversible daño”.
“Pero la memoria de la ciudad de La Asunción no se puede construir con nostalgia de unos pocos por un patrimonio arquitectónico modernizado, mutilado y distorsionado por un torpe "restaurador"”.
Debo disentir de su forma de expresar el problema de la Catedral y del "torpe" restaurador, como si fuera este último el responsable de los desatinos de tres períodos anteriores a esta última intervención. He tomado esta cronología de quien elaboró el informe para dar las pautas de conservación de las fachadas de la Catedral. Informe que fué examinado y aprobado por el IPC y que debió aplicarse en esa restauración. Me consta que quien hizo el informe además como donación en atención a nuestra ciudad, es un experto restaurador que vive en Sevilla: Dr. Fernando de Tovar Pantin, doctor en Conservación y Restauración por la Universidad de Sevilla, con quien tengo amistad. Yo pude leerlo en su totalidad y puedo dar fe de las recomendaciones que se daba para el tratamiento de esas fachadas. Lo que se hizo luego será responsabilidad de otros. El Dr. de Tovar se limitó a dar esas pautas. Pero algunos irresponsables han afirmado que él dirigía esos trabajos. Lo que es falso. Cuando vi las noticias con falsedades y algunas opiniones sobre lo que ocurría se lo comunique al Dr. Tovar y pedí si me podía facilitar el informe, para hacer comentarios a algunos periodistas e "influencers de redes sociales" Solo me permitió utilizar la cronología.
Pero lo que quiero expresar con la presente es un error de apreciación que usted comete respecto a la integridad arquitectónica "colonial" de la Catedral y para ello uso la cronología tomada de ese informe del Dr. Pantin. Empieza desde el origen de la catedral pero prefiero centrarme en ciertos períodos posteriores y subrayo aquello que merece la pena
1729. La Nave Central fue derruida y reedificada por orden del Obispo Sebastián Lorenzo Pizarro.
1752. El gobernador Joaquín Moreno Mendoza hace grandes reparaciones, especialmente a los techos y puertas. Construye a sus expensas una capilla con su retablo para venerar a María Santísima del Monte Carmelo al fondo (Este) de la Nave de la Epístola)
1755 Se hace un inventario donde se refleja la existencia de un coro bajo.
1766. Durante la visita del Obispo Mariano Martí ocurrieron varios temblores de tierra en la Isla. El templo no sufrió daños.
1770 El Gobernador José Matos empedró las calles alrededor del templo.
1772. En el baptisterio, al fondo, en el muro norte, de la nave del Evangelio había pintada una fecha “1772”
1773. Fray Iñigo Abbad Sierra, visitador del Obispado de Puerto Rico, observa que la ciudad de la Asunción es ruinosa pero deja constancia que la Iglesia parroquial es muy buena y aseada, de tres naves y sillería de piedra.
1800. Se instala una araña de cristal por donación de la “Compañía Dramática Estudiantil”
1809. El viajero Francés Jean Joseph Dauxión Lavaysse, en viaje a Margarita encuentra que la ciudad de la Asunción está bien construida, hay bienestar más no gran riqueza.
1819. Charles Brown, legionario inglés durante la guerra de independencia, encuentra a la Asunción en ruinas.
1852. El Consejero Miguel María Lisboa visita la Asunción y dejó constancia de una ciudad en ruinas salvo su Iglesia parroquial que funcionaba como hospital. Se presume que la torre de la Iglesia es del Siglo XIX.
1897. Se toma la primera fotografía hasta ahora conocida de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Se observa que las ventanas superiores de los muros norte y sur ubicadas hacia la fachada principal (Noreste) están tapiadas.
1910. Hay una placa descrita por el Presbítero Dr. J. M. Guevara Carrera Vicario de la Catedral de la Asunción (Circa 1910) como colocada en el muro norte de la Catedral donde se leía que la bendición de ese templo se hizo en el año de 1621.
1910-1918. El templo no conservaba el suelo antiguo. En el centro se colocaron lozas azules y blancas haciendo un camino desde las gradas del altar hasta el coro bajo (Antiguo).
1918. En la puerta principal había una placa donde se leía “Sociedad Progreso. Agosto de 1918” Esa sociedad hizo aportes para la conservación de la Catedral. Para esa fecha estaba instalado un retablo antiguo “español”. Se había reparado pintando y dorando solo lo necesario y cambiando la madera roída. Tenía tres calles y dos cuerpos, a los lados tallas de San Juan Bautista y San Pedro, al centro una Inmaculada y en el cuerpo superior un Sol (Eucarístico) y una Paloma. El retablo tenía un mecanismo para las fiestas del Corpus. Por medio de poleas se subía la Custodia del Santísimo desde el Sagrario hasta el último cuerpo. Había otros retablos: El de Ánimas con su cuadro sobre el tema y un cuadro superior con San Miguel, un retablo de San José con una pintura de la Inmaculada arriba.
1918. Se desmontó el coro bajo antiguo. Y se construyó el coro alto. La sociedad Progreso construyó las aceras el templo y el atrio frontal enlosado.
1925 Se “blanquea con cal” el templo, casas y edificios de la Asunción por ordenanza municipal.
1925. Es nombrado párroco de Fray Agustín María Costa OCC (Orden del Carmelo) quien inicia una serie de cambios en el interior del templo. Permaneció como párroco hasta 1968. Entre ellos: Compró imágenes nuevas para sustituir la coloniales: Jesús Atado a la Columna, Humildad y Paciencia, el Santo Sepulcro y Nuestra Señora de Las Angustias. Conservó las antiguas provenientes del convento de los Dominicos y de la Iglesia de San Pedro: Una Virgen del Rosario y una talla de San Pedro. Construyó altares de mampostería y abrió nichos para esas imágenes.
1930 El Gral. José Garbi, gobernador de Cumaná, ordena se pinte el Templo de la Asunción con pintura al óleo. Se borró una inscripción donde se leía “1777”, en la capilla del Baptisterio” Se inicia, en paralelo, una colecta pública para reparar el Templo. No se hicieron grandes reformas.
1942 El mármol del suelo de la sacristía era el que estaba ubicado en la nave central.
1949 Fray Agustín Costa elabora un inventario de todos los bienes muebles y detalles del inmueble
1957 Por decreto del estado (No 820 del 27 de Julio de 1957) Fray Agustín Costa obtiene fondos para realizar trabajos de remodelación del templo de gran envergadura. Se reparó todo el techo cambiando algunos pares y parte del entablado pero dejando intactos los tirantes de la nave central. Se usaron pares de caoba. Se cambió todo el enlozado del templo. Se construyó un muro bajo perimetral en el atrio del templo
1958 Se reabre el templo al Público. Un tiempo después se cambió en techo de la capilla del Nazareno (La que da al muro Norte) colocando vigas de metal, subiendo los muros exteriores y abriendo una claraboya)
1965 Graziano Gasparini, en su libro sobre templos coloniales en Venezuela describe: “El templo margariteño (La Asunción) no ha sufrido modificaciones de consideración y ha llegado hasta nuestros días en buen estado de conservación”.
1973. Recién Creada la Diócesis de Nueva Esparta Se hace una restauración radical del templo: Se elimina el coro alto, se cambia la solería y se sustituye por una de mármol. Se derriba la capilla del Nazareno, se abren los ventanales superiores, se remueven todos los guarnecidos de delos muros y se sustituyen por nuevos. El arco toral sufre una modificación, al igual que las cornisas donde apoya. Toda la techumbre es sustituida. Se eliminan los altares e imágenes nuevas. Se abren todos los osarios y se reubican sus placas. La restauración estuvo a cargo del Ing. Miguel Pulini Pinto, el Dr. Hugo Buonquina y la asesoría del Dr. Mauro Páez Pumar. Es posible que en esta restauración se derribara el retablo mayor original para ser sustituido por el actual, último de estilo eclético: Columnas, basamentos y cornisas de la segunda mitad del siglo XVII. Altorrelieve central tallado y policromado cuya datación hay que investigar.
1991 Es la mayor intervención restaurativa del templo. Dirigida por Graziano Gasparini se decide eliminar todo aquello cuanto aleje al templo de su “supuesto estado primigenio”. Todo el maderamen del trecho fue sustituido. Los revocos, enfoscados y enlucidos totalmente renovados. El enlosado de las tres naves se renovó. El resultado causó grandes molestias en la población Margariteña tal y como lo refleja la prensa del momento.
Una vista a esta cronología y nos damos cuenta de muchos cambios materiales a la Catedral (Eso se llaman nuevos usos, etc.) Sin embargo hay dos restauraciones que cambiaron el templo para siempre: La de 1973 y la 1991. Allí se eliminaron todos los frisos antiguos, techos, etc. La de 1991 fue un atropello aún mayor: Se quiso regresar la construcción a su estado "primigenio", como si eso fuera posible. En el informe de Pantin se pedía reparar solo aquellos frisos dañados, lavar las fachadas y frisar todo el muro y pequeñas columnas del frente de la fachada (Que fué un añadido hecho en 1960). Recomendación que especificaba que tipo de estudios debían hacerse, recomendaciones de las normativas referentes al patrimonio y demás detalles.
La Catedral de "Colonial" solo tiene la planta, los tapiales de los muros, los sillares, y el enladrillado de las columnas. El resto: Frisos, suelos, techos, incluyendo el corralito frente a la Fachada principal son todas modernas: cemento y arena.
Si quiere puede localizar al Dr. Tovar y pedirle directamente su opinión yo podría consultarle a él su email. Yo como ciudadano responsable y conocedor de los trabajos de este restaurador, con el cual he compartido asuntos culturales, me vi en la obligación de escribirle a usted. Me parece que faltó investigación histórica, y le pido disculpas si esto último pueda ofenderle. No es mi intención.
Agradezco se tomara la molestia de leer este email.
Un cordial saludo
Gustavo Casanova Casanova / Laforja1@gmail.com
POSDATA
Quiero que entiendas que esta respuesta se proyecta sobre esa realidad de nuestra propia vivencia dentro de un espacio histórico-cultural llamado ciudad de La Asuncion. Que nuestras respuestas no interesan solamente al especialista, por el contrario, creo que interesan al ciudadano común, a todos los que disfrutamos de ella o la sufrimos. Ojalá estuviera equivocado, pero no tenemos conciencia de la ciudad como entidad, como organización activa y dinámica cuyas transformaciones nos afectan de diversas maneras. No tenemos conciencia, nunca se nos ha enseñado, de nuestra profunda pertenencia a cada una de sus calles, casas, plazas y monumentos de la ciudad de La Asunción.
¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento¡