Unos científicos a punto demostrar la existencia de la quinta fuerza de la naturaleza

Análisis y recopilación de un artículo de Darren Orf

Un equipo internacional de científicos ha puesto a prueba esta idea gracias a las montañas de datos sobre el asteroide Bennu, objetivo reciente de OSIRIS-REx.

Según el actual Modelo Estándar, cuatro fuerzas fundamentales sustentan toda la física conocida: el electromagnetismo, la gravedad y las fuerzas nucleares fuerte y débil. Sin embargo, desde mediados de los años ochenta, los físicos se preguntan si podría existir una quinta fuerza fundamental, que ayudaría a explicar algunas anomalías observacionales. Y desde entonces, muchos estudios se han atrevido a afirmar el descubrimiento de esta fuerza esquiva.

En 1986, por ejemplo, científicos del MIT pensaron que la antigravedad tal vez podría ser una quinta fuerza, y en 2000, otro grupo bautizó la fuerza como "quintaesencia" como una forma de explicar la energía oscura

. En 2015, un estudio de la Academia Húngara de las Ciencias descubrió una partícula 30 veces más pesada que un electrón que podría constituir la base de una quinta fuerza, y el Fermilab, con sede en EE.UU., declaró audazmente que estaban a punto de descubrir esta misteriosa fuerza justo el año pasado.

Y, por supuesto, hay un fuerte contingente de físicos que piensan que la quinta fuerza no existe en absoluto

Una forma propuesta de examinar si tal fuerza podría existir es vigilando de cerca las trayectorias de los asteroides, y pocos asteroides cercanos a la Tierra están tan bien observados como Bennu.

Un nuevo estudio realizado por un equipo internacional de científicos analiza Bennu para intentar poner límites a una posible quinta fuerza fundamental en la búsqueda de materia oscura ultraligera.

Bennu, uno de los objetos cercanos a la Tierra más peligrosos, ha sido meticulosamente rastreado mediante datos astrométricos ópticos y de radar desde su descubrimiento en 1999.

Como destino de la misión de recuperación de asteroides OSIRIS-REx, los datos radiométricos y ópticos de seguimiento de la navegación en banda X añadieron aún más precisión a la trayectoria.

La idea es que cualquier desviación en la trayectoria prevista del asteroide podría ser el resultado de una quinta fuerza desconocida en acción.

Los resultados del estudio se publicaron en la revista Nature Communications Physics.

"La interpretación de los datos que obtenemos del seguimiento de Bennu puede contribuir a nuestra comprensión de los fundamentos teóricos del universo y, potencialmente, renovar nuestra comprensión del Modelo Estándar de la física, la gravedad y la materia oscura", afirma Yu-Dai Tsai, autor principal del artículo, en un comunicado de prensa. "Las trayectorias de los objetos suelen presentar anomalías que pueden ser útiles para descubrir nueva física".

Las trayectorias de los objetos celestes ya han dado lugar a descubrimientos increíbles en el pasado. Neptuno, por ejemplo, fue descubierto por primera vez no a través de un telescopio, sino mediante los meticulosos cálculos de la órbita de Urano y el descubrimiento de anomalías gravitatorias en ella. Sin embargo, esta técnica no es infalible, ya que algunos científicos también creían que existía un planeta llamado Vulcano entre el Sol y Mercurio.

Esto, obviamente, resultó ser falso.

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Antonio Daza


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