Evolución y Transgénicos

Siendo este año 2009 la celebración de los 200 años del nacimiento de Charles Darwin (el padre de la teoría de la evolución) y en medio de todo el daño que los únicos animales racionales (los humanos, si, pertenecemos al reino animal) le estamos haciendo al único lugar que tenemos para vivir (parafraseando al señor Walter Martínez, con mis respetos), es menester hablar de los transgénicos que se elaboran para consumo humano y animal. Desafortunadamente e independientemente del país donde se elaboren estos “alimentos”, tenemos que tener claros algunos principios básicos y sumamente importantes para comprender de qué se trata.

Comencemos por saber que un ser vivo transgénico (trans = a través de y, génico, de genoma o gen, en otras palabras : a través del gen)) (planta o animal), como su nombre lo indica, es el producto de la unión, en la célula, de 2 segmentos de ADN(gen) (molécula que lleva la información genética) de dos genomas diferentes, generalmente, estos dos genomas pertenecen a reinos diferentes (también podríamos jugar con la palabra “trans” y decir que es “trans” porque se transgrede la naturaleza al querer fabricar lo que “nos interesa”, y eso está bien, pero... no cuando crea mas problemas que los que resuelve).

Los pro-transgénicos dirán que es una blasfemia, pero veamos: desde que Monsanto, Bayer o cualquier otra transnacional, han creado las primeras plantas transgénicas y las comenzaron a comercializar con la falacia de que eran (¿y son?) la solución del hambre en el mundo, cabe preguntarse: ¿en cuánto por ciento ha contribuido esto a disminuir el hambre en el mundo?. ¿Están publicadas esas cifras?. ¿Dónde?. ¿La FAO las conoce?. ¿Es que acaso los señores de Monsanto (y otros) no son mas ricos a expensas de mas pobreza para los mas pobres?. ¿Acaso no hay ya grandes extensiones de tierras que han sido desertificadas gracias al uso intensivo del glifosato?. ¿Es esto lo que se llama un producto inócuo para el ambiente?. Acaso no hay ya reportes del daño a órganos importantes en animales a causa del consumo de alimentos transgénicos?. ¿Qué está en juego? ¿La vida de los seres vivos o el enriquecimiento de las grandes transnacionales a expensas del detrimento del ambiente y la salud humana? A este planteamiento regresaremos mas tarde. Sigamos.

Además de sobrepasar la barrera de especies y reinos, tendríamos que exigir que se cumpla el principio de precaución y el de ética, que en el mundo científico no es más que tener, estadísticamente hablando, un 80% de certeza que lo que se quiere probar en el ecosistema del ser humano (holísticamente hablando) es seguro. Dicho de otra forma, hay por lo menos un 20% de dudas si se cumple o no con lo que se quiere, pero que, además, no va a causar daños colaterales. Este es el caso de los transgénicos. Monsanto, ni ninguna otra compañía, han presentado jamás un reporte confiable, en tiempo y espacio, que indique que sus plantas y animales no representan un peligro al ambiente (biodiversidad, ecosistemas, etc) y la salud. Sus estudios se limitan a unos pocos metros y tiempos muy cortos para lo que el mundo natural requiere (se pueden consultar los reportes que Monsanto ha dado para la aprobación de la patente del maíz 810) Es ahora, 15 años después del inicio del cultivo de transgénicos que se develan los daños no revelados en 2 ó 3 meses y los nefastos daños al ambiente.

El otro falso argumento que pregonan los pro-transgénicos es que en la naturaleza se dan, normalmente, las adquisiciones de genes de organismos de reinos iguales o diferentes. Si, eso es cierto, hasta un punto.

En primer lugar, esos intercambios genéticos se realizan por prueba y error.

Segundo, ese proceso toma un tiempo, porque, a excepción de los organismos unicelulares, cuyo tiempo de generación es muy corto (horas o días), los seres superiores toman meses y años (concepto de tiempo de generación: El tiempo que toma una población para duplicar su número).

Por otra parte, ¿sabemos qué va a pasar dentro de 20 años cuando algún gen adquirido de los transgénicos que estamos ingiriendo, se incorpore en nuestro ADN o en el ADN de nuestra flora intestinal o dérmica?. Esa es una investigación que no se ha hecho, ni es ético hacerla porque implica estudios sobre poblaciones humanas. Salvo que ése sea el propósito de Monsanto (y otros) con su política de expansión de siembra de los transgénicos y, de una vez, saber cuál es el efecto a largo plazo de la introducción de esos genes en los humanos y otros seres superiores (investigación que habrán hecho sin soltar un centavo y con ganancias), aparte de los muy altos dividendos que ya obtienen. Tampoco esas transnacionales han estudiado el efecto alostérico que implica introducir una molécula de ADN extraña en una población y cuáles implicaciones tiene en el ecosistema. Ya hay resultados sobre el exceso de producción de lignina en plantas de arroz y maíz (S. Flores, 1999), quizás estemos esperando un brote “epidémico” para comenzar a hacernos preguntas y entonces será demasiado tarde.

La Transferencia horizontal, es el intercambio de información genética entre especies no relacionadas entre sí. Este es un fenómeno que se da en vegetales de forma natural. Se ha detectado que también se produce entre especies transgénicas y especies no transgénicas, incluso bacterias y virus del suelo. Lo descubierto por S. Flores et al. a finales de 1999, donde después de ensayos descubrieron que todas las variedades de maíz trasgénicos exudan por sus raíces importantes concentraciones de toxinas BT y que éstas van al suelo. Este hallazgo fue publicado en NATURE, Monsanto no lo podía creer y su asesor científico se puso en contacto directo con el laboratorio, lo cual evidenció que en los sistemas de modelo de trabajo el caso maíz no estaban totalmente controlado. Recientemente se descubrió algo que también sospechó el grupo de S. Flores y colaboradores: que la modificación genética del genoma del maíz estimula la producción de lignina de una manera anormal lo que nuevamente evidencia que el proceso bioquímico no está controlado cuando se modifica el genoma de la planta de maíz. Investigadores de la universidad de California, Berkeley, David Quist e Ignacio Chapela publicaron en noviembre de 2001 un artículo en la revista Nature informando que se habían encontrado indicios de contaminación genética en variedades de maíz autóctona de México. Los autores de este trabajo mostraban que el ADN de los OGM se habían fragmentado y se movían de forma impredecible dentro del genoma del maíz local Mexicano. Comunidades campesinas mexicanas habían encontrado, en Oaxaca plantas contaminadas con hasta tres transgenes diferentes de maíz Starlink (prohibido para el consumo humano en Estados Unidos por presentar efectos alérgicos y, finalmente, retirado del mercado).

Los seres vivos siempre harán aquello para lo cual han sido diseñados, estemos o no conscientes de ello. Hay procesos externos que los seres humanos podemos controlar, pero no aplica lo mismo para los procesos moleculares, bioquímicos y fisiológicos dentro de los mismos seres humanos u otros seres vivos de este planeta.

El llamado es a tener en cuenta los importantes principios de precaución y ética y que la evolución es un proceso normal que toma un tiempo. La evolución no se hace de manera abrupta en tiempo, espacio, función molecular ni bioquímica.

El hambre en el mundo no es un problema de mayor producción de alimentos, es un problema geopolítico-económico. Hay SOLUCIONES DISTINTAS para palear las deficiencias en proteínas, vitaminas, etc., lo que no hay es VOLUNTAD POLÍTICA y ECONÓMICA ni DECISIONES DE ESTADO. Prevalece el interés económico al de la salud mundial y del planeta.

mhinojos@ivic.ve /Sflores@ivic.ve
Sflores@ivic.ve

Laboratorio de Ecologia de suelos
IVIC


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Saul Flores / María Hinojosa


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