El ministro hondureño de Seguridad, Oscar Álvarez, que acaba de solicitar a Estados Unidos la ayuda del FBI para “esclarecer las circunstancias” de la ola de asesinatos de periodistas en Honduras, ocupaba el mismo puesto en el 2004, en el gobierno de Ricardo Maduro, cuando el terrorista Luis Posada Carriles llegó al país centroamericano, donde encontró, con su complicidad, un refugio seguro.
El miembro del gobierno de Porfirio Lobo es sobrino del general Gustavo Álvarez Martínez, ex jefe de las Fuerzas Armadas de Honduras aliado a John Dimitri Negroponte cuando este agente de la CIA y criminal de guerra era embajador en Tegucigalpa y manejaba los planes macabros de la administración de Ronald Reagan contra el gobierno sandinista de Nicaragua. Álvarez Martínez se hizo famoso por las persecuciones que dirigió contra jóvenes, religiosos y militantes de izquierda y por su absoluta sumisión a los norteamericanos.
En el 2004, en el show mediático que se fraguó al llegar Posada el 26 de agosto, fue Oscar Álvarez quien, seis días después, declaró a la agencia de prensa norteamericana AP que sus servicios migratorios se encontraban incapaces de ubicar al terrorista aunque, decía, la policía había localizado "varias residencias" donde “se creía” que pudiera estar alojado.
Pocos días después, sin embargo, sugería esta vez una falsa pista: Posada, decía, "pudiera haberse ido del país y creemos que está en Bahamas”. El Gobierno de Bahamas denegó inmediatamente la información. “Nuestros informantes nos dicen que Posada Carriles pudiera haber usado a Honduras como escala para viajar en el Caribe”, declaró también Álvarez.
Posada entró a Honduras el mismo día de su liberación por el aeropuerto de San Pedro Sula, con pasaporte norteamericano falso, en un jet privado contratado por cómplices de Miami, proveniente de la capital panameña. No se habló más de la supuesta investigación a partir del momento en que la prensa dejó de interesarse en el tema.
En una amplia investigación sobre el incidente publicada en Rebelión a finales del 2004, el investigador y periodista Carlos Fazio señalaba que "existen indicios de que el presidente de Honduras, Ricardo Maduro, fue parte de una transacción que llevó a la desaparición de Posada Carriles en San Pedro Sula". "Es evidente -continuaba Fazio- que para que ésto se diera hubo un tercer y poderoso actor que desde las sombras movió los hilos de la trama: Estados Unidos”.
En el 2005 se confirmó que el Buró Federal de Investigación (FBI) de Estados Unidos y la fiscalía hondureña protegieron entonces a Posada Carriles cuando el abogado Juan Carlos Sánchez, representante legal del destituido director de Migración y Extranjería de Honduras Ramón Romero, presentó ante un tribunal un documento donde alegaba que Posada llegó a Honduras protegido por elementos de la policía federal estadounidense.
Aunque Posada era reclamado por Venezuela como autor de la voladura de un avión de Cubana de Aviación en 1976, con 73 personas a bordo, y era bien conocido el hecho de que Posada era apadrinado por el mafioso de origen cubano Ralph Nodarse, un viejo colaborador de la CIA, no apareció huella del terrorista internacional.
En enero de 1994, Posada planificó en Honduras un plan fracasado de atentado contra Fidel Castro, financiado desde Miami por la FNCA, que preveía ejecutarlo en la toma de posesión del presidente Reina. Hasta 1996, Posada encabezó un grupo de sicarios de origen cubano que junto a militares hondureños ejecutaron más de 40 atentados en este país.
OSCAR ÁLVAREZ, CACHORRO DEL IMPERIO
Álvarez fue alumno de la Texas A&M University, cantera de agentes de la CIA. Es en el campus de esta misma universidad donde se sitúa la George Bush Presidencial Library. En esta institución de corte militar, se incorporó al Cuerpo de Cadetes donde recibió la preparación para sumarse a la US Army. Sigue como presidente de la Asociación de ex alumnos hondureños de la Texas A&M.
Durante un largo periodo, Álvarez residió en Dallas donde fue cónsul de Honduras.
El actual ministro del gobierno de Lobo ejerció ese mismo cargo en el gobierno de Ricardo Maduro Joest hasta 2005 y dirigió la represión contra dirigentes populares asó como salvajes operaciones de “limpieza” en barrios pobres de Tegucigalpa, con un desprecio total de los derechos humanos.
Ricardo Maduro participó, al lado de Roberto Micheletti, en el criminal golpe de Estado contra el Presidente Constitucional, Manuel Zelaya, y fue entre los primeros golpistas en ser acogido en Washington por los congresistas de la ultra derecha cubanoamericana que lideraban la operación de legitimación.
Al anunciar su solicitud de “ayuda” al FBI hace unos días, Álvarez afirmó que acudió a la policía estadounidense con el propósito de “que haya transparencia en el proceso” de investigación sobre el asesinato de ocho periodistas desde principios del año en este país.
Hace unos días, el propio Álvarez entregó al Congreso Nacional un informe en el cual dio su versión sobre “el avance de las investigaciones” en las muertes de periodistas que incluyó nombres de sus supuestos autores.
Los periodistas asesinados en Honduras este año son Nicolás Jesús Asfura Asfura, Joseph Ochoa, David Meza, Nahum Palacios, Bayardo Mairena, Manuel Juárez, Luis Antonio Chévez y Georgino Orellana.
Al invitar al FBI a cooperar con sus servicios, Álvarez declaró que dirigió su solicitud de ayuda especializada al embajador estadounidense Hugo Llorens Según la prensa golpista de Tegucigalpa, Álvarez le garantizó al embajador estadounidense que “brindará total seguridad al personal del FBI que venga al país a cooperar en los procedimientos y acciones necesarias para resolver todos esos casos”.
EL PROCONSUL LLORENS, DE PURA CEPA BUSHISTA
El embajador norteamericano Hugo Llorens -que admitió haber participado en reuniones donde se discutieron los planes de golpe antes del secuestro del Presidente Zelaya, el 28 de junio de 2009- es un cubanoamericano emigrado a Miami que se convirtió en Director de Asuntos Andinos del Consejo Nacional de Seguridad en Washington, D.C., después de una carrera de agente de la CIA.
Cuando ocurre el golpe de estado del 2002 contra el Presidente venezolano Hugo Chávez, Llorens se encuentra de asistente del Subsecretario de Estado para Asuntos hemisféricos Otto Reich y del conspirador por excelencia, Elliot Abrams.
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