Según
Abner Mikvner, importante portavoz sionista nacional, ex-congresista,
juez federal, consejero del Presidente Clinton durante su época en
la Casa Blanca y uno de los primeros patrocinadores de Obama, según
él, “Barack Obama es el primer Presidente judío” en EEUU. Entonces
el presidente Barack Obama, Premio Nobel de la guerra, es el rostro
oscuro del imperio al servicio de Israel, es difícil aceptar que el
presidente de Estados Unidos no estaba en conocimiento del ataque del
ejército Israelí a la flotilla de la Libertad en alta mar, hasta piratas
de Somalia tienen código de respeto a la vida de los secuestrados.
Obama conocía el plan. En un discurso pronunciado el 4 de junio del
2008, ante el AIPAC American Israel Public Affaire Committee dijo:
“…el vínculo entre los Estados Unidos e Israel es inquebrantable
hoy, mañana y siempre”, en mismo discurso agrego:
“Nuestra alianza se basa en intereses y valores compartidos. Los
que amenazan a Israel nos amenazan. Israel siempre ha enfrentado estas
amenazas en el frente. Y voy a llevar a la Casa Blanca un inquebrantable
compromiso con la seguridad de Israel.
Que comienza con la garantía de que Israel ventaja militar
cualitativa. Me aseguraré de que Israel puede defenderse de cualquier
amenaza - de Gaza a Teherán. Defensa de la cooperación entre los Estados
Unidos e Israel es un modelo de éxito, y debe ser profundizado. Como
presidente, voy a aplicar un memorando de entendimiento que proporciona
$ 30 mil millones en asistencia a Israel en la próxima década - las
inversiones destinadas a la seguridad de Israel que no se vinculará
a ninguna otra nación. En primer lugar, debe aprobar la solicitud de
la ayuda exterior de 2009. En el futuro, podemos mejorar nuestra
cooperación
en materia de defensa de misiles. Deberíamos exportar equipo militar
a nuestro aliado Israel con arreglo a las mismas directrices que la
OTAN. Y voy a defender siempre el derecho de Israel a defenderse de
las Naciones Unidas y de todo el mundo.
Para el que tenga duda del sionismo de Obama, aquí otra frase en la misma exposición: “Voy a ser claro. La seguridad de Israel es sacrosanta. Que no es negociable”.
Pero no solamente es Obama, todos los presidente de estados Unidos han apoyado a Israel desde su creación. Estados Unidos e Israel firmaron en agosto de 2007 un Memorando de Entendimiento en agosto de 2007, comprometiendo a EE.UU. a dar a Israel 30.000 millones de dólares en ayuda militar durante la próxima década. Es un subsidio, pagado en efectivo al comienzo de cada año fiscal. La única estipulación impuesta al uso de ese regalo en efectivo a Israel es que gaste un 74% en la compra de bienes y servicios militares de EE.UU.
La primera donación bajo este acuerdo fue hecha en octubre de 2008, para el año fiscal 2009, por una suma de 2.550 millones de dólares. Para llevar el monto total de 10 años a 30.000 millones de dólares, las cantidades en los próximos años aumentarán gradualmente hasta llegar a un nivel anual de 3.100 millones de dólares por año en el año fiscal 2013. Así continuará hasta el año fiscal 2018.
Israel es de lejos el mayor receptor de ayuda al extranjero de EE.UU. Desde 1949, EE.UU. ha suministrado a Israel 101.000 millones de dólares en ayuda total, de los cuales 53.000 millones de dólares han sido ayuda militar. Durante los últimos más de 20 años, Israel ha recibido un promedio de 3.000 millones de dólares por año en subsidios; hasta ahora ha sido una mezcla de ayuda económica y militar.
Israel recibe su ayuda bajo condiciones mucho más favorables que algún otro receptor. Egipto, por ejemplo, recibe 2.000 millones de dólares al año en ayuda económica, pero es un préstamo y deben ser reembolsados. Arabia Saudí también tiene equipamiento militar de EE.UU. en su arsenal, pero compra y paga por ese equipamiento, y no es un regalo como en el caso de Israel.
Se puede decir que la ayuda a Israel beneficia a EE.UU. porque lo gasta para comprar equipamiento fabricado en ese país. Pero ese reciclaje de dineros fiscales a la industria de armamentos no es la manera más sabia de estimular la recuperación económica general. En los hechos, en medio de una crisis financiera, incurrir en una obligación a largo plazo de esta magnitud es extremadamente irresponsable.
Cuando Israel ataca a los palestinos, como lo hizo durante el reciente ataque contra Gaza, sus instrumentos de destrucción son jets de caza y helicópteros de ataque estadounidenses, misiles estadounidenses, fósforo blanco hecho en EE.UU., aplanadoras Caterpillar hechas en EE.UU. Toda esta destrucción hecha en EE.UU. es claramente identificable para las audiencias de televisión en todo el mundo árabe y musulmán, donde los televidentes reciben una dieta continua de noticias que muestran a civiles palestinos muertos por armas hechas en EE.UU. Terroristas como Osama bin Laden logran encontrar reclutas en esa vasta población, que siente afinidad con los palestinos y se siente atacada por EE.UU.
La Ley de Ayuda al Exterior de EE.UU. estipula que no se puede suministrar ayuda a un país que se involucra en un patrón permanente de violaciones del derecho internacional de derechos humanos. Israel ha sido acusado por organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch precisamente por tales violaciones durante el ataque contra Gaza y en ataques pasados. Israel también viola la Ley de Control de las Exportaciones de Armas, que estipula que las armas de EE.UU. deben ser utilizadas sólo para la “seguridad interior.”
Con el telón de fondo de la violencia y de la condena internacional, es crucial examinar con más detenimiento cómo Estados Unidos (EEUU) ha contribuido a la brutal respuesta israelí. EEUU aporta una importante ayuda militar y armamentística a Israel. La maquinaria militar que Israel recibe de EEUU incluye el tanque Merkava y el helicóptero Apache, ambos utilizados contra los civiles palestinos en un intento de acabar con el levantamiento. Si unimos la ayuda militar y económica, Israel es el mayor receptor de ayuda norteamericana desde la 2da Guerra Mundial.
Así es como podemos entender que cuando Israel invade Gaza y Líbano es Estados Unidos quien invade. Cuando Israel agrede a Palestina es Estados Unidos quien agrede a Palestina. Cuando Israel secuestra a ministros del gobierno y a diputados del parlamento palestino es Estados Unidos quien lo comete. Cuando Israel hace asesinatos selectivos de jerarcas de la lucha por la liberación palestina eso lo está haciendo Estados Unidos.
Cuando Israel asesina indiscriminadamente a niños, mujeres y ancianos palestinos eso es hecho por Estados Unidos. El gobierno de Estado Unidos está cooptado por el sionismo, e hipócritamente interviene contra Palestina a través del aparataje israelí. Cuando Israel asesina, causa lesiones a personas de más de 45 países de la Flota de la Libertad es Estados Unidos el agresor, autor de la masacre y del acto de piratería.
La Unión Europea también participa en el suministro masivo de armas a Israel, aunque las reglas de la UE lo prohíben, por tratarse de un lugar donde "se generan tensiones o haya posibilidad de que se utilicen para violar derechos humanos".
Un reciente informe refleja que las licencias entregadas por los gobiernos de la UE para venta de armas a Tel Aviv ascendieron a 846 millones de euros entre los años 2003 y 2007.
Francia, Alemania, Gran Bretaña, Bélgica, Polonia, Rumania y la República Checa encabezan la lista de los suministradores que han convertido al pequeño estado sionista en el sexto mayor importador de armamentos del mundo.
Es Israel a su vez —producto del desarrollo alcanzado en su industria militar con tecnología estadounidense en lo fundamental— un gran exportador que llegó a vender el pasado año la apreciable cifra de 5 300 millones de dólares en armamentos.
Como ha ocurrido siempre, apenas asumió el nuevo premier israelí, en este caso el reciclado derechista Benjamín Netanyahu, se le abrieron las puertas de la Casa Blanca norteamericana.
Ni una palabra se dijo a Netanyahu respecto a las armas. Ni un centavo se suprimió de la cuantiosa ayuda militar. Al contrario, se aumentó esa ayuda, incluso en momentos que Estados Unidos y toda la humanidad vive la terrible crisis económica y financiera actual.La crítica mayor al premier israelí fue respecto a la construcción de nuevos asentamientos en los territorios palestinos ocupados.
Esta guerra de 60 años es un verdadero negocio para la industria militar norteamericana porque recicla las multimillonarias cifras de dinero que recibe Israel y que utiliza casi en su totalidad en la compra de armas y aditamentos militares con factura made in USA.
Si se quiere saber entonces qué y quiénes sostienen al estado israelí, busque las respuestas en el dinero y las armas que se le brindan como ayuda, tanto salidas de Washington como de países de la Unión Europea. Por eso, cuando cesen la ayuda militar a Israel y la política de doble rasero de Estados Unidos y sus aliados, entonces se podrá hablar de paz en el Oriente Medio.
Israel no es una gran potencia; es tan sólo una potencia por delegación. Si no recibiera la constante ayuda financiera, militar y política de EEUU, no tendría base suficiente en la que sustentar su arrogancia. Pero el caso es que la recibe.
Gracias al respaldo de Washington, el Estado sionista cuenta con un armamento que jamás habría podido producir por sus propios medios. Gracias a ese mismo respaldo, puede despreciar las leyes internacionales, empezando por la Convención de Ginebra, y las muchas resoluciones de las Naciones Unidas que le instan a dejar de actuar como lo hace: la capacidad de veto que tiene el Gobierno norteamericano en el Consejo de Seguridad de la ONU protege todas sus agresiones. Gracias al chorro de millones de dólares que le llega de Estados Unidos año tras año, puede también sostener una economía que por sí misma sería insostenible.
Pero resultaría muy cómodo responsabilizar de todo el desastre a Washington y al poderoso lobby judío estadounidense. La Unión Europea tiene también buena parte de culpa en la criminal arrogancia con la que el Gobierno de Israel se permite actuaciones como la horrorosa que están perpetrando ahora mismo en Gaza con el criminal bloqueo, Las Naciones Unidas, condena la masacre cometida por el ejército israelí, pero no condena al Estado de Israel agresor de la flota de la libertad, la que solo llevaba ayuda humanitaria a los palestino en Gaza, sometido a un criminal bloqueo por los nazis israelitas. Llego la hora de actuar, las Naciones Unidas deben ser obligadas por las naciones del mundo sancionar a al gobierno Israelí, es necesario que se imponga la cultura de la vida, la paz y la solidaridad ante la cultura de la muerte israelí. Basta ya de discursos, boicot comercial y diplomático contra la bestia asesina israelí.