El Derecho Internacional regula las relaciones entre los Estados, y en materia diplomática hay que manejarse con mucho tacto. Para la designación de un Embajador primeramente lo propone el Presidente de la República según el perfil analizado para el manejo de la política internacional de su gobierno, por cuanto será la voz de su país en el sitio que sea designado como representante diplomático, luego esa propuesta debe ir en caso de los Estados Unidos a la aprobación de su Congreso, donde se realiza una evaluación sobre el conocimiento del país donde estará siendo designado, de ser aprobado por el Congreso se envía el Currículo al Estado requerido, en este caso Venezuela, para ver si nuestro país acepta o no la postulación. Si se acepta la postulación se le otorga el Plácet (vale decir la aprobación, la opinión favorable para venir como representante diplomático), de esta manera se convierte en embajador.
El reciente caso de la designación del nuevo embajador norteamericano en nuestro país, Larry Palmer, se presta a muchas conjeturas, sus declaraciones supuestamente en privado como parte de una evaluación previa del congreso norteamericano y salidas a la luz pública nos llena de innumerables dudas. El gobierno de Obama plantea que “buscan mantener la comunicación y ayudar a resolver las diferencias bilaterales", en este caso debemos recordar que ningún presidente de USA ha recibido al nuestro, Hugo Chávez, en la Casa Blanca. ¿Y si Palmer es el indicado para ese acercamiento?, ¿Si la salida a la luz pública de esa evaluación es una estrategia de los que en Estados Unidos quieren seguir manteniendo un clima de confrontación con Venezuela?. No podemos realizar un análisis con “gríngolas”, debemos ir más allá. Particularmente, pondría de un lado esas declaraciones, porque para ser objetivos, no creo que ningún representante diplomático norteamericano vaya al congreso de ese país a decir que Venezuela es un mar de felicidad, porque enseguida lo echarían para atrás, la misma situación se presentaría en nuestro país, donde desde nuestra época de estudiantes todos hemos rechazado en Venezuela los gobiernos norteamericanos. Para ser mas específico si la situación fuese al contrario ¿no creen que a cualquier embajador que nuestro gobierno quiera enviar a Estados Unidos debe tener una posición critica con respecto a ese país?, porque en caso contrario no sería aprobada su representación diplomática.
Estoy convencido que esas declaraciones de Palmer no salieron por coincidencia a la luz pública, en su caso yo le daría un voto de confianza y otorgaría el Plácet correspondiente, y de comprobarse con el embajador en nuestro país que lo que viene es a criticar o desestabilizar nuestro gobierno lo mandaría para su casa de una sola vez. De todas formas quien tiene la última palabra es el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías.
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