Son evidentes “caballos de Troya” del capitalismo mundial. Se están infiltrando lentamente en los barrios y buscan erosionar nuestra base de apoyo popular. Su estrategia: difundir los valores del capitalismo. Sus principales armas: el dinero, la mentira y la manipulación. Sus principales máscaras: la defensa de los derechos humanos, la democracia y la libertad de expresión, los programas educativos y la ayuda humanitaria.
Hacen el mismo trabajo ideológico, muchas veces conspirativo o desestabilizador, en todos los países que no siguen las “leyes capitalistas”. Maquillan su labor bajo el nombre de “pedagogía social”. Su auge data de los años 80, época de expansión de las políticas neoliberales, cuando era necesario darle un “rostro más amable”, a los “programas de ajuste estructural” del FMI. En Venezuela, existen alrededor de mil ONG. Algunas de sus cabezas: el padre Armando Janssens, Feliciano Reyna, Gerver Torres, Rocío San Miguel. Algunas de sus organizaciones: SINERGIA, Liderazgo y Visión, CEDICE, BANGENTE, Voto Joven. Pregonan la democracia, la participación o la solidaridad pero nunca cuestionan al sistema que produce las condiciones de exclusión y de pobreza. Por ejemplo, nunca encontraremos una ONG que defienda los derechos de los trabajadores, que ataque la especulación o que cuestione las prácticas abusivas del mercado y de la publicidad, la violencia de la televisión o la contaminación propia de los métodos de producción capitalista. Por el contrario, fomentan las iniciativas individuales y la responsabilidad privada, en contra de las iniciativas colectivas y la responsabilidad pública.
Las ONG son la “máscara comunitaria” del capitalismo. ¿Esto significa que sus actividades deberían prohibirse? No. Pensamos que no. Eso sería, en cierta forma, “hacerles el juego”. Estas ONG cumplen una labor social en los sectores populares. Esa es la fachada. Generan relaciones de dependencia, con los sectores más necesitados, que no son fáciles de romper. Utilizan métodos sutiles y encubiertos. Hacen un trabajo inteligente, tan bien pensado como hipócrita. ¿Por qué son hipócritas? Insistimos, porque no cuestionan al sistema que produce las condiciones de exclusión y de pobreza. Esa es la realidad. Ellos suelen decir que las críticas que se les hacen son producto “de prejuicios y de una desconfianza inadmisible”. Es el “libreto” que repiten para defenderse. ¿Por qué entonces no prohibir su funcionamiento? Porque dejarían desasistidos, de la noche a la mañana, a comunidades que hoy apoyan e, inmediatamente, buscarían culpar al gobierno de ello.
La hipocresía de las ONG debe combatirse con más y mejor hipocresía nuestra, hacia ellas. Nosotros, desde Clase Media Revolucionaria, rogamos que el Proyecto de Ley de Cooperación Internacional, en estudio desde el año 2006, sea revisado a fondo, ya que es un proyecto extremadamente pobre. Debe crearse, en el marco de la nueva ley, el “Instituto Venezolano de Cooperación Internacional para el Desarrollo Solidario (INCIDES)” para hacerle seguimiento a las actividades de las ONG. ¡La estrategia inteligente de las ONG requiere de una respuesta inteligente! ¡Y de una Ley de Cooperación Internacional inteligente!
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