Al señor Insulza, deberíamos premiarlo, lo merece por su persistencia en ser servil hasta allá donde nadie había llegado. Hace todo lo fuera su alcance y funciones para agradar a la derecha gringa. No decimos Obama, porque es obvio que el premio Nobel para la guerra, carece de autonomía; atado a una cabuya cortita. Ahora cuando los republicanos ganaron la mayoría en la Cámara de Representantes, quedó como fruncido; tanto que en lo de Larry Palmer, le tiene corriendo entre primera y segunda.
Entre lo tanto que hace Insulza, según Roy Chaderton Matos, son esfuerzos por convertirse en jefe de la oposición venezolana. En verdad, pone demasiado celo en escuchar las lloronas que este sector monta ante cualquier hecho, por muy trivial que sea, que se suscite en Venezuela. Y si no es valedero lo expresado por nuestro embajador en la OEA, si lo de empecinarse en ser portavoz de la política norteamericana con respecto nuestro país. La que tiene como prioridad desacreditar al presidente Chávez, por cualquier medio. Una de las maneras de hacerlo es presentarle como si fuese un dictador.
Lo curioso del caso, es que el individuo, hacedor de todas las marañas posibles, continuando la “muy loable y ética” labor de Oscar Arias, aspirante al premio por segunda vez, que terminaron dándoselo a Obama, para legalizar el golpe de Honduras y el llamado a aquellas elecciones espurias que hicieron de Porfirio Lobo un presidente marioneta y le sacaron las castañas del fuego al gorila Micheletti, rompe lanzas, alcahuetea, provoca, difama de modo nada sutil, para servir a quienes quieren presentar a Chávez, no como un revolucionario, demócrata y al servicio de la justicia social, sino como un vulgar dictador.
Mientras va y viene, habla, hace lobby, para que Lobo y su gobierno ilegal entren en la OEA y aumenten sus votantes, tiene tiempo para escudriñar y hasta chismografías, para que quien está amparado absolutamente por la legalidad y el poder popular se le vea como un dictador. Lobo, demócrata, de un poder asistido por el derecho y los aceptables procederes y Chávez, un todo lo contrario.
Esa es la elemental y asquerosa posición que defiende el chileno; pero lo triste del caso, que hasta vergüenza da por su familia, que nunca tendrá la culpa de las decrepitudes de alguna ancianidad, es que eso de verdad no cree. Lo sugiere, sostiene y defiende porque es la vergonzosa tarea que le asignaron para que siga viviendo en la política, de ella y soñando con llegar adonde quiere aunque sea fosilizado.
Pero es adulante y metiche muy pendejo. Tanto que no teme al ridículo; porque es una ridiculez suya la de creer que él y la OEA, tienen pertinencia para decidir un asunto relativo a la soberanía venezolana. También por su impertinente disposición a prestar aquella instancia a la oposición venezolana para montar sus sainetes.
Si la habilitación que se le dio al presidente Chávez, es inconstitucional, no es asunto que competa a Insulza. ¡No sea ridículo señor! Tampoco a la OEA. Para eso está le legalidad venezolana. El TSJ (Tribunal Supremo de Justicia) es la instancia a la que debe acudir la oposición o quien quiera, a solicitar un pronunciamiento sobre ese asunto. Cuyas decisiones, además, son inapelables, hasta para un orate desnudo y descangallado, como Insulza.
Pero todavía la democracia venezolana, que es sólida y amplísima, pese a la mala fe y diligencias del Secretario General del “Ministerio de Colonias”, le da a la oposición venezolana la facultad de acudir a un referéndum, para que el pueblo soberano de Venezuela, decida sobre el particular. No son los gringos, OEA, ni un triste personaje como Insulza, quienes deben resolver los asuntos de estricta competencia de los venezolanos.
Nuestra constitución no es como aquella hondureña de piedra, concebida para evitar que hasta las hojas se muevan, pero del regusto de Insulza.
¿Qué busca Insulza? ¿Ser presidente de Chile?
La candidatura a la presidencia de Chile, se busca en la mejor lid, dentro del pueblo de Bernardo O’Higgins, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Salvador Allende y los Mapuches, no en los oscuros vericuetos del Departamento de Estado. Eso, de paso sería una ofensa a su país. ¿Le alcanzarían tiempo y hálito para eso?
A usted, señor Insulza, le podemos dar premios de consolación para que no se vaya con las manos vacías, porque el dinero se lleva de otras formas; como al mayor de los pendejos, porque lo es, así crea otra cosa; metiche y adulante. Estas dos últimas cualidades no puede ocultarlas y tampoco quiere, las exhibe como sus mayores dones. Es su mayor mal.
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