Debo admitir de primera mano que este dicho se lo robé a Don Julio Anguita (QEPD), valorado dirigente de la izquierda española (la verdadera) cuando en un programa de televisión en España le preguntaban su opinión sobre el presidente Maduro, y él, magistralmente, y dándole vuelta a la intencionalidad de la entrevistadora, le respondió:
- Yo puedo tener mucho que criticar hacia Maduro, al igual que he hecho con Fidel, pero siempre desde la misma trinchera. Sabiendo que el enemigo está al frente. El verdadero enemigo, y me refiero a los EEUU de América, ¡por si no lo he dejado claro!-
Solo estas líneas, pocas líneas, serían suficientes para escribir el articulo más corto del mundo. Ya que dice mucho con tan poco. Y resume el sentimiento que llevo dentro desde hace mucho.
Yo puedo criticar una acción, una decisión, un programa o una omisión. Pero un árbol o dos, o tres; no me harán cambiar de opinión sobre todo el bosque, y mucho menos en lo que representa como revolución que está a la vanguardia.
Han pasado 11 años desde la partida del Comandante eterno a otra realidad, otro plano, el camino no ha sido fácil. El enemigo sabía muy bien que él (Chávez) era la roca madre en donde se sustentaba buena parte de la fuerza revolucionaria en el país, la región y el mundo.
Apenas se supo de la enfermedad del Presidente Chávez, los ideológicamente inestables comenzaron a dudar. Otros comenzaron a planificar para ellos mismos, y una minúscula parte, entre ellos Rafael Ramírez, comenzaron a sentir que ya no les quedaba nada después de la partida de Chávez y agavillaron para amasar fortuna y poder, pero con otras intenciones. No lo dudo, ya que todas las investigaciones de lo que pasó después viene de esos años 2011, 2012, etc.
De los que comenzaron a verse a sí mismos como posibles "sustitutos", como los llamados a seguir "el legado" están ahora por fuera, denostando del gobierno de Nicolás Maduro, muchos de ellos ministros que se sintieron "dejados de lado". Se salieron de la trinchera y dejaron de ver al enemigo, y se les atragantó la idea de que un "chofer de autobús" les superara a ellos, los académicos. (Vuelve otra vez el complejo de superioridad intelectual) Estos viven rumiando por los rincones informativos en donde despliegan aun sus inconformidades. Lejos de la revolución. De su vocabulario desapareció el enemigo en todas sus formas, se escudan y esconden en posiciones neutrales. Entre ellos Juan Barreto.
Y luego quedaron aquellos, los que sintieron el derrumbe del proyecto revolucionario, y a la vez sintieron que sus ideales no eran tan fuertes como pensaron y comenzaron a pensar en otros caminos y llenar sus alforjas de valores mal habidos. Cuando les llegó el momento, huyeron, unos más tempranos y otros esperando llenar aun más las maletas y baúles, pero igual huyeron, entre ellos Rafael Ramírez. Pero dejando la telaraña de poder que tejieron durante la década que estuvieron en posiciones de alto poder y responsabilidad.
Por mucho que escriban y escriban, sus brújulas ideológicas se averiaron y dan traspiés tras traspiés, tambaleándose en su discurso y solo dejando en evidencia que su enemigo ahora es el gobierno nacional y lo personalizan contra Nicolás Maduro. Ellos no solo se salieron de la trinchera, sino que ayudan al enemigo y disparan hacia la trinchera que antes era de ellos. Estos son los peores.
Juan Barreto, aun estas a tiempo. Yo te veo que saliste de la trinchera, pero de lado de los "académicos" que se sintieron que los dejaron de lado, y se molestaron, y prefirieron colocarse en, no en la acera de enfrente, pero si en medio de la calle, ni para allá ni para acá.
Pero en estas elecciones te colocaste al lado de Enrique Márquez, a sabiendas que ya él había manifestado que no iba a reconocer lo que diga al CNE, y aun sigues ahí. Ya sabes que él no reconoció el triunfo de Nicolás Maduro, ¿Y ahora qué Juan? ¿Te vas pal monte?
Ahora no solo te veo fuera de la trinchera, ni en el medio de la calle. Te veo en la acera de enfrente y disparando en contra de la trinchera en donde alguna vez estuviste tu mismo defendiendo tus convicciones. ¿Qué vas a hacer ahora?
¿Llegaras hasta el final también?