Hablemos un poco de propiedad privada y tierras

Estimados camaradas socialistas, el presente artículo lo he estado preparando, muy lentamente y muy acuciosamente, amen de ir dejando pasar un poco los sucesos, tal y como es mi costumbre, acaecidos en nuestra bella republica en la muy afectada zona del sur del lago de Maracaibo, y que una vez que el presidente constato la situación y tomo los paliativos, surgió un nuevo tema, que no era otro, que el eterno problema de los latifundios, y que en el caso de esta zona, la gran mayoría sin verdaderos papeles de propiedad, como el muy emblemático hato “El Peonio”, donde la oposición mediática venezolana quiso jugar el papel de Judas, y como este, termino ahorcada.

Este articulo solo busca desenmascarar, dar luz, sacar de la penumbra mediática, tres razonamientos o mejor dicho “mentiras”, que tanto difunde la canalla mediática venezolana, sobre todo, en este tan álgido tema, para ellos, como lo es el de la propiedad privada. Para mí, en este tema, son tres las principales matrices mediáticas de que se vale la rancia oligarquía venezolana, verdadera dueña de las grandes extensiones de tierras productivas en Venezuela, para confundir, para ocultar y en el mejor de los casos para sacar el foco de la opinión pública sobre sus bienes tan preciados, sus tierras.

La primera matriz que tanto usan y ponen en boga, cada vez que el gobierno inicia un proceso de “Sinceración” de la tenencia de la tierra, es que esta es de SU PROPIEDAD, desde la mismísima época de la colonia, desde el mismísimo momento en que las fuerzas coloniales españolas pisaron suelo patrio; bastara recordar como un connotado dueño de un canal de televisión y gran especulador confeso, pero eso si, da trabajo, nos restregaba a todos en la cara que su familia provenía de la mas rancia casta, desde la misma época de la casa guipuzcoana, es decir, desde la mismísima colonia y con eso dejaba por sellado su sacro santo derecho sobre sus propiedades; yo, modestamente, y basándome en documentos de la época de la colonia, tratare de arrojar un poco de luz en lo que a este tema respecta.

La segunda matriz, muy usada, tiene un basamento mas fuerte, ya que se fundamenta en un mito, muy arraigado en nuestro ideario histórico social, como lo es que las tierras venezolanas son extensísimas y muy, pero que muy fértiles. Quien en su infancia no escucho decir a los abuelos que en estas tierras uno tira una semilla y crece. Esta falsa aseveración la ha usado la oligarquía venezolana latifundista para atacar al soberano gobierno revolucionario, cada vez que toca una de sus propiedades, diciendo siempre: “Venezuela tiene muchas tierras muy fértiles, porque tienen que tocar las nuestras” o “El gobierno posee las mayores y mejores tierras, que las trabajen”. Muy bien, una vez más tratare de arrojar un poco de luz al respecto y me basare para ello en un informe gubernamental de la época de los 70 del siglo pasado y en algunas declaraciones muy contundentes.

La tercera y ultima matriz que quiero desmontar, es que en estas épocas de enorme crecimiento poblacional y la siempre presente amenaza de carestía alimentaria, que pueda desembocar en una hambruna, las tierras productivas deben estar en manos capaces y estas manos capaces, son sus cuasi milenarios dueños, que muy bien las entienden y muy bien las explotan. Nuevamente, esta matriz tan neoliberal, pero que inteligentemente toca una sensible tecla de la sociedad, será aclarada por mi, tratando de dar una versión un tanto mas cierta y real de esta tan egoísta postura.

Comencemos por la primera matriz de desinformación, que no es otra, que el sacro derecho que se tiene sobre la tierra viene dado desde la misma época de la colonia, desde el mismo momento en que los españoles la cercaron y la repartieron y aquí quiero traer a colación como el padre Gilij, pionero en lo que a los españoles llegados a nuestra tierras se refiere, nos relata como era la relación de nuestros, AUTENTICOS, representantes aborígenes, con esa tan preciada posesión que es la tierra, a saber: “Pero todos estos bienes son comunes a todos y no se dice nunca, por ejemplo, que sean de tal o cual otro particular, sino de toda la nación conjunta, la cual tiene derecho a ello “in solidum”. Los caciques mismos y cualquier otro noble, no tienen tierras privadas, ni un laguito, ni una pequeña selva reservada a sus usos. Cada individuo de la nación, sea de estirpe superior o caciquesca, sea de ralea baja y plebeya, tiene igual derecho. Cada uno pesca donde y como y cuando le agrada, caza en cualquier lugar, hace leña, disfruta de los frutos y las raíces, sin que ninguno se oponga (…) Las rozas, de modo semejante, es decir, las selvas cortadas en que siembran, son libres para todos. Cada uno hace la suya, eligiendo para sí el trozo de selva que quiere. Pero he aquí pronto devueltos con este acto los bienes antes comunes a personas particulares. En cuanto un indio, andando por las selvas, encuentra alguna que le guste, pone cerca una señal de posesión cortando algunas ramas o bien limpiando un pequeño trozo de las lianas que lo cierran. Y desde entonces, de común que era antes, se convierte en selva particular, y no hay nadie que se meta en ella. Vista la señal, retrocede inmediatamente cualquiera, y busca su lugar por otra parte. Así lo vi muchas veces entre los tamanacos y maipures, así creo que se hace por todas partes; pero una vez que la tierra es dejada de cultivar por su inicial dueño, esta regresa a posesión común, a la posesión de toda la comunidad, no teniendo jamás ningún tipo de afectación hereditaria”.

Que sabiduría tan grande la de nuestros indígenas, cuanta sapiencia, cuanto buen vivir, cuanto socialismo imperaba entre ellos, no extraña que los españoles los creyesen unos minusvalidos mentales, cuando la historia nos ha demostrado que era todo lo contrario. Ahora bien, toquemos lo referente a ese sacro derecho que tenían los españoles conquistadores sobre las tierras, y para ello debemos recordar que los indígenas fueron considerados, tempranamente, súbditos libres de la Corona Española, aunque se les tomase por “inocentes” individuos, que merecían ser tratados como menores de edad tutelados debido a su ignorancia.

Recordaremos, a tenor de lo anterior, que así nacería el “repartimiento”, especie de reconocimiento de la LEGAL POSESION de los indios sobre las tierras, pero que debía se supervisada por un español. Fueron así, tierras e indios “repartidos” entre los hispanos. Ahora les colocare, textualmente, un documento Real de la época, a saber, una recopilación de leyes de Indias de 1680, que ordenaba de un modo general: “que a los indios se le dejen tierras con sobra todas las que les pertenecieren, así en particular como por comunidades, y las aguas y riegos, y las tierras en que hubieran hecho acequias o cualquier otro beneficio, con que por industria personal suya se hayan fertilizado, se les reserven en primer lugar y por ningún caso se les puedan vender, ni enajenar; y los jueces, que a esto fueren enviados, especifiquen los indios que hallaren en las tierras y las que dejaren a cada uno de los tributarios, viejos, reservados, Caciques, Gobernadores, ausentes y Comunidades”.

A sazón del anterior documento real, emanado desde el mismo trono español, me pregunto, con que derecho ahora los supuestos dueños de las tierras fértiles en Venezuela tienen el tupe de decir que estas son suyas, ya que vienen desde la época de la colonia, cuando la misma corte colonial, en sus documentos mas importantes demostraba la ilegal base de las reparticiones que se hacían; aquí debo hacer un paréntesis y reconocer que esta actitud de la Corona Española, que tanto ha sido alabada por los historiadores, no llego a traducirse en una protección real de los derechos de los aborígenes americanos, quedando, desgraciadamente, en los mas de los casos como una mera formalidad, pues fuese por la vía de la tutela o representación forzosa, o por otros procedimientos (irritos e ilegales), los indios fueron en su mayoría despojados de sus tierras. Llenos están nuestros archivos de pleitos de las comunidades indígenas que vieron invadidas y perdidas sus tierras. Incluso existen numerosas reales cedulas relativas a este problema.

Con lo anterior queda mas que claro, que si vamos ha hablar de historia y de nuestro pasado, mis amigos oligarcas, la historia de Venezuela no empieza con la casa guipuzcoana, no señores, nuestra historia viene de muchos siglos atrás y desde esos comienzos es que se debe basar la verdadera repartición ética y moral de las tierras, y para ponerlo mas en claro, todas las tierras venezolanas pertenecen, por derecho histórico y legitimo al Estado Venezolano, así que váyanse Uds. con ese cuento mediático a otra parte.

La siguiente matriz mediática, que tanto usa la canalla oligarca, para hacer que el pueblo llano defienda sus ancestrales derechos de posesión sobre la tierra, es que Venezuela es un paraíso de fertilidad, aquí todas las tierras son feraces, de una enorme capacidad de reproducción de vegetación y que el estado posee el mayor numero de tierras fértiles y no tiene que meterse con los privados para repartir tierras productivas entre el pueblo necesitado.

Para acabar con esta nueva mentira, tomare, inicialmente, en cuenta unos estudios realizados, en la década de los sesenta y setenta, por la Comisión del Plan Nacional de Aprovechamiento de los Recursos Hidráulicos (Coplanarh), específicamente, en el inventario nacional de tierras, en donde encontraremos que dicho estudio especifica, sobre las tierras fértiles en Venezuela, que el porcentaje apenas alcanza al dos (2) por ciento del total territorial, sumándose a esta mínima cifra un también escaso diez (10) por ciento de tierras de mediana calidad, que adolece de limitaciones severas para la agricultura.

A este respecto todo aquel que ha leído un poco la historia de nuestro bello país sabe que, así como los conquistadores sufrieron gran desengaño respecto a la abundancia de metales preciosos en nuestra tierra, en la época contemporánea lo sufrimos los venezolanos respecto a las posibilidades de nuestra agricultura. Quizás durante el largo siglo XIX la escasa población del país produjera la ilusión de una fertilidad que luego se comprobaría como, totalmente, engañosa.

Ahora me quiero referir a un informe de ese gran estudioso que fue Codazzi, que al referirse a la zona que media entre el lago de Maracaibo y las alturas cordilleranas, (lo que actualmente se conoce como las tierras del sur del lago), se expresaba así:

“Admirable es sin duda la gran fertilidad de estas comarcas, su extensión prodigiosa y la multitud de ríos caudalosos que las riegan. De las orillas del lago a las sierras que por todas partes le rodean, se pueden escoger temperaturas acomodadas a cualquier producción de Europa o de América, desde el calor que abrasa hasta los páramos tempestuosos o las nieves perpetuas. Si se reflexiona que apenas ribetean las playas del lago algunas cuantas haciendas; que sobre aquellas costas se hallan unas poblaciones de ningún interés, y que el resto del país, donde es silvestre el árbol del cacao, se halla enteramente inculto, se vendrá en conocimiento de lo que en Maracaibo debe ser en los tiempos venideros, cuando un población activa y proporcionada a su extensión, sepa sacar partido de todas sus ventajas. Para entonces las selvas de Mérida y Trujillo, que se extienden hacia el lago, podrán dar por si solas un producto cuarenta veces mayor que el de toda la parte cultivada hoy en la república”.

Este informe y muchos otros sirven para comprobar que se trata, quizás, de la mejor zona agrícola venezolana hasta nuestros días, y si a eso le sumamos el mito de la amplia posibilidad de aclimatación de plantas foráneas gracias a las virtudes de la tierra, que se prolongaría hasta bien entrado el siglo XX y seguiría y sigue, formando parte del imaginario general venezolano, y que dolorosamente hoy sabemos que para nada es cierto, queda mas que justificado y es altamente entendible, que el gobierno nacional quiera recuperar la zona mas fértil y productiva de Venezuela, actualmente en manos de tres o cuatro y hacer en ellas el gran polo productivo de Venezuela.

Creo que queda mas que claro que esa matriz de opinión, que se basa en el mito de que toda la tierra en Venezuela es fértil, queda mas que descubierta y por ende, la necesidad de aprovechar al máximo ese 15 o quizás 20% cierto de zona agraria productiva, se haya convertido en la necesidad primordial de nuestro gobierno nacional.

La ultima matriz que quiero tocar, es aquella que dice, que solo las manos privadas son capaces de lograr que nuestras tierras, realmente, produzcan lo que tienen que producir y que todo aquello que el sector publico toca se convierte en un desastre, para ello no me voy a ir a tiempos de la colonia, ya que los opositores detestan que se les recuerde la historia, yo solamente les haré un poquito de historia, muy reciente, con no mas de tres o cuatro años de retraso, historias que aun tenemos muy frescas en nuestro imaginario histórico.

El primer caso que quiero tocar es el del arroz blanco, alimento, fundamental, en la dieta de nuestro pueblo, bastara recordar que a raíz de la muy justa y altamente necesaria regulación del precio de este rubro alimentario, el arroz blanco regulado, como por arte de magia, desapareció de los anaqueles de nuestros abastos para ser sustituido por un súper arroz “parboild”, arroz este saborizado y con casi el triple del precio, basto que el gobierno pusiese en cintura a esta ruma de ladrones que tenemos en el agro venezolano, tomase la producción del arroz blanco para si y santo remedio, ahora hay arroz blanco y a precio regulado en todo el país.

El siguiente rubro alimentario que quiero tocar es el del maíz, tanto el blanco, como el amarillo, en lo que respecta al primero casi habíamos llegado a finales de los tiempos de la cuarta republica a la desaparición de este rubro, tan importante para la producción de alimento procesado para nuestro animales alimenticios, todo esto para beneficiar, como siempre en el capitalismo, a un grupo que se encargaba de distribuir lo poco que se producía y tenia el casi exclusivo monopolio de la importación de alimentos para animales, donde también y en esas fechas, la caída de la producción del maíz amarillo era mas que notoria, basto que el gobierno revolucionario nacional les pusiese mano a estos rubros y se acabo la historia y el bochinche que tenían cuatro o cinco con este rubro y ahora tenemos una producción sólida y consecuente con nuestras necesidades.

En este punto podría mencionar decenas de ejemplos mas, pero se que me sacaran a relucir la famosa importación de café, siendo históricamente Venezuela un gran exportador de café, claro, se les olvidan dos detalles, el primero es que a finales de la cuarta republica de broma y producíamos el café que nos tomábamos, y que cuando se ha producido esta necesidad de importación ha sido después del verano mas largo que ha sufrido Venezuela en 100 años y que tanto nos afecto, pero que gracias a la planificación gubernamental se va por buen camino en su recuperación.

Mis estimados lectores, ya para resumir, primero, las tierras, si de derecho histórico vamos ha hablar, le pertenecen a nuestros aborígenes y serian ellos los encargado, ciertos, de repartirlas, no los que llegaron con la casa guipuzcoana; segundo, en Venezuela escasamente llegamos a un 20% de verdaderas tierras fértiles y las mejores están en el sur del lago, así que todos estos movimientos pertinentes a la sinceración de la tenencia de la tierra, para una mayor y mas justa distribución, así como una mejor planificación productiva, están mas que justificadas, legalizadas y con un peso ético innegable, y por ultimo, el sistema privado de producción solo sirve para lograr que una muy mínima parte de la población viva muy bien a expensas del dolor y el mal vivir de la inmensa mayoría.

Señores oligarcas, ya han usufructuado esas tierras de manera exclusiva por mas de 4 siglos, llego la hora de que el pueblo tome el mando y la dirección de su bien mas preciado, LAS TIERRAS.

Es por eso, que quiero terminar con una frase, (imaginaria), muy a propósito de los pasados sucesos en la zona del sur del lago y sobre todo, con el hato conocido como el “Peonio”, ya que así se le conocía hasta que llego nuestro presidente y líder Hugo Chávez y dijo: “Hato el Peonio en manos de uno solo, sin papeles y el pueblo pasando hambre, si como no, ese PEO de las tierras en manos de pocos, ese PEO ES MIO y yo lo resuelvo”.


pito0726@hotmail.com


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Alfredo Domínguez Fernández


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