En 229 años, casi 30 décadas (1775-2004), de esas intervenciones 29 han sido contra América Latina y el Caribe, lo que representa el 44% del intervencionismo norteamericano, distribuidas de la siguiente manera: Nicaragua y Cuba (4), Haití (3); Argentina, Guatemala, República Dominicana y Panamá, con dos intervenciones cada una; y Colombia, Brasil, Salvador, Uruguay, Nueva Granada, Paraguay, Uruguay, Puerto Rico, Chile y Venezuela con una intervención por país, solo para referirnos a las intervenciones claramente demostradas y de mayor notoriedad.
Importante es señalar algunas actuaciones relevantes del imperio en otras latitudes, como lo han sido su participación en la primera y segunda guerra mundial( 1918 y 1945), incursiones en México (5), la organización del golpe de estado en Irán (1953), Bombardeo a Indonesia (1958), la intervención de Laos, Vietnam del Norte y Camboya( guerra de Vietnam (1958 a 1975), Libia (1986), Omán (1970), guerra del golfo (1991), Somalia (1993-1999), Herzegovina (1995), bombardeo de Irag(1998), Yugoeslavia (1999), Afganistán ( 2001-2005), Filipinas ( 2002), Irak ( 2004) y lo que recientemente ocurre en Libia. No es currículo solo de papel, es mucha sangre derramada en el planeta.
Es obvio que en la política y en la guerra, no necesariamente, 2+2 = 4, sin embargo estos números marcan una tendencia histórica del intervencionismo de los Estados Unidos, ahora bien, la mayoría de estas intervenciones formaron parte de una cómoda ofensiva política, militar y económica imperial o en algunas oportunidades en la supuesta defensa de vidas e intereses norteamericanos, por eso, bien vale la pena preguntarse: ¿Qué no harán las trasnacionales norteamericanas que gobiernan EEUU, ante la amenaza que se cierne sobre su imperio?. La fiera está amenazada, nada más peligroso que una fiera bajo amenaza, no está muerta, tiene intactas sus fuerzas militares para cualquier intervención, el imperialismo no se prepara para su entierro mañana como muchos ilusos plantean, preocupación muy bien formulada por el Camarada Roberto López, en un magistral artículo publicado por este medio. Con las fieras, y con el imperio no se juega, mucho menos si están bajo amenaza.
Si bien es cierto que no estamos aislados en el concierto internacional, tal situación es una condición necesaria para la persuasión, pero no es suficiente. Militarmente tienen ubicadas bases militares que nos apuntan con grandes ventajas. Por otra parte, el imperio haciendo uso de la guerra de cuarta generación ha venido preparando el terreno tanto desde el punto de vista interno, como externo; acá es donde la oposición nacional e internacional ha jugado su rol natural de traidores para defender los intereses de sus dueños imperiales. Si consideramos que la mayoría de los países han sido invadidos en busca de energía (petróleo y gas), agua y mercados; ninguno de estos países tiene las condiciones apetecibles y privilegiadas que tenemos en Venezuela: las mayores reservas petroleras del planeta, gas, agua e inmensas riquezas de oro, carbón, hierro, diamantes, manganeso y yeso, además de una posición geoestratégica vital a la hora de proveer al occidente y Europa de energía (petróleo y gas).
La gran pregunta que todos debemos hacernos es la siguiente: ¿Cuál es el programa direccional del proceso revolucionario en un escenario de una probable intervención? ¿Será que no se ha contemplado ese escenario? ¿Será que existe alguna tendencia ilusa promoviendo desacelerar la profundización de la revolución para evitar una posible intervención, conciliando con la derecha nacional e internacional al mejor estilo de Kadafi en Libia?, con el imperialismo no se juega, mucho menos cuando está como una fiera amenazada.
Si el capitalismo está en picada, se llevará por delante lo que sea para detener su caída, esperamos que no sea tarde enarbolar dos consignas claves asomadas por López al que hice referencia con antelación, una de Bandera Roja, cuando combatía en el campo revolucionario y expresaba: “Desechar las ilusiones y prepararse para la lucha”; y la otra de la Liga Socialista, que fue siempre su grito de combate: ..!! El Socialismo se conquista peleando!!!
El
antídoto ante el veneno imperial sigue siendo el mismo que he planteado
desde hace varios años, organizar política, ideológica y militarmente
al pueblo. Solo el pueblo consciente, organizado y movilizado es capaz
de salvar al pueblo. Más allá del voto está la imperiosa necesidad
de elevar el nivel de conciencia del pueblo, formar política e ideológicamente
los cuadros medios, aislar el quintacolumnismo y mejorar aún más nuestra
estrategia comunicacional, local, regional, nacional e internacional.
Ing. Roger Lázaro