¿Ha
llegado el momento de reflexionar en cómo deben transcurrir los procesos
integracionistas? Todo esto también es manifestación del nuevo modo
de pensar, que es el que nos permite concebir la cooperación humanitaria
como parte inseparable del sistema nacional de seguridad paralelamente
con la cooperación política, económica. Pero el estado de ánimo
social del pueblo también necesita protección, pues el pueblo debe
sentir que sus libertades no son ficticias, que el Estado realmente
lo necesita, necesita su trabajo y sus conocimientos, que el Estado
no lo abandonará en la desgracia, le garantizará la vivienda, no le
dejará morir de hambre, cuidará de la educación de sus hijos, le
asegurará sus conquistas. Pensamos que es aquí donde podríamos establecer
un común denominador a los diversos enfoques de los derechos del pueblo,
de la esfera humanitaria y social en su conjunto.
La política de la
reconciliación nacional, que el Comandante Presidente viene promoviendo
desde abril 2002, encierra los elementos necesarios para esa solución
política a la situación interna del país. Claro está, ese proceso
debe llevar a un arreglo de los aspectos externos del problema. Nos
referimos al cese de la injerencia desde el exterior. Se avanzaría
en los aspectos internos y externos. Si determinadas fuerzas no entorpecen
este proceso, suministrando grandes cantidades de dólares a los oposicionistas.
Pero, hablando de la esencia y de la base conceptual del arreglo político
de este problema, a este respecto el punto principal es obrar con justicia:
deben ser reconocidos los legítimos derechos del pueblo a la autodeterminación,
se le debe garantizar en firme la posibilidad de vivir en paz.
Todo esfuerzo por conseguir
una paz más sólida y segura no surtirá efecto, si, al mismo tiempo,
no se da justa solución a los problemas económicos, sociales. El creciente
papel que el Gobierno Revolucionario le asigna al factor humano, está
estrechamente vinculado a la democratización más profunda de la vida
del pueblo en todos sus aspectos. Sin democracia participativa y protagónica
no existe iniciativa, sin democracia participativa no existe participación
directa en la administración de la producción, sin democracia participativa
no existe justicia social, sin democracia no existe compromiso de cada
uno con toda la sociedad.
En cuanto a las transformaciones
en la economía, debemos decir que renunciamos a los métodos autoritarios
para, fundamentalmente, acogernos a los métodos de gestión a partir
de intereses económicos, e introducimos la autogestión completa. En
la planificación estatal y en la política financiera planteamos garantizar
un desarrollo de las empresas de producción, de las cooperativas y
el trabajo comunal. Será preciso eliminar los infundados obstáculos
que existen en las relaciones monetario-mercantiles e introducir la
autofinanciación de las empresas de propiedad social: la remuneración
del trabajo debe depender directamente de los frutos del mismo. Empeñando
los esfuerzos principales en crear un mecanismo que acelere el desarrollo
económico sobre principios y ventajas socialistas.
¿Qué tenemos en cuenta
al hablar de la resistencia a la autogestión? Los viejos enfoques,
la inercia de las viejas costumbres y el burocratismo. Pero es cierto
que las reformas se desarrollan en profundidad. Todos los sectores del
pueblo se vienen involucrando en este proceso que afecta, virtualmente,
los intereses de la totalidad de la población. En conversaciones e
intervenciones, el pueblo expresa su apoyo y exige no detenerse, continuar
la autogestión y llevar hasta el final la obra iniciada. Otro camino
no hay. Significa esto que estimamos obligatorias, determinadas resoluciones,
una parte de las cuales requiere medidas drásticas y, con toda probabilidad,
pondrá al descubierto profundos contrastes con la burguesía y los
rojo-rojitos.
En nuestro país, el
socialismo todavía no pudo demostrar todas sus posibilidades, ni la
riqueza de su contenido, no sólo por motivos subjetivos, sino debido
a una situación histórica. Demasiado complejas, son las condiciones
objetivas en que por primera vez en la Historia, comenzamos a
construir una sociedad socialista: el golpe económico, el golpe de
estado, el sabotaje petrolero, la conspiración, las provocaciones bélicas,
la constante presión del imperialismo. Estos planes expresan objetivamente
la necesidad inaplazable de acelerar grandes cambios radicales.
Las divergencias existentes
con la burguesía tienen que ver más con cuestiones relativas a la
envergadura, profundidad y ritmo a que se desarrolla este proceso. Por
lo visto, la burguesía sostiene que el pueblo venezolano no puede asimilar
una dosis demasiado fuerte de democracia participativa y protagónica.
El objetivo no es otro que vigorizar consecuentemente el poder del pueblo,
ofrecerle plena libertad de crear, ampliar las garantías de libertades
y derechos políticos y civiles. La democratización tiene un valor
independiente, pues ella —junto con la formación de las premisas
materiales— ofrece la posibilidad de crear condiciones para un desarrollo
armonioso del pueblo, de su protagonismo social y responsabilidad.
“Porque de pronto podré irritarme contra el que me viene con la pretensión de salvarme, aun a mi pesar, pero luego que reflexione, habré de agradecérselo, viendo que me considera como hermano, y, en cambio, jamás cobrare afecto al mercader que me deja ser como yo sea y respeta hasta lo que en mi cree más pernicioso para mí mismo, con tal de explotarme y tenerme de cliente”.
manuel.taibo@interlink.net.ve
¡Libertad para Gerardo! ¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!
Hasta la Victoria Siempre. Patria Socialista o Muerte ¡Venceremos!