“No hay
nada más potente que una idea cuando le llega su tiempo” la paternidad
de la frase es de Víctor Hugo y luce pertinente, apropiada, cuando
Venezuela es centro de atención mundial, puesto que será sede del
primer impulso naciente de la Comunidad de Estados de América Latina
y el Caribe.
Si tendemos la mirada al pasado histórico se estará saldando una deuda pendiente en el legado que heredamos con nuestras glorias patrias quienes desde distintas latitudes del continente latinoamericano abogaron por la Unidad y apuntaron las primeras iniciativas confrontativas ante quienes a “nombre de la libertad” usurpaban nuestros derechos y nos, referimos “al Norte, el Norte, brutal y revuelto”.
El imperio
norteamericano con sus argucias y alfiles apátridas, sujetó a su voluntad
y horma – por supuesto dándole uso también al poder mortuorios de
sus propias cañoneras- la acción rebelde de los pueblos mientras reían
a carcajadas cuando gobiernos latinoamericanos apátridas, genuflexos
y condescendientes se sumaban a sus caprichos e intereses particulares.
No obstante
y al cabo del tiempo, el Continente Latinoamericano está de pie y en
lucha, cada uno a su ritmo, pero lo cierto del caso, es que como nunca
la férrea voluntad de sus respectivos gobiernos y el bullir permanente
de los pueblos conscientes que se ven como hermanos pero separados por
las fronteras que nos vienen de la invasión española y la Bula Papal
de Tordecilla que dividía al “Nuevo Mundo” en posesiones entre
Portugal y España.
El Artículo153
del texto constitucional o entiéndase también dicho texto como el
Programa de la Revolución Socialista Bolivariana quien plantea: “La
República promoverá y favorecerá la integración latinoamericana
y caribeña, en aras de avanzar hacia la creación de una comunidad
de naciones, defendiendo los intereses económicos, sociales, culturales,
políticos y ambientales de la región. La República podrá suscribir
tratados internacionales que conjuguen y coordinen esfuerzos para promover
el desarrollo común de nuestras naciones, y que garanticen el bienestar
de los pueblos y la seguridad colectiva de sus habitantes. Para estos
fines, la República podrá atribuir a organizaciones supranacionales,
mediante tratados, el ejercicio de las competencias necesarias para
llevar a cabo estos procesos de integración. Dentro de las políticas
de integración y unión con Latinoamérica y el Caribe, la República
privilegiará relaciones con Iberoamérica, procurando sea una política
común de toda nuestra América Latina. Las normas que se adopten en
el marco de los acuerdos de integración serán consideradas parte integrante
del ordenamiento legal vigente y de aplicación directa y preferente
a la legislación interna”.
Vale revisar
también el resto que constituyen los referidos a las Relaciones Internacionales.
Con algunos
ajustes socio politológicos, la realidad global compulsa a vernos en
el continente latinoamericano en un sentido más allá de lo formal
para superar la Integración y avanzar a paso sostenido a la Unidad
dado a la presión de los pueblos quienes en abierta contradicción
con el Imperio norteamericano y mundial marcan distancia y buscan configurar
una nueva relación intrínseca de propósitos comunes, de desarrollo
comunes, de sueños comunes, patrimonio de la herencia de nuestros primeros
pobladores.
Lejos del patrioterismo
basta ver el legado Doctrinario de Simón Bolívar donde desde ya habían
señales inequívocas de su quehacer político ideológico que consistía
en superar el mapa geográfico, espiritual, histórico configurado por
el coloniaje, pero a pesar de tanta luchas, sudores y sangre, no se
pudo, y que luego el capitalismo con enajenantes capas de pinturas de
todos sus intelectuales hechiceros sobre la realidad histórica
escondieron el fervor patrio y enaltecieron ser súbditos imperiales
como un valor por encima de la hidalguía…pero, luego como la historia
es terca, los pueblos del continente latinoamericano se pusieron de
pie y ahora hay hidalguía en todo el continente latinoamericano, continente
que se viste de colores, de muchos colores de piel también.
Bolívar vibra
de vida con su Doctrina pero como que al marcharse físicamente dejó
escapar de sus manos un colibrí quien se encargó de ir por todos los
resquicios históricos del continente buscando las mejores generaciones
que parieron y florecieron sobre nuestras tierras y untarle con la dulzura
y ternura de la solidaridad el néctar prodigioso de la libertad, de
la autodeterminación, de la soberanía.
La CELAC culminará
siendo obra divina, cuando los pueblos con voz de indios, de negros,
de mestizos, de blancos, cobrizos de todo ese arcoiris espiritual y
de pieles; del catálogo de los verdes de montañas, llanuras y valles
que es la piel arenosa que recubre nuestras riquezas; de las aguas que
circulan por sus superficiales y profundas venas.
El continente
latinoamericano es mujer autóctona, es Libertad, danzando con su cabello
suelto y su traje de encajes al vuelo.
Gloria eterna
a quienes se dispusieron hacerla libre y razón tiene Pancho Villa
quien dijo que “por la revolución hay que darlo todo, aunque nada
más sea la vida” para empezar.
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