Calderón y Poiré cumplen a los yanquis mientras México se desploma en el hambre y los asesinatos

1. Hoy anunció el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, con “bombo y platillo” y con gran alharaca en los medios de información, que fue capturado en México el “peligrosísimo” hijo de Gaddafi y su familia que “pensaban establecer muchas casas-escondite” en el país. Que la policía y el ejército mexicano siguen logrando laureles por su trabajo contra la delincuencia organizada en México e internacional. Tengo la convicción que el presidente ilegítimo Calderón, así como Poiré, reciben dos gigantescos salarios: el que obtienen del presupuesto mexicano para mantener al país en la miseria y en medio de asesinatos, y el salario que reciben del gobierno yanqui a quien si le cumplen estrictamente para cuidar sus fronteras de cualquier “terrorista internacional” y para frenar cualquier posible agresión a los más de 100 mil yanquis que viven en esta nación. Así que nuestros sumisos gobiernos piden aplausos por servir a sus amos de EEUU.

2. Gaddafi, el gobernante de Libia derrocado por los bombarderos de EEUU y de la OTAN y por millares de militares mercenarios, de manera automática se convirtió antes de ser asesinado en un perseguido a muerte, junto a su familia. El policía Poiré de Gobernación, siendo consecuente con su política de criminalizar a las víctimas (tal como ha sucedido con decenas de miles en México) simplemente gritó a los cuatro vientos que habían dado un gran golpe internacional al capturar a un perseguido por la ONU. Pero con ese acto lo único que demostró es hasta qué grado México sigue siendo un patio trasero donde se arroja la basura yanqui y que los gobernantes mexicanos, que nunca han dado ninguna muestra de dignidad, viven arrastrados por las órdenes que les dictan desde el departamento de Estado y la Casa Blanca. Es realmente vergonzoso ese papel de México, sobre todo en el contexto de América Latina que busca liberarse.

3. En los sexenios de López Mateos (1958-64) y de Echeverría Álvarez (1970-76) se decía que la política interna y externa en esos gobiernos, eran muy diferentes porque mientras la política exterior era progresista y hasta antiimperialista, las políticas internas eran totalmente reaccionarias y represivas. Que en tanto ALM (lo apodaron López Paseos) en sus discursos internacionales apoyaba los principios juarista de respeto a los pueblos y no intervención, internamente reprimía y encarcelaba a los trabajadores ferrocarrileros, las luchas campesinas y a los estudiantes. Lo mismo sucedió con LEA (su consigna: “arriba y adelante”) que quiso convertirse en el líder del Tercer Mundo con su Carta de deberes y derechos, mientras internamente reprimía a los guerrilleros y luchadores sociales producto del movimiento estudiantil de 1968. A partir de 1982, con el neoliberalismo la política mexicana exterior e interior ha sido sumisa a EEUU.

4. Los gobiernos mexicanos no siempre estuvieron subordinados a los intereses de los EEUU, aunque los gobiernos de ese país de las barras y las estrellas han intervenido en México desde 1822, al año siguiente de firmar el acta de independencia respecto al imperio español. Comenzaron por penetrar con logias masónicas, con ideas liberales que entonces eran la oposición moderna al pensamiento conservador y clerical de la vieja Europa; luego fueron colonizando los extensos territorios abandonados, hasta quedarse con ellos. Los yanquis, en los hechos, comenzaron a dominar México a través del liberalismo de mediados del siglo XIX, se fueron consolidando durante el porfirismo (1876-1911), influyeron en la revolución mexicana y luego atraparon a México definitivamente a mediados de los cuarenta, al concluir la guerra mundial. Desde entonces México ha pataleó hasta 1982, por márgenes de independencia.

5. Desde 1982 los gobiernos de México sólo han tenido un amo: el que durante cuatro u ocho años manda en la Casa Blanca. EEUU ha firmado muchos compromisos con los gobiernos del país, pero la realidad es que no ha tenido necesidad de firmar ningún acuerdo con su lacayo mexicano: simplemente traza su política y el presidente en turno sólo debe obedecer. Será la misma política de continuidad de Salinas-Calderón la que llevará adelante Peña Nieto o cualquier panista en caso de ganar. Tengo la convicción que López Obrador buscará cambiar la política interna como la del exterior; lo que no puedo asegurar es si lo logrará en medio de las poderosas presiones empresariales, políticas y de los medios de información. Al parecer la única posibilidad es que los grandes movimientos de masas lo presionen para evitar que caiga redondito en los brazos de los poderosos inversionistas del patio y de otros países.



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Pedro Echeverría V.


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