El sol de América se eclipsó el 17 de diciembre de 1830, es decir hace 181 años. Sin embargo, como suele ocurrir con dicho fenómeno, casi de inmediato su luz se extendió por toda la esfera. Bolívar es inmortal. Un hombre como él, que entrega hasta su propia vida por la causa de los humildes, es imposible que muera. Todo en él es luz…
Su doctrina, obra, manifiestos, batallas, liderazgo, entre otras virtudes se combinaron con el ideal de libertad que encarnó Francisco de Miranda. Un siglo dorado el XIX para Venezuela. Ellos, nuestros próceres, asumieron lo que muchos creían imposible: Vencer al imperio español. Miles de circunstancias y de enemigos recogieron en tal hazaña, pero nada de eso fue mayor que el deseo ferviente de ver la América liberada.
Simón Bolívar estaba en su tierra cuando cambió de paisaje. Colombia era tan suya como Venezuela, Perú o Ecuador. Su sueño siempre estuvo en la unión de los pueblos. El Libertador sabía la importancia de la confederación de naciones. Tenía la certeza de que nuevas amenazas de injerencia serían cometidas contra los pueblos liberados. Por ello, advierte en su última proclama que si “mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”. Sin embargo, en ese mismo año sus adversarios disolvían la Gran Colombia.
Sólo un pueblo despierto pudo asumir nuevamente las banderas de la unidad. He ahí la trascendencia de la reciente creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que acaba de reunir a 33 mandatarios de todo el continente. La Revolución Bolivariana será posible solo si es internacional y eso lo entiende bien el pueblo, por eso mantiene la confianza en el líder que ha colocado a Bolívar en su justa dimensión.
Venezuela hoy, vuelve a ser como en el siglo XIX, un huracán de revolución. La historia le da la razón a la lucha de nuestra sangre libertaria. Ninguno de nuestros héroes, desde los pueblos originarios que resistieron la invasión, como los patriotas que vencieron al imperio, ha luchado en vano. Así como lo establece la Doctrina Marxista, cada generación va superando las dificultades que se le presentan.
Bolívar es historia viva. Su lucha sigue siendo hoy la lucha de los pueblos, solo que posee otro contexto. Es otro escenario de guerra. Por esa razón, nosotros que asumimos la canción como una herramienta al servicio de los pueblos, celebramos la creación de la CELAC. Nosotros, en espacios diversos estamos empujando ese mundo distinto que toda la humanidad necesita.
Cada verso, acto, canto y acción lleva ese sentimiento de libertad que Chirinos, Miranda, Bolívar, Sucre y Martí soñaron. Así como será siempre la compañía de todo aquel que profesa la Doctrina Bolivariana: Libertad, Justicia y una vocación de servicio para que el pueblo reciba la mayor suma de felicidad posible.
¡Que viva Bolívar y su sueño de Unidad Latinoamericana!
¡Que viva la CELAC!
¡Que viva la Canción de Patria Grande!
A los 181 años de la siembra del Padre Bolívar
Ciudad de Barquisimeto
Patria Grande
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