Zoellick, un mensaje temeroso

El mensaje del Robert Zoellick, presidente saliente del Banco Mundial, tiene como centro gravitante su preocupación por la pérdida de peso geopolítico de EEUU en la región. Es su temor más profundo. De allí lo delicado de su mensaje, aunque debemos relativizarlo por el rol de quien lo dice. Zoellick es una figura que desaparece de un organismo de poder mundial, sometido a presiones crecientes en EEUU, Europa, Asia-Pacífico y América latina.
Falló en sus tareas al frente del Banco Mundial para prever o controlar lo que Alan Greenspan llamó en su autobiografía "Las turbulencia de nuestro tiempo". También fracsó en las negociaciones de la década de los 90 para asociar el Mercosur a EEUU y en la coducción de las negociaciones del ALCA desde Miami. Quizá eso explique que G. W. Bush, otro derrotado lo haya nominado a la Presidencia del BM en 2007, de donde sale el 30 de este mes.

Cuando el 6 de junio convoca a Washington a forjar una "nueva alianza" con los gobiernos de México, Colombia o Chile, aduciendo la pérdida de influencia de Hugo Chávez en la región, en realidad está develando una debilidad no una posición fuerza.

Zoellick sabe que en Siria no puede ir más allá de lo que le permitirán Rusia y China, y que en América latina Chávez es un problema político porque su anti imperialismo ha sido contagioso. Pero el real problema geopolítico lo representa el díscolo Brasil de los últimos años, convertida en sexta potencia económica y factotun hemisférico, sobre todo ahora, que una rebelión estudiantil está europeizando a Canadá, u socio siempre estable.

Zoellick pide a EEUU respuestas contra tres hechos recientes que lo asustan. La dinámica de UNASUR, aunque este organismo no sea anti imperialista, y los resultados de Cartagena y Cochabamba. Los tres anuncian las "turbulencia" advertidas por un burgués más inteligente como Greenspan.

Un imperialista obligado a reconocer que "Estados Unidos ´ya no está liderando la agenda de libre comercio, al depender cada vez más en medidas defensivas´, aparte de que afronta retos como ´puertos anticuados y leyes que protegen a intereses especiales´", está en problemas.

Son problemas relativizados por su dominio mundial y su peso específico en América latina, no debemos olvidarlo un solo minuto, pero son problemas. No está hablando el Zoellick jactancioso de enero de 1995 en Bueno Aires, cuando dijo "Tanto por el comercio abierto en el mundo como por la estabilidad institucional que avanza, EEUU está obligado a seguir colaborando con el Mercosur en su dinámica actual" (Cámara de Comercio, 27 enero 1995)

Eran otros años. El Muro de Berlín, la derrota de Tian An Men, el neoliberalismo, la utoderrota sandinista, el Euro, un dólar inexpugnable, la deuda internacional, fueron superiores a la crisis del Tequila y la insurrección del zapatismo en diciembre de 1994. Pocos años después, todo se dio vuelta.

Allí aparece el pavor por la presencia del líder bolivariano enVenezuela y su llamado a derrotarlo en los próximos meses. Pero no se equivoca en el método a usar: "Los demócratas en América Latina -de izquierda, centro y derecha-, deberían estar preparándose... Elecciones justas y el imperio de la ley, debe venir de todas sus capitales".
Si ese es el camino actual, entonces tienen problemas. Nada indica que Chávez, Evo o Correa pierdan sus próximas pruebas, a pesar de los líos propios. Especialmente Chávez, acosado por un cáncer.

El carácter defensivo de su mensaje en el 30 aniversario del lobye de servicios imperiales Dialogo Interamericano, se manifiesta en estas palabra: "Recomendó que Washington elabore junto a México, Colombia y Panamá ´una estrategia coherente y no curitas´".

O sea: no puede apoyarse en Brasil, Argentina o Venezuela, como hace apenas una década. Ahí está el secreto de lo nuevo en la región.

Aunque esto no convierte a Washington en menos peligroso para Venezuela y América latina, obliga a blindar lo avanzado con cambios tan radicales que sean irreversibles. Es simple: lo que no avanza, retrocede.

meguerrero00@gmail.com


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Modesto Emilio Guerrero

Periodista venezolano radicado en Argentina. Autor del libro ¿Quién inventó a Chávez?. Director de mercosuryvenezuela.com.

 guerreroemiliogutierrez@gmail.com

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