Los gringos ya no cuidan las formas, aquella actitud de presionar por lo bajo para expulsar a Cuba de la OEA, apoyándose en gobiernos serviles, y mostrar la acción como el resultado de un consenso de gobiernos o naciones es cosa del pasado.
Ahora, con desprecio por la opinión pública internacional y seguros de la incapacidad de la mayoría de los gobiernos del planeta para responder a sus agresiones, actúan como lo hiciera Europa en América y África en el siglo XVI.
Así como España, Portugal; Inglaterra y tantos otros no necesitaron explicarle a nadie porque se adueñaban de tierras ajenas en otros continentes ni por qué esclavizaban a sus pobladores; así los gringos hoy invaden, desestabilizan, asesinan e imponen gobernantes serviles allende sus fronteras con el único objetivo de garantizarse el control geopolítico de una región, apoderarse de riquezas o evitar el avance de posiciones antimperialistas entre los pueblos.
El caso de Iraq es emblemático y quizás el primer ensayo de una política que cada vez toma más fuerza. Se inventaron una mentira que nadie creyó y a partir de ella propiciaron una invasión que el mundo entero rechazó.
Asesinaron a miles, derrocaron el gobierno y destruyeron el país; pero lo peor fue que escupieran al rostro de la humanidad cuando le dijeron: “ustedes tenían razón, no había armas de destrucción masiva pero invadido y destruido está ese pequeño país que osó a oponerse a los intereses de los Estados Unidos de América”.
Ellos podían haber mostrado algunas armas para argumentar que tenían razón y que su accionar estaba justificado; pero no, lo que les interesaba era evaluar la reacción del mundo cuando le dijeran: mentimos ¿y qué?
La respuesta fue un silencio vergonzante de cuyas consecuencias la humanidad habrá de arrepentirse. En América las cosas no son diferentes. Los gringos, como ya dijimos, ni siquiera cuidan las formas. Les importa un bledo lo que piensen y hagan los pueblos y sus gobiernos.
La estrategia de asesinar inocentes para luego culpar y desconocer el gobierno que aplicaron en Venezuela, en aquel abril de dolor, hoy la repiten, con desprecio a la inteligencia, en Paraguay. “El formalismo democrático” que aplicaron en Honduras, le sirve también hoy en Paraguay para justificar el ascenso al poder de cipayos.
El alzamiento de la policía con el cual intentaron derrocar a Correa en Ecuador, lo ponen en práctica en Bolivia.
Saben los gringos que UNASUR, Mercosur, ALBA y la CELAC son asociaciones que en la misma medida en que se fortalezcan servirán de escudo a nuestros pueblos ante su abuso, prepotencia y avaricia; por ello tienen planes para cada uno de los gobiernos que promueven y creen en esas iniciativas.
Ninguno de nuestras naciones está fuera de los planes gringos, para cada una tienen un mapa de ruta. Es una carrera contra el tiempo la que libramos, por ello urgen acciones concretas para impulsar y consolidar esos escenarios donde podamos en bloque, defendernos de las garras de un imperio que en medio de su crisis dejó de lado las formas y apeló a la barbarie para prorrogar su existencia.