La guerra de Estados Unidos, la Liga Árabe, la otán y Ban Ki Moon-onu contra Siria es la expresión descarnada de la guerra que el imperialismo y sus lacayos libran contra la sobrevivencia del pan-arabismo y el renacimiento del socialismo.
Después del colapso de la Unión Soviética, los imperialista se apresuraron a derribar el muro de Berlín, a desintegrar Yugoslavia a puros bombazos, masacres y a enjuiciar con amaños a los líderes socialistas en el Tribunal Internacional de la Haya. Profundizaron el bloqueo a Cuba, potenciaron política y militarmente a Corea del Sur para aislar a Corea del Norte y se aliaron en guerra contra el Panarabismo sostenido por Gadafy y al Assad que influenciaba Jordania, Líbano, Yemen, Bahreim, Mauritania, Argelia, Sudán, Libia, Túnez, Palestina y Siria.
Aunque pareciera que están casi destruidos el panarabismo y las influencia socialistas en Medio Oriente y el Norte de África. La guerra en Libia, no ha terminado, en Irak tampoco, en Yemen continúa el conflicto, en Bahréin se ha diferido el conflicto a una fecha próxima, Siria acosada logra triunfos militares estratégicos y los imperialistas, aún con toda esa destrucción y saqueo provocados a los países en mención, no han resuelto su crisis. Más por el contrario, son los países y pueblos sufridos los que están dando la batalla y no dejan en libertad el robo imperialista y los negocios con los corruptos ensamblados por ellos, no va nada bien. Y es que en la guerra contra el pan arabismo y el socialismo, los imperialistas mataron la gallina de los huevos de oro.
Hoy parece que Kadafy resucita en las luchas valientes y tenaces de los pueblos contra el imperialismo.
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