En el marco de la Guerra de Baja Intensidad, el imperialismo emplea mercenarios latinoamericanos (centro americanos, venezolanos, colombianos), con la intensión de internacionalizar la subversión y estimular conflictos al interior de aquellas naciones del mundo donde hay gobiernos no proclives a los intereses geopolíticos de Tío Sam. En este momento, todos los países de La ALBA somos objetivo militar de esas acciones criminales.
En todos estos países buscan captar jóvenes que más luego son manipulados vía dinero fácil para que realicen este tipo de actuaciones criminales, violatorias de la soberanía y autodeterminación de los pueblos quienes tenemos derecho a construir nuestro propio destino. Dichas acciones las encubren bajo fachadas de acciones humanitarias y/o sanitarias; pero la verdad es que son terroristas.
A estos jóvenes mercenarios les facilitan información de inteligencia; preparación psicológica; empleo de códigos encriptados, caso que sean capturados.
El proyecto que se aplica en naciones como Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua o Cuba, por solo citar algunas naciones en América Latina, aplican métodos encubiertos propios de los SEN. Vías de comunicación secreta, fachadas y leyendas encriptadas, son algunas de sus medidas de seguridad implementadas.
En el caso cubano -recordemos la plataforma tecnológica denominada ZunZuneo- (como también Bolivia y Venezuela), se logró determinar que los mercenarios contratados por la USAID tenían (tienen), como tarea, entre otras, captar e identificar jóvenes “descontentos”, descarriados, que incluso tengas capacidad de liderazgo, con los cuales más luego se encabezarían acciones subversivas, so pretexto de una lucha por la “democracia” y las “libertades”; usando como medio fundamental de comunicación alternativos: el Facebook, tuiter, instagram, whatsapp, zello, you tube, hoy empleadas significativamente por las nuevas generaciones. Ahora podemos entender porque es que son atacadas aquellas naciones que regulan su uso.