¿Cuál es la diferencia entre el asesinato a mansalva de Michael Brown en la ciudad de Ferguson, EEUU, y los asesinatos masivos, genocidas, que comete a diario el Estado sionista de Israel en contra del pueblo palestino agolpado en la Franja de Gaza?
Quizás la respuesta sea, el número de personas exterminadas violentamente en un mismo acto motivado por la discriminación racial. Las semejanzas rebasan las diferencias, sobre todo si uno observa atentamente cómo, en cada caso, se opera en función de aplicar una "limpieza étnica", por parte del poder imperial que actúa con la misma fiereza nazi-fascista de preservar la "raza aria".
La muerte de Michael Brown a manos del poder policial estadounidense que disparó seis tiros a corta distancia en contra suya, pues sus características lo convertían en "basura étnica", es una más de las tantas que con saña, premeditación y alevosía, comete el imperio capitalista en sus enrevesados actos de preservación de su minoritaria y "pura" raza aria.
Yanquis y sionistas de origen judío tienen un mismo perfil inhumano y nazi-fascista, característicos del capitalismo como relación social y de producción, en la que las personas son cosas mercadeables, son "basura étnica" o no existen.
La autopsia practicada en el cuerpo acribillado de Michael Brown certifica que, de seis disparos recibidos, dos de ellos fueron directos a su cabeza y no había señales de violencia ni "resistencia a la autoridad" por parte del occiso. Es el racismo cultural presente en las instituciones de policías estadounidenses, lo que se estaba expresando al ensañarse contra el joven negro asesinado. La misma cultura del nazifascismo que con morbo bombardea a diario al pueblo palestino prisionero en una franja de territorio árabe, en Gaza y que vuelve a bombardear también en Irak por las mismísimas razones.
En realidad, la revolución mundial y socialista es cada vez más necesaria. Preservar la vida, la humanidad, la naturaleza y al planeta son tareas que nos comprometen, también en el Plan de la Patria.