Dentro del Globofascismo: Alienación del Trabajo versus Emancipación Humana

Introducción

Después de haber leído el excelente ensayo de Arthur Shaw Elementos claves para el revolucionario: Honestidad y Ética - son invencibles, publicado en Vheadline, llegué a la conclusión que se necesitan más análisis de este tipo y que deberíamos publicar más de aquellas contribuciones teóricas y originales, que se refieren directamente a eventos de la vida diaria y a la urgente formulación de una teoría práxica para la Revolución Bolivariana, teoría que tiene que ser entendible para todo el mundo, ser captable de manera fácil, sin que esté aguada en absoluto.

Por esta razón voy a presentar aquí algunas reflexiones simples en cuanto a la alienación, que es un concepto básico para entender la diferencia entre la revolución capitalista intra-sistémica (evolución) y la emancipación socialista extra-sistémica (éxodo) y para examinar a fondo, el por qué la religión y la ideología siguen haciendo estragos con nuestras fuerzas militantes y nuestra vanguardia revolucionaria en Venezuela.
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Parte I

¿Qué es la alienación, qué se siente ser un alienado, un extraño en este planeta, en el trabajo o en casa? ¿Por qué toda esta agresión por parte de nosotros hacia nuestro hábitat natural, por qué los incendios forestales, por qué la deforestación de la Amazonía, por qué nuestras relaciones unilaterales y perversas, por qué nuestra alienación crónica?

¿Por qué la meta primordial de la Revolución Bolivariana debería ser la aniquilación de toda forma de alienación humana patológica en Venezuela y el resto del mundo, y su reemplazo con una emancipación humana sana, saludable, creadora y creativa?

En otras palabras, ¿por qué deberíamos declararle la guerra total al capitalismo, al imperialismo y al corporatismo, es decir, negar categóricamente el nazismo y el fascismo?

¿Por qué el proceso histórico de la desalienación, de la emancipación debería ser el patrón de la práxis y teoría revolucionaria, de la ciencia creadora y la filosofía creativa?

Más tardar ahora, después de Afganistán, Irak y Fallujah (y pronto serán Irán y Venezuela), si no agarramos las raíces de toda explotación, dominación y discriminación a nivel global, de todas las guerras mundiales coloniales e imperialistas, entonces nunca erradicaremos a la ‘plaga’ norteamericana (Simón Bolívar) y nunca saldremos victoriosos contra el fascismo mundial.

La radix, la raíz de todo mal, de toda nuestra miseria es la alienación.

En consecuencia tenemos que agarrarnos por nuestras propias raíces y volvernos radicales para erradicar la esclavitud salarial capitalista. No nos quedan siglos para esta tarea, de hecho, sólo nos quedan pocas décadas para sobrevivir.

Es como si todavía no nos hubiéramos descubierto, incluso como si nunca antes nos hubiéramos descubierto o como si nos hubiéramos perdido otra vez. En todo caso, es la desalienación (y no la revolución), es decir, la emancipación que descubre la especie humana de nuevo. Es la emancipación que tiene que condenar al ostracismo el trabajo, tiene que exorcizar el trabajo de nuestras almas, tiene que librar todas nuestras facultades humanas creativas y creadoras, facultades que fueron esterilizadas y castradas por todo tipo de esclavitud impuesta por hombres-dioses y dioses-hombres patriarcales de todo color, género y calibre.

Por cierto, en Venezuela nuestras raíces históricas son las acciones y los pensamientos heroicos de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Ezequiel Zamora, Francisco de Miranda, José Martí y Ché Guevara. Es nuestro deber estudiarlos, conocerlos y vivirlos.

Sin embargo, ellos a su vez estudiaron el pensamiento y la ideología europea, así que en el momento que queremos erradicar el capitalismo e imperialismo moderno, es decir, extirpar sus males, lógica y necesariamente tenemos que buscar las raíces históricas de su negación, que son las tres raíces del marxismo. Allí encontraremos entre otros el fin de la filosofía clásica objetivista idealista alemana, es decir, encontraremos titanes filosóficos europeos tales como lo son Hegel, Feuerbach y Marx, que son los creadores de la dialéctica moderna, de la teoría de la alienación humana y de la práxis y teoría revolucionaria.

La ignorancia es bienaventurada y resulta fatal para los esfuerzos revolucionarios, pero realmente sería una locura para nosotros no convertirnos en sabios y no conocer la verdad. Sin embargo, aunque parezca bien complicado, pero vamonos a un viaje transhistórico para investigar el sendero bélico vicioso y violento de la evolución y revolución humana a través de los tiempos, y para aclarar, cómo ahora todo está terminando en un desastre mortal, en una alienación corporativa e imperialista total y totalitaria, en un modo de destrucción humana a nivel global, que amenaza con la extinción de la vida en la Tierra misma.

De hecho, el fascismo norteamericano ya alcanza los niveles genocidas de la Alemania nazi y aún millones, incluso en los propios EE.UU., no ven nada, no escuchan nada y no huelen el hedor moribundo de la muerte que ya ha contaminado al planeta entero. Pronto, los seis mil millones de trabajadores físicos obsoletos, los desempleados convertidos en ‘herramientas que hablan’, recibirán el tratamiento especial fascista y seguirán el mismo vía crucis que las vacas locas de Gran Bretaña.

¡Esto es nuestra maravillosa realidad ‘democrática’ mundial! Esto es el Imperio norteamericano, es el mundo de Cisneros y Estanga, es el capitalismo. ¡Esto es lo que tantos venezolanos quieren y defienden hasta con sus propias vidas! Esto es con lo que seguimos coqueteando, mientras incrementamos nuestra explotación de petróleo en el Delta del Orinoco, mientras engordamos nuestras reservas internacionales, mientras construimos nuestros gasoductos a través del continente; todo por su puesto dentro del margen de la propiedad privada, los términos y las leyes capitalistas.

Y al fin nos preguntaremos, cómo todo esto pasó a las manos de Tío Sam.

Y después, al final, todos los fanáticos del ‘buen capitalismo’ y de Miami terminarán como carne de cañón en las guerras mundiales de Bush o conejillos de india en los laboratorios militares y del Pentágono.

¿Cuáles son los resultados inhumanos de la alienación?

Parece que nadie se da cuenta de la militarización en los EE.UU., de sus futuros campos de concentración y cámaras de tortura alrededor del planeta, de las fuerzas militares estadounidenses de ocupación global desplegadas estratégicamente en todas partes (incluso en el espacio, preparadas para atacar), de las armas de destrucción masiva, de los planes de la CIA y de los paramilitares para asesinar miles de ‘terroristas’, de los golpes militares contra gobiernos verdaderamente democráticos y populares, de los millones de víctimas inocentes de la ‘política exterior’ estadounidense, desde que existe el ‘Bill of Rights’.

Esta sentimentalidad, este torpor físico y espiritual, esta decadencia ideológica y este letargo religioso, esta ausencia total de razón y pensamiento intelectual, de práxis y teoría, esto es el trabajo capitalista de esclavos, es la esclavitud salarial, es ora et labora, esto es alienación.

Ahora vamos por unos momentos a la historia de la alienación humana.

Origen del concepto ‘alienación’ (‘Entäusserung’)

Desde Hegel a través de Feuerbach a Marx

En lo siguiente una breve introducción filosófica del fenómeno alienación.

De gran significado revolucionario es el hecho de que los ‘jóvenes’ Marx y Engels llegaron a la práxis científica y a la teoría filosófica, llegaron a redactar el Manifiesto Comunista, estudiando las teorías de alienación de Hegel y Feuerbach, criticando la alienación religiosa y la ideología burguesa. Esto es el fons et origo de toda crítica social capitalista contemporánea.

En la provincia del Rín de la Alemania occidental, alrededor de 1842/43, como resultado de la revolución industrial que se extendió a todas partes, se incrementó el robo de madera de las propiedades de los grandes terratenientes por parte de los campesinos y trabajadores empobrecidos. El gobierno intervino de manera violenta contra esa gente.

El joven Carlos Marx, quien había recién recibido su doctorado en filosofía en la Universidad de Jena y no pudo conseguir un cargo universitario, intentó de practicar el periodismo para poder sobrevivir. Sus escritos políticos en los Deutsch-Französische Jahrbücher y en el Rheinische Zeitung terminaron en su expulsión de Alemania y su exilio en Francia. Fue allí donde Marx se liberó de todo tipo de futuras etiquetas ideológicas y alienadoras, y lanzó la famosa frase: “Yo no soy marxista!”

En 1844 Marx se encontró con la primera organización socialista de trabajadores en Paris. Bajo la influencia de los Jóvenes Hegelianos Izquierdistas y Ludwig Feuerbach, Marx comenzó su vida intelectual en 1840-43 como un ardiente hegeliano. A partir de sus estudios de la filosofía, especialmente del Hegelianismo, en 1843 comenzó a estudiar economía política, especialmente el ‘buen capitalismo liberal’ de la Escuela de Adam Smith – Ricardo.

En 1844 Marx intentó por primera vez sintetizar sus ideas filosóficas y económicas en los Manuscritos Económicos y Filosóficos (1844), también llamados Manuscritos de Paris. En esta obra, al igual que en aquellas, redactadas junto con Engels, La Sagrada Familia (1845) y La Ideología Alemana (1845-46), el concepto de alienación juega un papel central. Marx tomó este concepto de Hegel y le dio un significado nuevo.

En la filosofía de Hegel hay dos categorías, las cuales son la alienación (‘Entäusserung’) y enajenación (‘Entfremdung’); ambas son las expresiones extremas de ‘ser diferente’. En el centro (o comienzo) del sistema filosófico de Hegel se encuentra lo Absoluto, el total de la realidad. Este Absoluto primero existe como Idea pura, como mera Idea lógica. La Idea (Hegel no explica cómo y por qué) sale de si misma y se convierte en una condición alienada, en Naturaleza. En las palabras de Hegel, la Idea decide avanzar como Naturaleza.

En este punto Hegel no aplica su propio método dialéctico, porque para que el Espíritu ‘avance’, tiene que estar unido con la misma Naturaleza, la cual se supone que va creando.

En los Manuscritos de Paris (1844), Marx ya había comentado: “La Idea Absoluta por sí es nada, solamente la Naturaleza es algo”. Hegel consideró a la Naturaleza como modo de existencia disperso y sin vida en contradicción con el movimiento permanente y vivo de la Idea Absoluta. Esta contradicción (y aquí comienza la dialéctica de Hegel) empuja a la Idea, la cual comienza a emanciparse de su cascarón sin vida y nace como Mente. La Mente entonces pasa dialécticamente a través de una serie de fases, desde la pura sensación, a través de la religión, llegando a su máxima auto-realización en la filosofía; por lo tanto, al fin, la Idea completó su ciclo para terminar como lo Absoluto.

Alienación Rudimentaria

Ahora vamos a dar un vistazo al origen de la alienación rudimentaria que se transformó en el proceso del trabajo mismo, en el proceso de producción, en la ‘historia’, en su sobreestructura; primero se convirtió en religión feudal y después en ideología burguesa.

La alienación primitiva que se pudo observar en las sociedades europeas pre-civilizadas, o sea, en la llamada ‘barbarie’ y el ‘salvajismo’, tenía mucho que ver con la ignorancia y el miedo. El bajo nivel de conciencia de todos los llamados pueblos primitivos a través del planeta no capacitó a la especie humana de penetrar inmediatamente su ambiente de una manera profunda o de entender las fuerzas o leyes de la Naturaleza.

Como resultado de un desarrollo histórico igual, desigual y combinado, la existencia terrenal experimentada originalmente por el hombre, era muy limitada. En cuanto a ésta, tenía algo de conocimiento, todo el resto lo ignoró. En Venezuela y América Latina, al igual que en otras partes del mundo, todavía se puede presenciar este fenómeno en toda su plenitud.

Varios estudios científicos descubrieron, que fuera del campo de este conocimiento antiguo existe una inmensa área de fenómenos enigmáticos, los cuales nadie dominó y que fueron explicados mediante un sin número de rituales y concepciones comúnmente conocidas como magia, vudú u obeah, algo que todavía se practica en muchas partes de África, Asia, Sudamérica y Oceanía, pero también en los países metropolitanos como los EE.UU. y Europa, especialmente en la Casa Blanca y el Vaticano. Es cierto, Bush y el Papa siempre andan hablando de Dios.

Con respecto a esto, no ha cambiado mucho a lo largo de los milenios; todas las vírgenes inmaculadas de Venezuela, los rosarios, las cruces y las demás insignias divinas, todos pertenecen a la era oscura de la historia humana.

En lo que a la realidad concreta se refiere, ¿qué es lo que saben millones de venezolanos y norteamericanos sobre los ‘extraterrestres del Pentágono’, sobre los scramjet, los nanobots, sobre HAARP, los ‘platillos voladores’ de la NASA que se observan en los Andes e incluso en el Irán? ¿Qué saben sobre lo que está pasando en el área 51 del Desierto de Nevada o en Los Álamos? ¿Por qué se ven ‘cosas extrañas’ despegando y aterrizando en Los Álamos? y también ¿por qué el ruido estruendoso de bajo de la tierra?

Lo único que muchos de nosotros sabemos es parlotear “Dios mediante” o “¡Dios bendiga a Norteamérica!” todos los días; y casi dejamos caer nuestra bolsa de mercado para rápidamente hacer la cruz cada vez que pasamos a una iglesia, una capilla, un cementerio o un lugar de cultos paganos. Los misionarios de la conquista colonial realmente hicieron un buen trabajo con nuestras mentes; lograron de destruir de manera muy efectiva a nuestras relaciones humanas originales, auténticas y sagradas hacia la Naturaleza y hacia nosotros mismos. Nos enajenaron y nos deshumanizaron radicalmente para convertirnos en esclavos: nos alienaron.

Durante siglos de mal-educación colonial y neocolonial, de disocialización y desnaturalización, Big Brother realmente logró controlarlo todo. ¡El gran secreto de su éxito a nivel global son el Control Mental y los experimentos Mkultra alias la Alienación Imperialista!

Históricamente, es exactamente, donde terminó el trabajo, es decir, donde terminó el control humano de las fuerzas naturales, la dominación de la Madre Naturaleza, la tecnología, allí entró la magia, la superstición y la religión. Originalmente, el hombre primitivo trabajando, experimentando y errando, por accidente (y no por gracia de algún Dios todopoderoso), en lo que observaba los procesos repetitivos y aplicaba la tecnología rudimentaria (la hacha de piedra), descubrió algunas leyes o fuerzas de la Naturaleza; pero primero no lo hizo conscientemente, es decir, no lo hizo científica y práxicamente.

Así que hasta el día de hoy, también en América Latina, existen estos tipos de magia antigua, la ignorancia reaccionaria que resultó en esclavitud mental, la adoctrinamiento religiosa y la manipulación ideológica que resultaron en una mentalidad del tipo amo-esclavo y la ignorancia revolucionaria que resultó en un espíritu de auto-descubrimiento, el cual finalmente fue desviado para satisfacer únicamente las exigencias de las clases dominantes alrededor del globo, por ejemplo, para construir pirámides, gigantescas tumbas familiares, un Taj Mahal o un ‘nido de amor’ privado.

Sin embargo, como presenciamos en el caso de Spartacus (quien probablemente era el prototipo de Jesucristo), en el caso de las numerosas rebeliones de esclavos y también en la mentalidad de las masas trabajadoras de las antiguas ‘civilizaciones’ de Babilonia, Egipcio o Grecia, con el tiempo la vida de clase social sí despertó deseos espirituales y necesidades materiales, los cuales las respectivas clases dominantes erradicaron inmediatamente, porque nunca tenían en mente garantizar o realizarlos, a pesar de su añejo discurso dulce sobre la ‘democracia’.

La sociedad de clases es – no importa lo ‘democrática’ que ésta sea – una expresión de la alienación, de la explotación y de la dominación ejercidos sobre las clases inferiores.

Sin embargo, dialécticamente vale destacar que el nacimiento de la alienación humana era al mismo tiempo el nacimiento de la emancipación humana. No obstante, Hegel diría, que en una antigua sociedad esclavista todavía existió una discrepancia entre las necesidades sociales y los recursos materiales.

Para poder dominar la Naturaleza y subyugarla, y para además controlar las ‘herramientas que hablan’, el hombre dominante, que poseía un conocimiento mucho más amplio, comenzó a asumir poderes súper naturales, ‘buenos’ y ‘malos’, masculinos y femeninos, los cuales tenían que ser contrarrestados, neutralizados o vencidos. Por otro lado el esclavo con su consciencia limitada también creó sus propios poderes sagrados, si no fue obligado a adaptar aquellos de sus amos.

A escala continental, este proceso ocurrió específicamente durante la conquista europea del ‘Tercer Mundo’; los conquistadores impusieron su propia religión, hecho en casa, en Europa y comenzaron a escribir su historia dominante y a diseminar sus ideas y su ideología dominante; comenzaron a controlar la mente del esclavo colonial como les dio la gana. Aquí en América Latina todavía hoy adoramos los fantasmas de este holocausto mental del pasado y seguimos padeciendo de una enfermedad patológica resultado de la violación mental, que es nada más que la consecuencia de esta estricnina cultural alienadora.

Ya en su séptimo año y a pesar de todos los proyectos educativos y misiones para profundizar la revolución, le queda mucho por hacer a la Revolución Bolivariana. Tiene que lograr que se purifique el proceso revolucionario, tiene que liberarlo de todo tipo de ilusiones religiosas alienadoras, de mentiras, fantasías y quimeras ideológicas, que durante cinco siglos fueron implantadas todas muy cuidadosamente en las mentes, los corazones y las almas de millones de venezolanos y latinoamericanos.

Siguiendo con nuestro viaje transhistórico, ya en la era del politeísmo se fabricaron muchos poderes imaginarios, entre ellos figuraban por ejemplo antepasados, caciques, animales, plantas, montañas, volcanes, trueno, lluvia, sol, etc.

Fue Ludwig Feuerbach quien explicó de manera muy precisa este grado del desarrollo social humano. Lo que pasó realmente era, que el Hombre antiguo proyectó su ego interior hacia unos seres exteriores creados por él mismo, además atribuyéndoles propiedades súper humanas y divinas. Luego se convirtieron estos fantasmas súper naturales en monstruos divinos que sirvieron perfectamente a los intereses de la clase dominante y que comenzaron a amenazar espiritualmente a los esclavos rebeldes, los cuales a su vez le temían más a la segunda muerte en el infierno que a su fallecimiento terrenal.

De hecho, si el Hombre fuera un buey, seguramente sus dioses auto-proyectados tuvieran cuernos. Ya los pre-socráticos hilozoístas resaltaron esta objetivación alienadora del Hombre, esta pérdida de su esencia humana, de su subjetividad y luego de su deseo de hacer la revolución, de su teoría revolucionaria.

Hablando en términos dialécticos de Hegel de la objetivación del Espíritu del Mundo, de la Razón y del Capital, entonces es obvio, que el dios colonial católico romano transformado, reformado y luego trasladado a América y África, tenía que tener ojos azules, una nariz fina, labios finos y cabello rubio, y todos sus ángeles por su puesto tenían que ser blancos como la nieve.

Si es verdad que existió Jesucristo y que vivió en el Medio Oriente, entonces es imposible que poseía estas características físicas, así que ya desde hace siglos creemos en otra mentira más de la clase dominante.

De esta manera en el capitalismo emergente, en el proceso original de acumulación, se creó la ilusión de que nada más con crear una ilusión sobre la realidad, uno puede controlar la realidad de verdad.

En cuanto a la fabricación de religiones monoteístas feudales y capitalistas, ideología moderna y otras mentiras y engaños se refiere, el proceso alienador anterior de la creación de ilusiones juega un papel fundamental. Este proceso libra una facultad humana: en vez de pensar de, por y para uno mismo, uno comienza a creer lo que predican los ‘buenos’ amos y los ‘buenos’ capitalistas; uno cree lo que nos dicen, nos escriben o nos dictan, para que trabajemos de manera eficiente.

De esta manera la ideología dominante y la religión destruyeron la conciencia de clase social y la teoría revolucionaria; así fue que todo tipo de ritos, tradiciones, costumbres y prácticas repetitivas, como por ejemplo las campañas electorales, las celebraciones de eventos como el ‘Día de la Raza’, de fiestas como Navidad y Semana Santa, Carnaval, la Copa Mundial de Fútbol, etc., fueron destruyendo de manera progresiva la lucha de clases y desviando los intereses del trabajador hacia los canales del consumismo, eliminando además la práxis revolucionaria innovadora.

La alienación cobró su tributo: aparecieron las multitudes solitarias en las calles, al igual que los robots humanos y los zombis, que llenaron los centros comerciales y los supermercados. Salieron de las universidades estudiantes sin cerebro y sin espina dorsal.

El holocausto mental, como fue introducido por todos los amos y déspotas coloniales, neocoloniales, capitalistas, imperialistas y fascistas, se manifiesta en las ilusiones y fantasías capitalistas que ocupan, preocupan y controlan las mentes de millones de personas oprimidas en todas partes del planeta. Las relaciones humanas y sociales se convirtieron en relaciones de dinero, en relaciones de cosas. Justo en el cenit de la globalización corporativa, hemos llegado al nadir empobrecido de la existencia humana.

Es precisamente este fenómeno, que se utiliza actualmente en la ‘guerra de ideas’ de la política del ‘dominio del pleno espectro’ de Rumsfeld. Las mentiras sobre el 9/11, Bin Laden, Al-Qaeda, los ‘terroristas’ y el ‘tirano’ Chávez, funcionan todas perfectamente bien; hasta el día de hoy, todavía hay millones que se tragan esta ‘copa mundial’ de todos los engaños, incluyendo la cicuta ‘terrorista’ de Bush.

Los que realmente aman a este veneno alienador es la ‘oposición’ en Venezuela. Por otro lado, hay muchos cristianos bolivarianos fundamentalistas, los cuales, por ignorancia revolucionaria, siguen creyendo en los cuentos de hada del Pentágono, y esto refleja un problema de alienación que está haciendo eco desde el arqueolítico.

Resumiendo y para abreviar una historia muy larga de la tortura mental, con el tiempo, la alienación rudimentaria pasó de la magia a un nivel más elevado, a la religión politeísta, para finalmente llegar al monoteísmo patriarcal.

Parte II

La Alienación Patriarcal – Dios Padre

Antes de concluir esta trayectoria transhistórica de la alienación del trabajo, del trabajo enajenado, con la alienación económica, sólo queremos demostrar brevemente, cómo funcionan la manipulación religiosa sagaz y la adoctrinamiento ideológica en la vida cotidiana, donde tenemos que ganar nuestro pan de cada día.

Según George Novack, un excelente ejemplo de cómo hoy día todavía se les enseña a los niños la auto-alienación, es el aprender a martillazos el ‘Padre Nuestro’ en las escuelas misioneras.

El niño humilde, por ejemplo hijo de un pobre proletario sudafricano, con muchas necesidades y sin recursos para satisfacer sus deseos, los padres VIH positivos, comienza a rezar dirigiéndose a la edición celestial de un patriarca, de un Verwoerd, un Bush o Batista en una sociedad de clases: “Padre Nuestro.”

Este déspota terrenal está elevado mucho más allá de los mortales terrenales hacia dimensiones divinas por encima del universo: “que estás en los Cielos.” Después el pequeño negro hace la reverencia ante la autoridad superior: “santificado sea tu nombre.”

Después el suplicante irremediable a la Corona, que desde hace mucho tiempo perdió sus deseos sociales, al igual que sus necesidades materiales, no pide la satisfacción de sus necesidades, sino las del dios de las riquezas, del Capital: “Venga tu Reino, hágase tu voluntad.” Y esto no debe pasar después, solamente en el Cielo, sino inmediatamente, mientras los fascistas Vorster o Botha asesinan pequeños niños, tiene que ocurrir aquí y ahora, en Sharpeville, Sowetho o Fallujah, en la jerarquía de la clase dominante: “como en el Cielo, así también en la Tierra.”

De manera similar, al igual que su antecesor africano ‘primitivo’ clamó por una buena cosecha ante un dios o una diosa de la lluvia, ahora el descendente negro, el ‘salvaje civilizado’ pide: “El pan nuestro de cada día, danos hoy.”

Mientras tanto, en el mercado mundial se destruyó el trigo para mantener los precios en alto, también la Sudáfrica blanca fascista hizo sus negocios proveyendo a los ‘comunistas’, a los países del Comecon clandestinamente con exportaciones de trigo. Al mismo tiempo, la Unión Soviética de entonces atacaba al Apartheid y millones de niños africanos no tenían pan para comer.

El ‘salvaje’ ignorante, dominado por los sumos sacerdotes, solía pedir su purificación de los tabúes que violaba, temiendo la rabia del dios del trueno; hoy su voz sigue haciendo eco: “Perdónanos nuestros pecados.” Esto se complementa por la influencia moral proveniente de la ‘Era Oscura’, de tiempos de la Inquisición Española: “Porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.” Claro, el ‘siervo’ y esclavo africano actual no sabe nada de la Inquisición o del exorcismo.

Todo esto se corona con la debilidad, docilidad, humildad, el temor y la sumisión del pobre niño africano y su familia ‘condenada’, glorificando y perpetuando al imperialismo corporativo, al poder fascista orweliano: “Porque tuyo es el reino, tuyo es el poder, y tuya es la gloria, ahora y por siempre.” Que así sea, Amo, Señor, Jefe, Bush, no nos falles. “Amén.”

Todavía hoy se manifiesta toda esta alienación rudimentaria en costumbres como el enviar flores a un funeral y colocar coronas sobre una tumba o a los pies de las estatuas de Bolívar o Mao. Este rito viene de tiempos donde el hombre ignorante creía en otra existencia humana después de la muerte. Las almas que se apartaron del cuerpo, necesitaban cosas similares, que las que tenían durante la vida terrenal. El mejor ejemplo para esto son los pirámides que fueron las tumbas para los faraones. La gente antigua enterraron enormes riquezas, alimentos, herramientas y armas junto con sus muertos queridos. El hombre consumista avaro hizo que estas hoy se disminuyeron a unas pocas flores.

Alienación ‘Civilizada’

Con el desarrollo de la agricultura, la artesanía y la ganadería se engendraron formas más altas de alienación. El hombre ‘civilizado’ comenzó a controlar la Naturaleza cada vez más, pero también empezó a perder el control sobre el proceso social de producción. Después de la división social del trabajo, los bienes se convirtieron en artículos de comercio y fueron intercambiados en el mercado. Las leyes del mercado comenzaron a dominar a los productores y luego el hombre mismo se volvió mercancía que se pudo vender y comprar. De esta manera, la esclavitud simple representó el primer sistema de alienación, y si nuestros esfuerzos emancipatorios a nivel global resultan victoriosos, entonces, históricamente, el trabajo asalariado será el último.

Alienación Económica

Ahora démosle un vistazo a la alienación económica capitalista como la presenciamos a diario en Venezuela, donde muchos trabajamos para un jefe, para un capitalista a cambio de un sueldo.

¿Qué significa, cuando un trabajador vende su fuerza de trabajo (no el trabajo) al jefe de una empresa o compañía? El trabajador vende su fuerza de trabajo, la cual es parte de su energía vital y de su tiempo, a otro, al capitalista, para que éste viva como un parásito.

El trabajador no tiene el control sobre una gran parte de su tiempo despierto, que comprende la ida al trabajo (en Caracas generalmente hasta dos horas), trabajando durante otros ocho horas y regresando a casa (hasta dos horas), así que esto suma doce horas en total, en otras palabras, medio día de su tiempo de vida. El tiempo que el trabajador le vende al empresario le pertenece a éste último, no al trabajador. Es el empresario que le dicta al trabajador que hay que hacer o no durante este tiempo. Dicta lo que el trabajador tiene que producir, cómo lo tiene que hacer y dónde. El empresario vigila las actividades del trabajador.

Si la Revolución Bolivariana no se pone a discutir seriamente este asunto, es decir, la esclavitud asalariada, y no hace algo para aniquilarla, entonces el ‘proceso’ emancipatorio no nos llevará a ninguna parte.

En los Manuscritos de Paris (1844), el ‘joven’ Marx explicó este problema de la manera siguiente:

“Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo.”

Sin embargo y que es peor aún, la materia prima, las herramientas e incluso el producto final de su trabajo no le pertenecen al trabajador. Lo único que recibe es el valor de intercambio de su fuerza de trabajo, el cual no equivale al precio de venta de los artículos que ha producido. El sueldo, el dinero que recibe, está específicamente calculado sólo para reproducir su fuerza de trabajo y para poder volver a trabajar mañana. De esta manera puede olvidarse de ahorrar para volverse capitalista.

Un trabajador asalariado europeo hoy puede olvidarse de convertirse en capitalista, porque para poder competir con un ‘gran’ capitalista, por lo menos necesita mil millones de dólares estadounidenses, de lo contrario, no sobrevivirá. Ni siquiera basta con trabajar durante 50 años, ahorrando su sueldo total anual de 50.000 dólares.

Imagínense, cuántos trabajadores tendrán que hambrear durante muchos años para convertirse en imperialistas corporativos. Aparte de esto, son únicamente los ejecutivos, como los ex-manager de PdVSA, la ‘Gente de Petróleo’, quienes generalmente ganan los pocos sueldos gruesos en el ‘Tercer Mundo’. Un capitalista vive como un dios de los ‘intereses’ obtenidos de la explotación de la fuerza de trabajo; un trabajador, al igual que prácticamente todos los países del ‘Tercer Mundo’, vive para siempre de los ‘intereses’ de su deuda permanente.

El trabajador moderno capitalista se ha vuelto alienado consigo mismo. El trabajo, contrario a la creación y la creatividad, nunca era un medio para la auto-expresión. El trabajo sólo es un medio para alcanzar una meta. Esta meta es hacer dinero. La gente sólo habla de cómo hacer dinero. En Osaka, la capital principal del comercio y la industria en Japón, la gente ya no se saluda preguntando “¿Cómo estás?”, sino, “¿Cómo andan los negocios?” o “¿Estás haciendo dinero?”. Esto es alienación económica en su extremo total.

Shakespeare nos explicó la manera, de cómo el dinero se convirtió en el poder ‘mágico’ para volver las cosas en sus opuestos, de la siguiente forma:

“Oro: el oro amarrillo, brillante y precioso puede convertir a la gente en blancos, negros; repugnantes, justos; errados, correctos; viles, nobles; viejos, jóvenes; cobardes, valientes.”

El valor del hombre ya no son sus talentos o sus habilidades o acciones laudables, sino su cuenta de banco o su propiedad privada de los medios de producción, garantizada por todas las constituciones democráticas.

En Alemania se amaba a un Rotschild, donde se odiaba a Marx. Por razones exclusivamente pecuniarias y por la corrupción, la ‘oposición’ venezolana simplemente ama a Gustavo Cisneros, mientras odia al Presidente Chávez. El amor se ha convertido en un artículo comercial, en un prospero negocio de prostitución humana.

En los EE.UU. incluso se comercializa la muerte: las funerarias tratan de motivar a la gente de comprar ataúdes más costosos, para que el querido difunto pueda descansar en paz sobre un colchón de gomespuma. En este caso no se satisface las necesidades del cadáver, sino se explota a los más profundos sentimientos de los familiares por parte del despiadado capitalista.

Conclusión

En la época de la globalización, mientras aquí en Venezuela todavía adoramos a la Virgen Maria, en Europa la alienación humana ya ha pasado el Rubicón de la religión.

Como ya lo dijo Marx: “Los milagros de Dios se vuelven superfluos ante los milagros de la industria.” En los países metropolitanos, la tecnología, la ingeniería genética, la nano tecnología y la futurología tomaron el lugar de dios, de la teología y la religión.

En la Universidad de Frankfurt en Alemania, un 90% de los estudiantes nunca van a la iglesia o sólo en Navidad, para satisfacer a sus padres. Aproximadamente un 50% de ellos no se preocupan por casarse por la iglesia.

Esto es la tendencia en Europa y América del Norte y todavía el ‘Tercer Mundo’ se inunda en cultos religiosos, predicadores de Jesucristo, Nuevas Tribus y Cientólogos, que no saben nada en absoluto de los hechos históricos alrededor del movimiento de Jesús, sobre el principio mesiánico, los tempranos cristianos o el génesis de la ‘Sagrada Biblia’ (especialmente su censura en el interés de la clase dominante).

Después de haber estudiado a Hegel, Marx primero se dio cuenta de la alienación del hombre como ciudadano en su relación con el Estado. Esto era el verdadero punto de partida del pensamiento socialista científico de Marx. La llamada teoría del ‘contrato social’ (Rousseau) afirmó que en la sociedad humana compleja y altamente desarrollada, el individuo tiene que ceder una cierta cantidad de derechos al Estado como representante del interés colectivo de la comunidad.

Sin embargo, como ya vimos, el Estado como producto de la división del trabajo, basándose en la propiedad privada de los medios de producción, siempre representó los intereses de la clase dominante. Esos llamados derechos individuales fueron confiscados a la fuerza, a través de la violencia de clase, de hecho, a través del robo. Esta confiscación de derechos individuales por parte del Estado terminó con la alienación total de todos los trabajadores. En el Estado moderno se manifiesta la violencia de la clase dominante por orden social por ejemplo en sus poderes penales, poderes fiscales y en la recluta forzada para el servicio militar (para defender a la ‘Patria’ en sus guerras genocidas en Afganistán e Irak).

Como lo advirtió George Orwell, está en marcha el Estado Mundial totalitario, el Leviatán, la Corona de la Alienación Humana,. Representa a la globalización, al imperialismo corporativo y defiende los intereses multi mil millonarios de unas pocas familias corporativas, las cuales prácticamente controlan el mercado mundial y poseen el planeta entero.

La revolución mundial socialista niega a la dominación de clases, a la dominación del hombre por el hombre; combate la explotación económica y la alienación del trabajo.

Sin embargo, la emancipación mundial va mucho más allá que esto. Se dirige contra cualquier clase de alienación, incluyendo la alienación misma, es decir, incluyendo al trabajo per se, la causa de toda miseria humana. Lucha por la emancipación humana total, por la creatividad y la creación humana.

Original en Inglés: "In Global Fascism: Labor Alienation versus Human Emancipation"
URL: http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=48776


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Franz J. T. Lee


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