Mamá decía, cuando algo estaba turbio, medio misterioso, brumoso, “hay u hueso en la sopa”. Así ocurre con la sorpresiva aparición del capitán Leamsy Salazar en los Estados Unidos y sus declaraciones a un panfleto fascista español, ABC, donde lanza acusaciones contra el dirigente pesuvista, camarada Diosdado Cabello, a quién señala ser miembro de un presunto cártel del sol, luce como un pretexto que oculta cosas más graves, por ejemplo que Salazar es un viejo cuadro o agente de la CIA infiltrado de vieja data en los niveles de seguridad, primero junto al presidente Hugo Chávez, luego al lado de Diosdado Cabello.
Creo que esa “fuga” hay que verla en el marco del proceso conspirativo y golpista que se vive actualmente y que tuvo este casi finalizado mes de enero de 2015 un round donde salieron al centro de la escena tres tristes tigres o expresidentes cipayos que vinieron a jugar su papel injerencista y provocador de nuestro gobierno y del pueblo venezolano. Su presencia y el show montado con el pretexto de visitar al líder asesino de Ramo Verde, Leopoldo López y la hipocresía de venir a hablar sobre los derechos humanos, ello que durante sus grises mandatos, violaron hasta en cansancio los derechos humanos de los pueblos de los países que gobernaron: México, Colombia y Chile.
Ni fue casual la presencia de estos personajes, Calderón, Pastrana y Piñera, sino que su presencia formaba parte del plan golpista y del golpe de Estado en marcha y se prestaron gustoso a jugar su rastrero papel a sabiendas –por su experiencia como presidentes– que su sola presencia era una injerencia abierta en los asuntos internos de Venezuela. Tampoco fue casual sacar a la luz las declaraciones de un traidor como Leamsy Salazar en Europa, en un bodrio desinformativo de España para ser más precisos, que sin investigar asume como válidas las declaraciones de un desertor. Por supuesto nada casual, son los hilos de la conspiración moviéndose y Salazar, al verse descubierto como agente infiltrado dentro de las instancias de seguridad de líderes como el presidente Chávez –allí al parecer se fue liso y no lo detectaron puesto que siguió–o siguió después dentro de los anillos del presidente de la AN, Diosdado Cabello, fue sacado del país.
En meses pasados fue descubierto un complot para asesinar al Presidente Nicolás Maduro, de raíces yanquis, típica factura de la tenebrosa y criminal agencia central de inteligencia con sus agentes venezolanos, tanto en Venezuela como en la ciudad de Miami. Por esa misma época el Presidente denunció que había sido abortado un atentado contra el Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y contra el Ministro de Educación, Héctor Rodríguez, pero no se dieron detalles. Luego se produce el vil asesinato del joven diputado y líder revolucionario Robert Serra a manos del sicariato paramilitar colombiano que dirige ese siniestro personaje, ejecutor del crimen, conocido con el alias o remoquete de ‘el colombia’, “preso” en Colombia, renuente por razones uribistas a ser extraditado.
¿Qué tuvo que ver el capitancito de marras Leamsy Salazar, en todos estos hechos conocidos, –y los hechos subversivos no conocidos y descubiertos por el Gobierno– al estar dentro del aparataje de inteligencia, estrechamente cercano al Presidente Hugo Chávez, primero, y de Diosdado Cabello, después?
¿Fue suficiente el hecho que Leamsy Salazar, hondeara la bandera de Venezuela aquel épico 13 de abril de 2002 en las alturas del Destacamento de la Guardia de Honor, para que lo escogieran para formar parte del personal de seguridad e inteligencia nada más y nada menos que del Presidente Chávez o ya, por ser parte del personal de esa instancia, era parte de los primeros anillos de seguridad del Comandante Supremo?
¿Qué pasó ese día en palacio, en el seno de la Guardia Presidencial, que no reconoció al advenedizo golpista Carmona Estanga como auto proclamado presidente de la República, para expresar ese sentimiento en la parte alta del edificio administrativo de Miraflores donde un numeroso grupo de compatriotas militares expresaban su apoyo al pueblo insurrecto y aparecía un abanderado, que resultó ser Leamsy Salazar? ¿Hubo alguna puja o confrontación, en aquellos momentos estelares y extremadamente delicados, entre los soldados y oficiales para ser el abanderado? ¿Por qué Salazar fue el abanderado y no otro? ¿Ya para ese momento Salazar había sido captado por la CIA, por la embajada yanqui –se dice que fue captado por la DEA, pero al fin y al cabo vienen a ser lo mismo, compartimientos de la inteligencia norteamericana–, para formar parte de su personal para un complot que llegó incluso al asesinato del propio Presidente Chávez como hay fuerte sospecha?
Evidentemente Leamsy Salazar lo saca la CIA del país porque se sabe descubierto. Ya, lo dijo Diosdado Cabello, lo habían apartado de las funciones de inteligencia, generosamente lo mandan a un curso en la Academia Militar al cual no asiste y aparentemente no pasa nada, lo más probable es que la contrainteligencia lo estuviese investigando, siguiendo y se fueran descubriendo hechos aislados, indicios, que unidas todas la piezas del rompecabezas dieran con hechos que lo inculparan, pero su precipitada salida sugiere que no había seguridad total sobre su traición.
Después viene el bodrio de las acusaciones contra Diosdado Cabello y pretender involucrarlo en el negocio del narcotráfico en un al parecer recién creador cártel del narcotráfico que la mediática derechista bautiza como el Cártel de los Soles, para evidenciar que son militares de alta graduación sus componentes. Ningún periodista serio de ABC y El País, de España, El Tiempo, de Colombia, investigan la mendaz acusación, dan por cierto lo dicho por el traidor y lo lanzan al exterior, aquí lo asumen los periódicos ultra derechistas como El Nacional, Tal Cual, Nuevo País y otros.
Un simple seguimiento a los pasos del traidor Leamsy Salazar desde su salida: Madrid, Estados Unidos, pone en evidencia la burda trama y el inicio de un nuevo elemento del complot golpista norteamericano contra la Revolución Bolivariana. Como las famosas “armas de destrucción masiva” inventadas por Busch para invadir Irak, ahora ponen a un dirigente fundamental de la Revolución, Diosdado Cabello, como jefe de la actividad más criminal del universo, el narcotráfico. El objetivo es claro, si no que lo diga el presidente Noriega de Panamá apresado después de la invasión de esa hermana nación por los marines yanquis en 1989. Presentar a Venezuela como un Estado forajido, delincuente para justificar una agresión de corte militar.
Un recuento de todo lo que ha ocurrido en los últimos meses, semanas y días indica con meridiana claridad, pone en evidencia que hay un complot en marcha con la intensión o pretensión de dar un golpe de Estado, el affaire de Leamsy Salazar y su fantástica historia del fulano cártel de los soles y la participación del segundo hombre de la Revolución, Diosdado Cabello, es un componente que la inteligencia yanqui y sus cipayos colombianos y venezolanos quizás creyeron era la guinda del postre. Afortunadamente la contraofensiva de la Revolución, la conducta digna de Diosdado contra la infamia desbarata la tramoya que aún no ha terminado. Salazar está en yanquilandia y allí están preparando el “expediente”, forjando pruebas que “prueben” que Diosdado si está incurso en el delito del narcotráfico. Esta farsa tiene otros capítulos, la están preparando.
La Revolución, la vanguardia revolucionaria y el movimiento popular chavista no pueden bajar la guardia. La guerra de este momento es esencialmente mediática. Hay que analizar y desmontar todas las falsedades y mentiras del imperio, apoyar las políticas de la Revolución y defender sus dirigentes. ¡Mosca pueblo!