El mundo al revés como diría Galeano, mezcla de surrealismo político con un mal sainete cómico que movería a risa si no fuera que estamos en presencia de una legión de fascistas sicópatas, dementes que les pica el rabo por lanzarle a Rusia o a China una bomba atómica o intentar derrocar al Presidente Nicolás Maduro y a la Revolución Bolivariana.
La nueva, brutal y desproporcionada amenaza del paniagudo presidente yanqui contra Venezuela, en su desesperada búsqueda de querer torcernos el brazo por tener políticas propias, dignas y soberanas y haberles quitado millones de dólares que se llevaron de Venezuela por 100 años de bárbara explotación de nuestro petróleo, y construir nuestro propio proyecto de vida, bolivariano y chavista, hay que tomarla en cuenta y muy en serio.
El presidente estadounidense, Barack Obama, emitió una orden presidencial en la que declaró la "emergencia nacional con respecto a la amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos planteada por la situación en Venezuela" y sostuvo que se debe a "los esfuerzos del gobierno de Nicolás Maduro por escalar la intimidación de sus oponentes políticos".
Léase bien, Obama emitió una orden. ¿A quién le emitió esa orden, al Ejército y al pentágono, a los organismos de inteligencia, a toda la estructura del Estado yanqui?
En ese lenguaje en parábolas expresó el desmesurado señalamiento: Venezuela “es una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y (a) la política exterior”.
¿En verdad Venezuela posee armas atómicas, misiles balísticos de largo alcance , armas de destrucción masiva o algo parecido que amenacen a la nación norteña? ¿No será, más bien, que es porque tenemos otras armas muchas más poderosos que las atómicas, las armas de la dignidad, el decoro, un ideario revolucionario y humanista de alcances universales; los cojones y los ovarios de su pueblo para enfrentarlos –y vencerlos– si se atreven a hollar con su bota infamante el sagrado suelo de la Patria, el que será regado con la sangre de los invasores; el ejemplo de un pueblo valiente y un liderazgo que se irradia a todo el mundo y logra, por ejemplo, que más de cien países de la ONU apoyen el ingreso de Venezuela al Consejo de Seguridad, o el apoyo de las naciones de Unasur, de los países de la Alba, de la Celac, y de todos los movimientos políticos y sociales del continente?
Lo que queda de los Estados Unidos es un país débil, cobarde, bárbaro, que recurre a la amenaza militar y sobrevaloran su poderío con miras a amedrentar a los pueblos, que lleva a su presidente a utilizar un lenguaje arrogante, amenazante de “torcerle el brazo” a quién o quiénes no hagan lo que ellos quieren. Nunca un presidente había sido tan francamente cínico y soberbio para expresar el carácter colonialista de su política exterior, esa que ahora dice Venezuela está amenazando, y pudiera ser cierto porque gracias al ejemplo de la pacífica Revolución Bolivariana otros países, de lo que el Secretario de Estado yanqui, Kerry, señaló como “el patio trasero” de los Estados Unidos al referirse a las soberanas naciones de América Latina y el Caribe, se sacudieron. Bueno, las naciones del “patio trasero” se apartaron del tutelaje yanqui: Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador Brasil, Nicaragua, El Salvador, Cuba. La Celac, bloque de naciones latinoamericanas y caribeñas que se asumen socialistas fue el primer paso. Unasur, donde se agrupan todos los gobiernos progresistas y los de centro y derecha como Chile, Perú, Colombia, llegó después. Por si fuera poco el esfuerzo gigantesco del Comandante Supremo Hugo Chávez, logró en buena medida alcanzar el sueño emancipador y unificador del Libertador Simón Bolívar cuando convocó el saboteado –por los Estados Unidos de entonces y la traición de Santander– Congreso de Panamá de 1826. La Celac une en su seno a todas las naciones de Latinoamérica y el Caribe, sin excepción, menos Canadá y los Estados Unidos.
¿Cómo fue eso posible y los Estados Unidos no lo pudieron evitar? Gracias al genio político de Chávez y al ejemplo de la Revolución Venezolana. Por eso dice Obama que Venezuela es una amenaza para la política exterior norteamericana, y lo fue cuando Chávez condenó los bombardeos criminales al pueblo y a los niños de Afganistán, cuando Maduro condenó el golpe al presidente de Ucrania y denunció a los fascistas que puso el gobierno yanqui en el poder para provocar y agredir a Rusia, o cuando desde Venezuela se condenó al criminal sionismo israelí que está devastando al pueblo palestino, y el gobierno socialista ayudó a Gaza con alimentos, medicinas, energía y le ofreció a mil jóvenes palestinos que vinieran a entrenarse en el manejo de poderosas armas estratégicas, a estudiar medicina en la Elam.
¿Estamos en las puertas de una agresión armada por parte del Ejército de los Estados Unidos del Norte? ¿Tanto nos temen?
Ya no pueden acudir a la OEA para expulsarnos como hicieron con Cuba en 1960, la correlación de fuerzas no los favorece, aun cuando la mal llamada Comisión de los Derechos Humanos acelere sus “debates” con el apoyo de ong mercenarias, para condenar a Venezuela. Unasur acaba de estar aquí condenando precisamente el golpe de estado continuado que viene promoviendo Obama y su gobierno. En la ONU tampoco la cosa les será fácil. Venezuela es miembro del Consejo de Seguridad y Rusia y China vetarían cualquier moción condenatoria contra nuestro país, aunque lo van a intentar.
¿Pero qué pasaría si finalmente los locos sicópatas del Congreso, del aparataje de inteligencia y algunos militares ultrosos y el complejo militar/industrial le imponen a Obama que decrete la agresión militar a Venezuela?
Ante la amenaza yanqui ya el gobierno de Venezuela debe declarar el alerta de amarillo a rojo, comenzar a movilizar todas las fuerzas militares y declarar estado de excepción en el estado Táchira y en estado de máxima alerta el estado Zulia, porque por allí vendrán los primeros tiros de los mercenarios paracos colombianos y de otras nacionalidades con seguridad allí acantonados y esperando la orden de Uribe y otros mandos para actuar, poner en movimiento los aviones que adquirió la gentuza del petróleo. Redoblar la vigilancia y la inteligencia para detectar y neutralizar los grupos de paramilitares colombianos que están en el país. Movilizar los 350 mil hombres y mujeres de la Milicia Popular en todo el país para tiempo de guerra. Llamar a la inscripción en la Milicia y en el Ejército. Apoyarse en el pueblo y convocarlo para la defensa de la Patria. Preparar una campaña de prensa movilizadora y orientadora.
¿Ante ese giro desproporcionado desde todo punto de vista de la decisión y la política presidencial y del gobierno de los Estados Unidos del Norte declarando a Venezuela un amenaza a su seguridad, qué piensan hacer las naciones amigas de la Celac, de Unasur, del Bloque de los Países No Alineados si comienzan a producirse agresiones, bombardeos, invasión de grupos de mercenarios?
Hacia allí debe apuntar la diplomacia venezolana, ganar apoyos. ¿Accionaría militarmente Cuba, Nicaragua, Bolivia o Ecuador u otros contra los norteamericanos, cómo sería ese apoyo, sólo declarativo, a nivel de la diplomacia mundial? ¿Piensan los países latinoamericanos que una agresión a Venezuela no los va a afectar directa o indirectamente?
Nicolás Maduro lo dijo: contemos en primer término con las fuerzas de nuestro propio pueblo. Tenemos una ventaja sobre el gobierno norteamericano y su ejército: ellos nos subestiman y creen que no los vamos a enfrentar militarmente, no sólo con las fuerzas del Ejército regular sino con la guerra de todo el pueblo.
Ese super poder militar del que fanfarronea Obama ha tenido importantes derrotas militares por parte de los pueblos. La invasión mercenaria a Cuba por Playa Girón en abril de 1961, duró apenas 72 horas; con la conducción de Fidel, el Ejército Rebelde y la recién creada Milicia Popular, le infringieron la primera y humillante derrota en América al imperialismo yanqui.
¿Cuántos soldados norteamericanos murieron en Vietnam del Sur cuando ese país invadió al valiente pueblo vietnamita?
Murieron 57.685 soldados, unos 153.303 heridos y 2.500 desaparecidos.
En la guerra de Corea de 1950/1953 murieron 54.000 soldados norteamericanos
En la invasión norteamericana a la República Dominicana (1965), murieron 90 marines. yanquis a manos de los patriotas dominicanos que dirigía el coronel Francisco Caamaño.
Colombia participó en la guerra de Corea. De los 4314 combatientes colombianos que tomaron parte en el conflicto asiático, 111 oficiales y 590 suboficiales participaron en operaciones de guerra y el resto en la vigilancia del armisticio, recibiendo para el efecto el mismo entrenamiento intensivo de los anteriores. El saldo final de la guerra para el Batallón Colombia fue de 639 bajas de combate (un poco más del 15% de los efectivos) distribuidas entre 163 muertos en acción, 448 heridos, 28 prisioneros que fueron canjeados y 47 desaparecidos.