Mucho batallaron los infames para que Cuba no estuviera en el Clásico Mundial de Béisbol. Sabían que el contraste dejaría en evidencia lo que han hecho con el deporte en sus países: lo mismo que el Capitalismo hace con todo lo que toca: lo transforma en mercancía, en un vil negocio, donde lo que cuenta es lo metálico por encima de todo. Transforman bosques en billetes, almas en mercancías, vidas en ganancias, mares en charcos pestilentes, todo para que el lucro siga en ascenso.
Es por lo anterior, que el Clásico Mundial no puede ser comentado como un campeonato más. Con la presencia de Cuba, aquel torneo se transformó en una batalla entre dos culturas, dos maneras de ver el mundo, dos cosmogonías.
Por un lado, equipos de humanos lamentablemente convertidos en cosas, en mercancías, transformados en medios para obtener dinero: los cuidan, los venden, los cambian, los aseguran, les inyectan esteroides, y nos quieren hacer creer que eso es deporte. Ahora no tenemos beisbolistas, sino iconos propagandísticos de una marca de malta o de gaseosa. Los equipos se alinean en los escritorios de empresarios, al terreno entran los que convengan a la marca. Ronaldo juega aún estando enfermo: los zapatos deben salir en la final. Aquel, juega sin estar en forma, los niños deben verlo para inducirlos a tomar la gaseosa en que se convirtió. El otro, batea sin entrenamiento, su presencia aumentará la sintonía. El Cy Young sólo puede hacer 65 lanzamientos, vale mucho para gastarse en un negocio pequeño. Cuando el pelotero mercancía no sirve lo venden, total, es una mercancía, es como vender un carro usado cuando pasa aceite.
Por el otro lado, Cuba, solitaria como la estrella de su bandera, con un equipo de humanos integrados, solidarios, con sentimiento de sociedad, emocionados hasta la lágrima. Cuba, bloqueada y asediada, con su Socialismo demostrando que el humano no es una mercancía, sino que es una pasión infinita y una posibilidad formidable. Que por encima de lo material está la conciencia, que vale más que todos los millones de dólares; que Lazó picha y en cada lanzamiento va un pueblo; el cuadro hace un doble play como quien va a una batalla por la vida; un Jonrón no es un simple jonrón, es un ave que remonta vuelo hacia el futuro; una atrapada es una acción que pertenece a toda la sociedad, y un error es un error de todos. Ese equipo no sólo lleva la bandera de la patria de Martí, lleva el corazón de todos los latinoamericanos.
Cuba fue a las entrañas del monstruo y volvió, entera su dignidad y gloriosa en el Socialismo. Ganó Cuba y con ella gano la forma socialista de organizar la sociedad, ganamos todos, ganó Venezuela, ganaron los pueblos del mundo.