Fue dicho hace mucho tiempo que la guerra es la política por otros medios. Es así, política y guerra están entrelazadas en una misma acción. Las dos son expresiones de una misma causa: la lucha por el poder, la pugna de las clases.
La anterior reflexión viene a cuento porque el imperio toma dentro de su geopolítica una medida contra unos funcionarios venezolanos que luego adereza con la declaratoria de amenaza extraordinaria, lo que ha producido una reacción del gobierno que merece discusión.
La actitud del gobierno gringo se califica como preámbulo de un ataque militar, y rápidamente se ponen en marcha los ejercicios militares de defensa, la FANB se activa con vigor. Abundaron las declaraciones de guerra, de resistencia, se oyeron consignas epopéyicas, hasta se hicieron simulacros de defensa de la población civil, aullaron de nuevo las sirenas trayéndonos los recuerdos del terror de la Segunda Guerra Mundial, se vieron mujeres, hombres, viejos y niños corriendo hacia un túnel que prometía protección. No consideremos la acción desde el punto de vista propiamente militar, hablemos de sus consecuencias políticas. Veamos.
Ubiquemos el ataque gringo, estudiemos sus movimientos. Los gringos se enfrentan a un gobierno socialdemócrata que vive una dolorosa contradicción: debe mantener un discurso y una imagen revolucionarios, socialistas, y está obligado a una práctica capitalista, de democracia burguesa. Es allí que el gobierno gringo clava su cuña.
El gobierno, en la ambigüedad, pierde prestigio, apoyo, allí están las encuestas demostrándolo; está obligado a seguir las reglas de la democracia burguesa, debe ir a un diálogo con la oposición, las llamadas solidaridades de las oligarquías del continente tienen esa condición previa: solidaridad con el sistema burgués.
En los próximos meses hay una elección parlamentaria, el gobierno puede quedar en minoría en la Asamblea, trayendo como consecuencia serias dificultades para el ejercicio, cuando no el peligro de sustitución.
Está claro que la acción de los gringos tiene doble filo: por un lado puede ser un preámbulo de invasión, y por otro, con seguridad, un factor que influirá en las próximas elecciones. Ahora bien, ¿el gobierno está actuando en estos dos frentes? Creemos que no, al contrario: está poniéndose mansamente la soga al cuello.
Esos ejercicios militares, así como se realizan, tienen dos efectos posibles, los dos malos: uno, construyen una psicosis de guerra, un nacionalismo dañino o (y este es el más probable) elevan el rechazo a un gobierno que conduce a la guerra, crean miedo. Los gringos, en complicidad con sus agentes nacionales, estimularán esta segunda reacción.
Lo que se impone es dotar a la población de razones sagradas por las cuales luchar, volver al espíritu de Chávez, que la masa defienda al Socialismo en las elecciones y en la guerra porque lo perciba diferente al capitalismo, lo sienta suyo.
Una población imbuida de socialismo liberará sus potencialidades, creará formas de defensa y de ofensivas adaptadas a nuestra realidad social y territorial, los militares podrán así poner todos sus conocimientos profesionales en defensa y construcción de la Patria Socialista. Entonces, se podrá hablar verdaderamente de civiles y militares unidos, con un mismo ideal, con una misma causa.