Desde la “Doctrina Truman” y La Guerra Frìa, los Estados Unidos asumieron a todo el continente Suramericano y el Caribe, como área de influencia y “Patio trasero”. Lo hicieron bajo los principios doctrinarios de la democracia liberal pero, paradójicamente, apoyando dictaduras que le eran fieles y subalternas a sus intereses. Cuando se les recuerda ello, asumen pasar las páginas de la historia ante el sarcasmo que revela a los Estados Unidos coexistiendo,impulsando o sosteniendo feroces dictaduras en la región del Caribe, que debían su vida a la complacencia de la diplomacia continental norteamericana.
A pesar de ello, el Imperialismo norteamericano alcanzò un gran éxito publicitario y político,al identificar con la democracia su modelo para todo el continente americano. No es menos significativo el éxito si se recuerda que la democracia es uno de los grandes mitos de la historia desde la Grecia clásica y Amèrica como continente de la libertad, ante los ojos del mundo.
Siguiendo lo sarcástico de los EEUU, es bueno recordar que los términos “Banana Republic” y “Oil Republic”, no fueron inventados en San Josè de Costa Rica o en Baranquilla. Su árbol genealógico derivaba de los funcionarios del Departamento de Estado. Desde los años setenta y ochenta del Siglo XX, época de las tiranías trágicas del continente, todos estos gobiernos fueron promovidos o amparados por la diplomacia norteamericana. Dichos règimenes convivieron y alternaron con las “Democracias representativas” subalternas, en una suerte de …”come y calla”. Cuando las “democracias representativas” se consolidaron, se constituyeron como lo regímenes caracterìsticos de Amèrica Latina en contraposición a Cuba, única nación no subalterna a los intereses norteamericanos. Ante la represión, derrota y repliegue de las fuerzas de izquierda y los movimientos sociales y populares, el panorama se asomò como una paz perpetua para los intereses norteamericanos y los gobiernos subalternos.
Enfocados en cuidar e imponer sus intereses en el resto del mundo y la crisis económica y social interna, surgió sospechosamente el acontecimiento del 11 de septiembre del 2001 y un nuevo enemigo: la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico como pretexto para la intervención y la injerencia en el mundo. Intervenciones, guerras y despliegue de fuerzas militares a nivel mundial y continental. Ante un panorama incierto para el mundo, surgió en el propio “patio trasero” Hugo Chàvez y su incidencia regional y mundial que descolocò a la hegemonía imperial norteamericana.
La “democracia representativa” entra en declive y Chàvez coloca la Democracia Participativa y Protagònica como principio de una real democracia que desmonte y tienda a superar la democracia liberal norteamericana. Siendo Venezuela un país geopolíticamente estratégico para los intereses norteamericanos, ello se constituye en inaceptable para el Departamento de Estado,demócratas , republicanos y la Casa Blanca.
Estando representando el legado de Hugo Chàvez el gobierno bolivariano de Nicolàs Maduro, la respuesta de los EEUU, no puede ser otra que la injerencia y pretensión de violentar la soberanía nacional y la autodeterminación del pueblo y la nación venezolana.