Todos los mandatarios asistentes a la VII Cumbre de América (es un solo continente) acordaron que nuestras naciones deben continuar “desarrollándose”, siendo el comercio de mercancías y desarrollo de infraestructuras que faciliten ese intercambio lo prioritario para la región, según sus esquemas mentales desarrollistas. Ninguno, ninguno se paró y expresó otro paradigma de desarrollo, fundamentalmente uno divorciado del sistema capitalista de desarrollo y casado con la vida en general y la del ser humano en particular.
Así que seguiremos viendo las bondades naturales que nos ofrece esta parte privilegiada del planeta como recursos a explotar para generar mayores “riquezas” (dinero, capital). Que ese proceso lo hagamos unos de mano del Imperio Estadounidense y otros de los centros capitalistas Chino o Ruso es sólo una modalidad, el objetivo es el mismo: nosotros extraer materia prima para alimentar las fabricas contaminantes del Primer Mundo y ellos fabricando, con los insumos que les proveemos, artefactos que inundan nuestros hogares y demás espacios públicos o privados producto de la guerra de comerciales nos inundan para hacernos la vida más “civilizada”.
Extraemos de las entrañas de nuestros territorios los “recursos” que nos proveerán de divisas que necesitaremos para adquirir los artefactos que nos venden. Les vendemos la tonelada de hierro a 100 dólares para comprarles 500 palas, chícoras o machetes a razón de 10 dólares cada una. Al final quedamos debiendo (lo que llaman balanza de pagos desfavorable) y se nos presta para que sigamos consumiendo sus productos, ah pero eso sí, ahora sólo deben ser los elaborados por las empresas localizadas en el país que nos “favoreció” con sus préstamos. Eso se agradece.
Ningún mandatario, o el sistema de gobierno que representa, se ha planteado, repito, una alternativa de vida diferente a la que ofrece el capitalismo. Y eso ni en la Cumbre comandada por la OEA (valga decir Estados Unidos de América y su perrito faldero Canadá), ni en la CELAC, ALBA o MERCOSUR, para definir sólo las instituciones de ese orden que dominan nuestro continente. Definitivamente, otra alternativa de vida no está planteada en esos escenarios.
Muy a nuestro pesar, los que hablan de Socialismo y hasta del Buen Vivir, y ahora de Ecosocialismo, seguirán haciéndole el juego al capitalismo, destruyendo la Pacha Mama en nombre de la civilización. Producir, producir y más producir es la divisa. Mientras más produzcamos más desarrolladas se considerarán nuestras naciones. Mientras más elevado sea nuestro consumo per cápita más prósperos somos. La opulencia es nuestro norte.
En la VII Cumbre una vez más triunfó el capitalismo (no podía ser de otra manera); la guerra de despojo continuará con o sin decreto ejecutivo; las bases militares imperiales localizadas en “repúblicas” que hoy hablan de paz nos seguirán amenazando con la guerra; nuestras “hermanas repúblicas” que albergan, acogen y confortan a las tropas y arsenal de guerra de nuestros declarados enemigos nos seguirán hablando de paz en las conferencias de paz mientras se complotan con el Imperio para atacarnos. Colombia, Honduras, Perú y las islas caribeñas que conforman la colonia regentada por Holanda, entre otros países, son los que permiten que el Imperio establezca sus amenazadoras y bien armadas bases militares (militares, no de veraneo) preparadas para la invasión y el ataque certero contra nuestros pueblos de América.
Pero a pesar de ello seguimos estúpidamente suministrando a Colombia, vía contrabando de extracción, con participación directa desde los llenaderos de PDVSA y la custodia de la Guardia Nacional (¿y quién más si es el componente que “resguarda” nuestras fronteras?), gándolas de gasolina y lubricantes a precios subsidiados para que ECOPETROL los comercialice a otras naciones a precios internacionales; alimentos que importamos con dólares preferenciales y además subsidiados por el Estado venezolano para saciar el hambre de nuestro pueblo terminan llenando los anaqueles de sus supermercados cucuteños; recibiendo día a día campesinos colombianos desplazados por el paramilitarismo comandado por la oligarquía terrateniente goda para facilitarles el despojo de sus tierras y la infiltración de asesinos a sueldo para subvertir el orden en nuestro país; la droga sus merchantes para seguir enfermando y desviando a nuestra juventud; acogiendo parturientas colombianas en nuestro hospitales para que su prole se desarrolle en Colombia (con su idiosincrasia y sentido patrio de pertenencia neogranadina) pero con doble nacionalidad; inundando a Caracas y nuestras principales ciudades de ranchos para que la pobreza colombiana no afee Bogotá y otras muy lindas de sus ciudades; tarantines buhoneriles en medio de nuestras aceras para que sus comerciantes informales no perturben a la burguesía comerciante colombiana.
Muy a pesar de la sistemática violación de los acuerdos de Cartagena por parte del genocida gobierno hondureño seguimos suministrándole petróleo barato para beneficio y desarrollo de las empresas transnacionales que con sus maquilas inundan al país pero que en contubernio con los ejércitos colombiano e israelí continúan adoctrinando y adiestrando al genocida ejército hondureño para que afine sus métodos de exterminio de la patriótica población que aislada del resto del continente aún lucha por restaurar el gobierno que soberanamente eligió.
Le suministramos petróleo a la colonia caribeña holandesa (Aruba y Curazao) para que alimente su refinería y sume (para ellos) valor agregado a la materia prima que gozosa y religiosamente le suministramos. Islas que se alimentan con productos procedentes de Venezuela que dependen de nosotros hasta del agua que consumen y osan unirse a nuestro más sanguinario enemigo: El Pentágono. En sus bases se recrean buques artillados con armamento nuclear en pleno desafío a la prohibición de esas armas de destrucción masiva en territorio suramericano y su gobierno central se mofa del mundo entero por la condición colonial que aún impera en esas islas.
¿Hasta cuándo seguiremos haciendo el papel de estúpidos? ¿Cuándo contaremos con un gobierno que se respete a sí mismo y haga respetar por nuestros vecinos? Ojo, no estamos llamando a la confrontación con esos países pero si a jugar limpio y ser recíprocos en el trato que Venezuela siempre le ha brindado a sus Hermanas Repúblicas. Por tanto, si de reciprocidad se trata, deberíamos de exigir el cierre de esas bases militares estadounidenses prestas a atacarnos y destruirnos a cambio de las bondades que les deparamos.
En cuanto a un modelo de desarrollo para el Buen Vivir de nuestros pueblos de América, en armonía con la naturaleza que nos ha engendrado y diametralmente opuesto al sistema capitalista, necesario es abrir el debate a nivel continental, a nivel planetario, y no seguir puteando la palabra “Socialismo” y mucho menos “Ecosocialismo”. El máximo desarrollo de las fuerzas productivas que se planteó Carlos Marx a principios del industrialismo ya no tiene sentido en esta nueva época, las condiciones objetivas y subjetivas han cambiado, la lucha sigue siendo de clases pero en un plano más elevado. El Marxismo no es un recetario a aplicar, es una ciencia a desarrollar.
¡Sabino nos señaló el camino, me señalo el camino, nos señala el camino!