"El arado y el mar"

La Canciller declaró que los gringos ya no son un dolor de cabeza, ¡qué candidez!

Después de tanto grito, tanta alharaca, tantas firmas de las nuestras y del extranjero todo quedó en humo y sonrisas. La canciller declara que los gringos ya “no son un dolor de cabeza para Venezuela”, las relaciones marchan bien.

Confusa situación: las medidas de obama siguen intactas, las sanciones vigentes, la campaña contra Diosdado sigue escalando, y el gobierno dice que ya “no son un dolor de cabeza”. Entonces, ¿qué son? Ayer nomás nos iban a invadir, hasta se hicieron simulacros; hoy, palmaditas en la barriga.

Muchas preguntas quedan pendientes. ¿Qué pasó con la guerra económica? Ahora, ¿quién la dirige?, ¿dónde quedaron los ataques a los gringos, los calificativos de enemigos de la humanidad?, ¿ya no lo son más?; ¿cuánto falta para que suelten al “monstruo de Ramo Verde”?, ¿cuánto falta para que deje de ser monstruo y se convierta en comparsa democrática?, ¿cómo queda la credibilidad del gobierno, su poder de convocatoria? Son preguntas de difícil respuesta. Raro este gobierno que no tiene enemigos; o es tonto o es un fenómeno histórico, construye el Socialismo sin enemigos.

¿Cómo explicar la conducta del gobierno? Veamos.

La única explicación que cabe es el abandono del rumbo al Socialismo. La hegemonía de la ideología socialdemócrata convirtió al gobierno en un pragmatismo sin estrategia, sin principios. Vive al día, no tiene visión hacia el futuro ni memoria histórica. Lo que dice ayer, hoy no cuenta; lo que promete para mañana, es palabra vacía. Sólo importa acostarse en cama oficial y despertarse todavía en ella, ese es el triunfo del pragmático, que no lo saquen en pijama en la madrugada, cada día sobrevivido es un triunfo.

Por esa vía no puede haber continuidad, principio. Todo es negociable. El campo de maniobra es inmenso, el discurso amplio. Sin embargo, se carece de vigor, de vértebras, no se camina, se dan tumbos como una gallina despescuezada; se mueve pero no va para ninguna parte, bate duro, pero contra nadie.

Da pena propia (no ajena) el comportamiento de este gobierno; lo sentimos como si fuésemos nosotros, nos avergüenza. Pero no se trata, principalmente, de sentimientos, que ya sería bastante. El asunto es que este gobierno, que es nuestro por mandato del Comandante, se debilita con estas actitudes, lanza por la borda el legado heroico que heredó, se desdibuja. Y de esa manera abre las compuertas del futuro al fascismo. Y un día nos encontraremos con que los gringos sí son dolor de cabeza para nosotros, pero nadie nos creerá. La derecha extrema y no tan extrema, que son la misma, ya lo comprobaron en Abril: nos perseguirá, y el mundo se asombrará de lo pendejos que fuimos.

¿Cómo podremos, entonces, ver hacia el Cuartel de la Montaña, profanado, violado por la caterva fascista? ¿Cómo, quién, entregará cuentas al Comandante? ¿Quién le explicará que la hermosa Patria que nos dejó cayó mancillada por los que ingenuamente creímos nuestros amigos? ¿Por que no oímos sus enseñanzas antiimperialistas y las convertimos en paja útil sólo para discursos?

El antiimperialismo no es una moda ni una conveniencia. ¡Antiimperialistas, siempre! ¡Anticapitalistas, siempre! ¡Socialistas, siempre! ¡Chavistas, siempre!



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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