Es verdad de Perogrullo que la transnacional Exxon Mobil tiene la vista puesta sobre el petróleo venezolano y su reserva, estimada como la más grande del mundo. Quizás muy discretamente estén enfocando su mirada, en la actualidad, hacia la faja ubicada en el Orinoco. Pero, la verdad verdadera es que quieren volver a ser dueños de lo que nos hicieron creer era bitumen, para que lo despreciáramos o no nos importase venderlo a precio de hulla.
¿Por qué la mirada de la Exxon se centra hoy en el sur de nuestro país y en esa faja, en particular? Pues porque la Exxon Mobil, como transnacional petrolera, vanguardia en este rubro energético, no es ajena a los planes que política y militarmente se manejan desde el Pentágono para acabar con la democracia venezolana y con la Revolución Bolivariana y Chavista y el gobierno que lidera nuestro camarada Nicolás Maduro.
Estados Unidos de norteamérica, como centro del imperio en materia de dirección orquestal de Estado capitalista, que se mueve para todas sus acciones en una combinación, equilibrada en "laboratorio", del consenso y la represión, agota su paciencia frente a un pueblo al que considera muy seriamente como "amenaza inusual y extraordinaria" contra el Departamento de Estado y por tanto lanza un decreto que -por ahora- tiene carácter mediático mientras analiza los movimientos y respuestas de su enemigo "inusual y extraordinario".
Es decir, las transnacionales, Exxon, el Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA, forman parte de una totalidad que ataca a un enemigo, de visión y conciencia proletaria, que bajo la denominación de Revolución Bolivariana y Chavista, construye su independencia definitiva y la Patria socialista. Pero, es más, esa totalidad del capital observa desesperada la proliferación de pueblos que por Nuestramérica y el mundo, comienzan a despertar y organizarse en paz, pero con soberana contundencia, para avanzar en el terreno antiimperialista de la liberación y el socialismo.
Por eso mismo observamos como esa misma Exxon y el imperio estadounidense en su conjunto, atacan de manera simultánea a la hermana República de Ecuador, a su proceso de Revolución ciudadana y a su presidente Rafael Correa, por cuanto representan en el cuadro de lo expresado, en función del empuje hacia el mundo nuevo y posible.
Es verdad de Perogrullo, entonces, que la entrada de Guyana en los movimientos guerreristas del imperio, a través de las transnacionales, sus pretensiones de asfixia económica contra nuestro país y el despliegue mediático justificador de esas mismas acciones -creando un clima de aceptación de las ellas mediante la manipulación simbólica-, no formen parte de los mismos fines y de la misma operación de cerco y aniquilamiento que se pretende contra la Revolución Bolivariana y Chavista, contra su pueblo protagonista y participativo y, finalmente contra su memoria y legado.
Guyana estrena desde hace poco más de un mes un gobierno derechista, abiertamente proimperialista y servil de las transnacionales, especialmente de la Exxon, por lo que no es de extrañar que el ultraconservador militar retirado, David Granger, aprezca abrúptamente en el cuadro de ataques por difrentes flancos contra Venezuela y su proceso revolucionario, queriendo mostrar una dentadura belicista reforzada por los perros de la guerra que, finalmente, tendrían su importante cuota petrolera en el haber y en el control capitalista del mundo.
La Red internacional de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, acaba de alertar y exigir, desde la Cumbre de Los Pueblos, relizada en paralelo a la del Celac-UE, a través de su Declaración de Bruselas, "el respeto de Chevron a la soberanía de Ecuador y que asuma la responsabilidad por el ecocidio que causó en la Amazonía" así como "la no intromisión de Exxon en los mecanismos de resolución de diferencias entre Guyana y Venezuela".
En fin. Se prenden las alarmas y desde la vigilia popular a todos los movimientos del imperio, de sus transnacionales y de los gobiernos serviles que les apoyan, hay un desenmascaramiento de la totalidad de sus acciones, en las que, con la vista sobre el pueblo de Venezuela y la Revolución Bolivariana y Chavista, la Exxon y el lenguaje belicista de Guyana, forman parte de una misma estrategia para ponerle sus garras a la faja del Orinoco y desmantelar nuestro camino soberano hacie la libertad, la independencia definitiva y la Patria socialista.