El interés por acabar con la Revolución Bolivariana y Chavista ha llevado a la Exxon Mobil y, en general, a las transnacionales del gran capital internacional, junto a sus estrategas y operadores políticos del imperio yanqui, Departamento de Estado, Pentágono y CIA, a querer regresar el sistema público de salud venezolano, que se construye, especialmente desde 2003, por iniciativa y liderazgo del Comandante Hugo Chávez, a su etapa lastimera y moribunda que la condujo a Terapia Intensiva (UTI).
No miento ni exagero. El sistema bolivariano de salud pública, erigido en paralelo a la heredada vieja estructura inútil y burocrática, diseñada por los gobiernos puntofijistas de las más de cuatro décadas de gobiernos iniciados a comienzos de los años 60, está siendo atacado y se le quiere dar un golpe artero que lo desmonte y lo regrese al nefasto período en el que enfermarse era para ricos dotados de grandes y escasas pólizas de seguro.
La guerra económica, desatada por el imperialismo contra Venezuela, para dar al traste con nuestra soberanía, revolución independentista y construcción de la Patria socialista, incluye labores de infiltración, saboteo, ataques, hurtos o daños en equipos o instalaciones de infraestructuras de servicios de salud, construidas o refaccionadas durante los gobiernos bolivarianos iniciados desde 1999, así como la “compra” de conciencias en personal de salud en general, que se prestan a boicotear las líneas de emancipación y de servicios humanitarios, no mercantiles ni mercantilistas, en salud pública.
Es oportuno recordar a grandes guerreras y guerreros patriotas en el campo de la salud en nuestro país, como los médicos José María Vargas, José Gregorio Hernández o Jacinto Convit –por mecionar tan sólo algunos- o los contemporáneos Arnaldo Sánchez y Pedro Vicente (PTT, también vocalista y guitarrista de la legendaria banda de rock “La misma gente”) Lizardo, coautores del libro Crónicas oscuras de un hospital venezolano (Caracas 1994) y abnegados profesionales cuyos servicios fueron prestados, infaltablemente, solo en centros públicos de atención.
Mención que hacemos, de manera particular, para resaltar que la decisión de Estado que asume el -para entonces- presidente y Comandante Hugo Chávez de crear, en 2003, la Misión Barrio Adentro, primero para la atención primaria e inmediata en barriadas y campos del país, de toda la población, tiene por fin prioritario el cambiar culturalmente la cosmovisión y valores capitalistas que hacen de la salud un sistema mercantil. Luego para la atención, diagnósticos y rehabilitación en diversas áreas terapéuticas, hasta llegar a la construcción de grandes centros especializados y de servicio Nuestroamericano como el Instituto Cardiológico Infantil “Gilberto Rodríguez Ochoa”.
Hoy, cuando se avecina un proceso electoral para la escogencia del parlamento a la Asamblea Nacional, nuevamente el desespero, la conspiración y el golpismo, cierran filas junto a la maltrecha derecha venezolana, intentando un nuevo zarpazo contra nuestra Revolución. Uno de los flancos de ataque, sobre los cuales se centra el objetivo destructor de la contrarrevolución, es precisamente el de la salud. Desmontar el sistema de salud levantado por la Revolución Bolivariana y con el liderazgo del Comandante Hugo Chávez, es tarea en manos de una eventual Asamblea conformada por mayoría parlamentaria de la contrarrevolución.
Por eso, nuestra batalla actual, esta Santa Inés de 2015, no puede admitir opción de ningún tipo. Necesario es vencer. Necesario es obtener una Asamblea de patriotas, dispuestas y dispuestos a fortalecer la Democracia participativa y protagónica, que refuerce la legislación para el nuevo Estado, de transición definitiva hacia la independencia definitiva y la Patria socialista.